Apuran cambios en la venta de futbolistas

En un intento por regular intereses muchas veces encontrados, el gobierno se dispone a modificar los márgenes de ganancia de jugadores, clubes y contratistas.

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Por Sebastián Panzl - spanzl@elpais.com.uy

Un uruguayo hizo un gol en el fútbol de Qatar y otro se destacó en Grecia mientras que los diarios deportivos chilenos criticaron la mala actuación de un arquero oriental que llegó a ese país este año. La emigración de futbolistas locales, incluso hacia los destinos más exóticos, se ha consolidado en los últimos años generando un atractivo negocio que tiene como protagonistas a contratistas y clubes, además de los propios jugadores.

Los bajos salarios que paga el fútbol uruguayo respecto a otras ligas del mundo hizo que 107 deportistas emigraran el año pasado. Clubes de Argentina, España, Italia, México, Brasil y Chile figuran entre los principales compradores.

De todos modos, 2009 no fue uno de los mejores años para el negocio de las transferencias dado que Europa redujo fuertemente su demanda ya que la crisis económica que vive el continente también afectó a sus clubes. En 2008 habían sido 127 los futbolistas que dejaron el país, un 19% más que el año pasado.

Para atender las ambiciones de los jugadores de ganar más y participar en las grandes ligas del mundo, es que surgieron los contratistas, quienes se encargan de conseguir los compradores y negociar los contratos a cambio de un porcentaje del pase, desarrollando una actividad que el gobierno pretende regular fuertemente en poco tiempo.

Entrada en vigencia la reforma tributaria, la normativa impone que estos empresarios deben abonar en impuestos 12% de la comisión que cobran. En 2009, la Dirección General Impositiva (DGI) percibió US$ 1,7 millones por esos tributos, según datos aportados a El Empresario por el órgano recaudador. Eso implica que el negocio para estos intermediarios durante el año pasado ascendió a los US$ 9,5 millones de acuerdo a lo que tributaron. De todos modos, los ingresos tuvieron una caída de 35% respecto a 2008 dado que ese año los contratistas habían facturado US$ 14,4 millones.

Más allá de la coyuntura que afectó el negocio (también incidió el tipo de cambio al igual que a todo el sector exportador), la cantidad de transferencias sufrió una fuerte caída luego que Francisco Casal decidiera dejar de hacer negocios desde Uruguay tras el embargo efectuado por DGI por supuesta evasión fiscal. Desde hace más de dos años "Paco" dejó de "exportar" desde Uruguay.

Las nuevas reglas del juego

Cada negociación es un mundo aparte. Cuando un jugador está a la venta, son los clubes quienes fijan un precio tentativo al que aspiran hacer el negocio y allí entra el contratista a buscar equipos interesados. El estatuto del futbolista establece que éste debe percibir 20% del monto total del pase, pero es muy frecuente que sean persuadidos a abandonar ese monto a cambio de que se concrete la transferencia y se garantice un mejor salario en el futuro.

FIFA reconoce que un 10% del pase corresponde al contratista aunque muchas veces las condiciones de negociación los lleva a recibir montos muy por encima de ese parámetro, incluso superando al ingreso de los clubes por la transacción. Sin embargo, el gobierno está decidido a que esto no suceda más y próximamente tendrá una fuerte intervención sobre el tema luego que se apruebe un proyecto de ley que volverá a presentar ante el Parlamento, donde el oficialismo tiene mayorías.

La iniciativa del Poder Ejecutivo ya estuvo en el debate legislativo el año pasado pero como la legislatura terminó deberá ser presentada nuevamente. El director nacional de Deporte, Ernesto Irurueta, informó a El Empresario que el proyecto reingresará en carácter de "urgente" al Parlamento a la espera de su aprobación. Los cambios que propone la iniciativa representan profundas modificaciones a las reglas de juego actuales del negocio y busca evitar "un enriquecimiento indebido al intermediario" que "distorsione el precio justo" que deben recibir las instituciones y los futbolistas, según se expresa en el proyecto.

Concretamente, intenta garantizar que los mayores ingresos de una transferencia sean para el club y establece que la institución deberá recibir más de lo que perciban el jugador y el contratista sumados. Es decir, el club deberá obligatoriamente percibir más del 50% del pase. Pero también busca ofrecerle garantías a los jugadores y establece que la contraprestación que el deportista recibirá también deberá ser será mayor a la del empresario.

El gobierno busca garantizar ingresos a los clubes por entender que son éstos los que realizaron la inversión en formación, aunque los planes generan dudas a algunos contratistas. Si bien hay casos de estrellas uruguayas requeridas, los empresarios que se dedican al fútbol defienden su participación en el negocio argumentando que los grandes clubes del mundo no están mirando hacia Uruguay y que muchos de los pases se concretan gracias a sus contactos. Alegan que la creciente oferta dificulta cada vez más la venta de un jugador.

El oficio

Tener llegada a los dirigentes de los clubes, hacer lobby y contar con olfato para diferenciar a los buenos jugadores de los mediocres son los principales atributos que debe tener un contratista. Como en cualquier otro negocio, los empresarios deben hacerse del "producto" y las claves están tanto en las recomendaciones que reciban como en la visita a las prácticas de las inferiores. Cada vez desde más chicos, los deportistas y sus familias son abordados por los contratistas y escuchan hablar del sueño de Europa y los grandes estadios. A los 13 o 14 años, los que prometen tener futuro ya cuentan con alguien que los representa y la mayoría de los contratistas firman con sus padres un poder en el que delegan decisiones. De todas formas, esos contratos tienen una vigencia máxima de dos años.

En una primera etapa, el empresario debe arriesgar e invertir en el jugador sin tener la certeza de cuál será su futuro. A veces, la ayuda consta simplemente de asegurarle los zapatos de fútbol, ropa deportiva para el año y viáticos para ir a las prácticas, aunque hay casos en el que llegan a darle autos y apartamentos. Los contratistas consultados no arriesgaron un precio promedio de venta de un jugador uruguayo aunque hubo quién afirmó que se sitúa en unos US$ 150.000. En tal caso, el negocio movió el año pasado unos US$ 16 millones.

Los precios son muy variantes: hay desde préstamos sin costo, pases de US$ 20.000 y hasta excepciones que superan los US$ 5 millones. A pesar de ser un mercado pequeño, los contratistas coinciden en que el jugador uruguayo logró reconocimiento internaconal.

A Varias Puntas

- La última palabra ante la realización de un pase la tiene el jugador. Un caso paradigmático fue el de Mauricio Pereyra que rechazó una tentadora oferta de Rusia y decidió quedarse para jugar el mundial Sub 20.

18 - años debe tener el futbolista para poder se transferido al exterior. Esto rige desde que en octubre del año pasado la FIFA aprobó una norma que prohibe los pases de menores.

- Además de cobrar una comisión del pase al exterior, muchos contratistas hacen acuerdos para recibir un porcentaje del salario del jugador a futuro. Generalmente reciben 10% del sueldo a partir del segundo año de actividad del futbolista en el nuevo club.

40 - son los jugadores uruguayos que militan actualmente en Argentina. En tanto, en España hay 35 fichados por algún club de esa liga mientras que en Italia son 36 los uruguayos que juegan el Calcio.

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