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El impuesto que le ganó a Napoleón se ajusta: el IRPF

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Los cambios en el IRPF están basados en dos puntos: una suba de tasas y una modificación en el criterio para las deducciones. Este último, es el más cuestionado por romper un objetivo del impuesto, pero el afán de recaudar todo lo puede: son US$ 99 millones.

Siendo presidente, el hoy senador José Mujica, el uruguayo más conocido en todo el mundo a la par del mejor futbolista, promediaba 2.500 segundos diarios en los informativos de televisión. En cuatro días, el ajuste fiscal anunciado por Danilo Astori tuvo 21.000; 5.250 un día, 5.250 otro, y otro, y otro… Es un número, como los que tuvieron que hacer los uruguayos calculando cómo iban a ser afectados por los cambios en el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) los que ganan a partir de $ 33.401 nominales. Los que no llegan a esa cifra, y no se ven afectados, respiraron aliviados. Aunque luego no tanto, al enterarse que el gobierno también ha cambiado la forma de computar las deducciones (lo que se puede descontar del impuesto), y terminarán pagando algo más de IRPF.

Este tributo, recaudó en 2015 US$ 1.489 millones (el 14,8% de todos los ingresos de la Dirección General Impositiva —DGI— y el segundo que más aportó).

Entre el ruido de cacerolazos, descargos en Facebook y explicaciones sobre las explicaciones, nuevos cálculos se fueron sumando con el correr de la semana. Que el Estado debía recuperar US$ 476 millones, de los que las modificaciones de los impuestos darían una entrada de US$ 351 millones y la baja del gasto los otros US$ 125 millones. Que solo por el uso de tarjetas de débito para bajar el IVA el Estado renuncia a cobrar US$ 50 millones por año, sin embargo el monto crece a US$ 80 millones si se tienen en cuenta las tarjetas de crédito (ver página A4). O cómo perturbaría los números si hubiese más franjas de IRPF. Pero el lunes, cuando el ministro de Economía dio una conferencia de prensa, hubo una palabra que apareció como letra chica y con los días cobró fuerza: deducciones.

Al IRPF vigente, ese impuesto que afecta directamente a los ingresos de las personas, se lo conoce como "dual a la uruguaya". Toma su diseño de los países nórdicos al tratar de forma separada las rentas del capital (categoría I) de las provenientes del trabajo (categoría II). La "uruguayez" está en que en el diseño original la tasa máxima del IRPF (25%) era igual a la tasa del Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE). En los países nórdicos la tasa máxima del IRPF está en torno a 50% y la del IRAE en 25% y eso puede generar que cuentapropistas "disfracen" rentas obtenidas del trabajo como empresariales para pagar menos.

Sin embargo, en 2012 en Uruguay se creó una tasa más alta de 30%, que ahora pasará a 34%, rompiendo esa idea original.

Además admite pocas deducciones y establece un mínimo no imponible tal (actualmente en $ 23.380) que deja fuera del impuesto a un alto porcentaje de la población. Con datos a 2014 de la Dirección General Impositiva (DGI) el mínimo deja exonerados del IRPF al 62% de los uruguayos que percibían rentas del trabajo.

La contradicción.

Otro aspecto del IRPF es que es un tributo "progresional", que busca que quien tiene mayor capacidad de contribuir, efectivamente lo haga.

Por eso utiliza franjas de tramos de ingresos que pagan diferentes tasas. Por la franja de $ 23.281 a $ 33.400 se paga 10%, por la que va entre $ 33.401 y $ 50.100 paga 15%, por la que va entre $ 50.101 y $ 167.000 paga 20%, por la que va entre $ 167.001 y $ 250.500 paga 22%, por la que va entre $ 250.501 y $ 384.100 paga 25% y para el ingreso que supera $ 384.100 paga 30%. El cambio propuesto por el gobierno implica que la tasa de 10% no se toque, que la de 15% pase a ser de 18%, que la de 20% pase a 23%, que la de 22% pase a 26%, que la de 25% pase a 29% y que la de 30% pase a 34%.

Esas tasas se van pagando por cada tramo de ingreso. Es decir, Juan que gana $ 40.000 por mes no es que pague 15% por todo ese monto. Sino que, por los primeros $ 23.280 no paga nada (mínimo no imponible), por los siguientes $ 10.120 paga el 10% ($ 1.012) y por los $ 6.600 restantes paga el 15% ($ 990). Esa forma de ir capturando cada tramo del ingreso con diferentes tasas es lo que da la "progresionalidad".

Pero además, tiene deducciones, o sea puede descontar algunas cosas: los aportes jubilatorios, el pago al Fonasa y por hijos a cargo, entre otros aspectos.

Para calcular esas deducciones se utilizan las mismas tasas del impuesto. Esto, es las que suman entre $ 0 y $ 10.020 descuentan el 10% de eso del pago de IRPF, si suman entre $ 10.021 a $ 26.720 descuentan el 15% de eso y así sucesivamente. Así, Juan que gana $ 40.000, puede descontar $ 7.800 (teniendo en cuenta solo aportes jubilatorios y Fonasa), lo que llevado a la tasa del 10%, da $ 780. Eso se lo resta a los $ 2.002 que le daba a pagar y queda que abona $ 1.222 por mes por IRPF.

Sin embargo, uno de los cambios más cuestionados que introduce el gobierno es modificar ese esquema de deducciones. Si se aprueba el proyecto tal como está, todas se liquidarán al 8%. Eso implica que Juan, en vez de poder descontar $ 780, va a poder descontar $ 624, por lo que va a pagar $ 156 más por mes solo por el cambio en las deducciones, sin tener en cuenta que además una parte de su ingreso tributará al 18% en vez de al 15%.

Para el economista de CPA Ferrere, Gabriel Oddone, este cambio "probablemente mejore la equidad vertical, en el sentido que las personas que más contribuyen, van a terminar teniendo los mismos niveles de deducciones que las personas que tienen bajo nivel contributivo".

Sin embargo, "desde el punto de vista de la equidad horizontal tiene diversos problemas, porque con el mismo ingreso las personas con más hijos al final del día van a tener menos posibilidades de deducir que una persona que no tiene hijos", agregó. Con eso se vulnera uno de los objetivos del impuesto: la equidad. Los ejemplos son contundentes. Pero además, aquellos que ganan entre $ 30.000 y $ 33.400 y que no pagarán más por cambio de tasas (se mantiene en 10%), sí pagarán más por la modificación a las deducciones.

Según cálculos del gobierno, las modificaciones en la categoría II del IRPF (rentas del trabajo) le reportarán US$ 283 millones, sin discriminar cuánto es por los cambios en tasas y cuánto por cambios en las deducciones.

La consultora CPA Ferrere estimó que las modificaciones al IRPF categoría II aportarán US$ 269 millones, de los que US$ 169,9 millones provienen del cambio en las tasas y US$ 99,2 millones del cambio en las deducciones.

La explicación del cambio de criterio en las deducciones es que "acá lo importante es recaudar", indicó Oddone.

Ya el año pasado, la consultora KPMG había señalado que "los países están intentando ampliar su base fiscal e intentando reducir las deducciones". La advertencia, basada en datos de 145 países, daba a entender que en este próximo lustro habrá "más cambios impositivos" que en todos los últimos cinco años.

En 2015 la tasa máxima de IRPF fue de 31,53% promedio a nivel mundial, medio punto más que en 2008. Uruguay estaba por debajo de esta media, con un 30%, pero con el anuncio del gobierno superará este umbral.

Los países con mayores tasas de IRPF son Aruba (58,95%), Suecia (57), Dinamarca (55,41%), Finlandia (52,35%) y los Países Bajos (52%). La incidencia de los Estados nórdicos hace que Europa tenga un promedio de impuesto directo a los ingresos 37,94%, todavía por encima de Uruguay.

En la región, Chile es quien tiene la tasa más elevada, con 40%. Le sigue Argentina (35%), Venezuela (34%) que quedará empatada con Uruguay, y Brasil (27,5%). En América hubo pocos retoques al IRPF en el último año: Estados Unidos continúa con un promedio de 39,5% y Guatemala sigue siendo el país con la tasa más baja: 7%.

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Historia.

El IRPF en Uruguay es "joven", ya que rige desde julio de 2007. Pese a que aún no llegó a una década de vida, ya ha sufrido un par de cambios (se creó una nueva tasa, se dio la opción de declarar como núcleo familiar y ahora se cambian casi todas las tasas y el esquema de deducciones). Previamente, Uruguay lo tuvo entre 1960 y 1973, pero no contaba con una administración capaz de gestionarlo y tenía muchas perforaciones, por lo que recaudaba poco. En 1982 y hasta julio de 2007 estuvo el Impuesto a las Retribuciones Personales (IRP). Este tributo gravaba exclusivamente a los sueldos y no tenía en cuenta la capacidad contributiva.

Pero, el IRPF no es algo nuevo en el mundo. "Desde su primera implantación oficial, en Inglaterra en 1799, ha sido abolido y reimpuesto varias veces en diferentes formas en diferentes países durante los siglos XIX y XX", señalaron Alberto Barreix, líder técnico fiscal en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el economista Jerónimo Roca, en el artículo Arquitectura de una Propuesta de Reforma Tributaria.

Según la historia, "el impuesto a la renta británico, aprobado por el Parlamento persuadido por el ministro William Pitt ("El Joven") derrotó a los ejércitos napoleónicos que se pertrechaban con poco más financiamiento que el derivado de sus conquistas. En efecto, desde su implantación en 1799 y su ajuste en 1803 hasta 1816, el tributo llegó a rendir un 28% extra de recaudación durante los años más duros de la guerra contra Francia —a una tasa de 10%—, recordaron Barreix y Roca. En 1816, no solo fue derogado sino que se ordenó eliminar todos sus registros.

"En definitiva, el impuesto proporcional fue percibido como justo ya que representaba un medio para conseguir un bien colectivo: financiar la guerra. Además, se vio favorecido por una evolución institucional de representación, el Parlamento, que no solo dirigía las finanzas públicas sino que controlaba jerárquicamente a la administración, representada por el ministerio de finanzas y una eficiente (y creciente) burocracia que administró con ecuanimidad. Ambos factores contribuyeron a lograr un alto grado de cumplimiento voluntario", explicaron.

"Como los antiguos griegos, los filósofos del Siglo de las Luces consideraban justo que un impuesto gravara proporcionalmente a los ingresos y la riqueza, sin otra excepción que los verdaderamente pobres", añadieron los expertos.

Una de las críticas que se le hace en Uruguay al tributo es que el peso mayor recae sobre los sueldos y que el sueldo no es "renta". Barreix y Roca indicaron que "si bien los salarios constituyen una importante base del impuesto en todo el mundo (entre el 50 y 70%), también es cierto que con un buen diseño —mínimo alto y deducciones apropiadas— los sueldos gravados son los percibidos por los estratos más ricos". Según datos de DGI a 2014, el 62% de la recaudación del IRPF descansaba en el 27% de las personas con mayores ingresos que pagan el impuesto.

"Este tributo ha predominado en todo el siglo XX, el período de mayor crecimiento económico y avance democrático de la historia, pero, a la vez, el período histórico de mayor (y creciente) desigualdad. Por ello, al ser el único tributo con capacidad redistributiva relevante, su futuro a mediano plazo está asegurado en las finanzas públicas mundiales como factor principalísimo de cohesión social", concluyeron Barreix y Roca.

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La cara más feliz de la moneda: el recorte.

A nadie le gusta que le toquen el bolsillo. Esa fue una de las frases más repetidas por estos días y una de las críticas que recibió el anuncio del gobierno. Sin embargo no todo es impuesto. Danilo Astori pretende "limpiar los ingresos a la Administración Central". La medida consistirá en que cada tres funcionarios que egresan (por renuncia o jubilación), ingresarán solo dos nuevos. Además, Astori deseó que la reforma de la Caja Militar se vea concretada en 2016. Esta Caja exige una asistencia de US$ 400 millones al año, lo que "excede largamente las posibilidades de Uruguay". Y, por último, el ministro pidió una mejora en el manejo de las empresas públicas.

Las empresas también tienen que ajustar sus cuentas.

Con tono monocorde y pausado, el ministro de Economía, Danilo Astori, anunció el lunes los cambios fiscales que el gobierno pretende incluir en la próxima Rendición de Cuentas. Si bien el IVA y el IRPF se llevaron buena parte de la atención, hubo otro impuesto que sufrió modificaciones significativas: el IRAE. A partir de los cambios anunciados, se elimina la deducción de sueldos fictos patronales para empresas cuyos ingresos anuales superan los US$ 425.000. A este impuesto que grava al 25% la renta anual de las compañías, las sociedades personales y unipersonales "pueden deducir la base tributable al mismo monto ficto sobre el cual realizan su aportación al BPS e IRPF a condición de prestación de servicios", explica el contador Félix Abadi. Con el anuncio las empresas referidas tendrían una carga adicional de $ 40.000 por año. El otro gran cambio es la fijación de tope anual a la deducción de pérdidas fiscales de ejercicios anteriores en liquidación del IRAE. Además del tiempo, ahora pasa a importar que las deducciones de pérdidas no superen el 50% de la renta neta. Esto, según Abadi, puede "desalentar proyectos de larga maduración".

Rebaja del IVA costaría US$ 80:

Cuando no se llega a fin de mes, hay dos opciones: aumentar los ingresos o reducir los gastos. Quizás sea tiempo de buscar un trabajo nuevo, vender la loza de la abuela o dejar de ir a pilates. A gran escala los Estados tienen que hacer cuentas similares. Si la idea es agrandar la entrada rápida de dinero, en Uruguay las dos vías más rápidas son el aumento de las tarifas o de los impuestos. Y si se opta por los impuestos, los dos caminos más rápidos y efectivos son el IRPF o el IVA.

Hay una decisión política, fundada técnicamente, de no aumentar el IVA. Desde el gobierno se explicó que un incremento de este tributo afectaría por igual a toda la población, perjudicando a los más vulnerables, y además podría reducir el nivel de consumo que ya está estancado y es uno de los motores de la actividad.

En cambio, como forma de "aliviar" en algo la suba del IRPF, el gobierno optó por rebajar dos puntos de IVA adicionales para pagos con tarjeta de débito a partir de enero de 2017. Actualmente, ya las tarjetas de débito rebajan 3 puntos de IVA (serán 2 a partir de julio) cuando se paga con ellas. El equipo económico estimó que por eso perderá unos US$ 50 millones de recaudación.

Sin embargo, el proyecto final incluiría la reducción de dos puntos de IVA para pagos con medios electrónicos en general, lo que incluye también a las tarjetas de crédito, dijeron a El País fuentes del gobierno. Eso hará que el costo de la medida para las arcas del Estado sea de US$ 80 millones, agregaron.

El IVA es el impuesto que más recauda para la Dirección General Impositiva (DGI). El año pasado sumó US$ 5.011 millones, el 49,8% de todos los ingresos que obtuvo la DGI. Con una tasa básica de 22% (20% si se paga con tarjeta de débito), Uruguay es uno de los países que tiene el IVA más alto en la región y también está entre los mayores a nivel global .

El IVA grava la circulación interna de bienes, la prestación de servicios dentro del territorio nacional, la introducción de bienes al país y la agregación de valor originada en la construcción realizada sobre inmuebles. La tasa básica que paga la gran parte de esos bienes y servicios es de 22%. Pero, hay otra tasa mínima, de 10%, que pagan algunos alimentos considerados básicos como el pan blanco común; el pescado, la carne y menudencias, frescos, congelados o enfriados; aceites comestibles; azúcar; yerba; café; té, entre otros. También algunos servicios, como el transporte terrestre de pasajeros.

AJUSTE FISCALFABIÁN TISCORNIA / TOMER URWICZ

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