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(Otra) Alerta amarilla

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La inquietante situación que atraviesa el país no se explica solo por el desmanejo financiero de la "era Mujica". Hay otro factor clave que quedó explícito con dos artículos interesantes publicados este lunes por El País; el cambio de signo en el comercio internacional y el impacto negativo que está teniendo el Mercosur para Uruguay.

Lo primero tiene que ver con las negociaciones en curso para formar macrobloques comerciales a nivel global, en las que destacan las que llevan adelante la Unión Europea con Estados Unidos y la Asociación Económica Regional Integral entre los 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Australia, India, Nueva Zelanda, China, Japón y Corea del Sur.

En Uruguay, se habla poco de estos acuerdos en marcha, pese a que los mismos pueden tener un impacto definitorio para el futuro del país.

Se trata de acuerdos que alcanzan por un lado a los principales compradores de productos uruguayos, y por otro a nuestros primeros competidores. Por poner un ejemplo, Uruguay puede exportar carne a China la cual ingresa con un precio que paga un arancel, pero que es competitiva porque además de sus ventajas naturales para producir ese producto, sus grandes "rivales" en el rubro también lo pagan. Ahora bien, si cliente y competidor firman un acuerdo y el segundo ya no debe pagar más ese arancel, nuestro producto queda totalmente fuera de competencia.

Esto fue lo que pasó de hecho con Corea del Sur, que tras años de negociaciones durísimas abrió su mercado a la carne uruguaya, pero un Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado poco antes con la Unión Europea hizo que comparativamente nuestro producto quedara fuera de mercado.

La segunda noticia inquietante fue la que informaba sobre la degradación interna que padece el propio Mercosur, fundamentalmente por la miopía y las prácticas proteccionistas de Argentina. Según se informaba allí, las exportaciones de Brasil a ese país cayeron casi 5 mil millones de dólares el año pasado, y las de Uruguay casi 100 millones. Esto debido a que como Argentina tiene severos problemas financieros, y ante la imposibilidad de pedir préstamos en el mercado global, su única chance de recuperar reservas es mediante un superávit comercial que consigue frenando las importaciones. Lo que se dice un socio encantador.

Pero como si eso fuera poco, la mentalidad retrógrada y nacionalista mal entendida que gobierna ese país ha hecho que el Mercosur no haya podido en años firmar ningún acuerdo comercial con ningún bloque importante a nivel global. De hecho el tan anunciado TLC con la Unión Europea sigue durmiendo el sueño de los justos debido a la terca oposición argentina. Algo parecido ocurrió con una propuesta de Corea del Sur, o incluso de los Estados Unidos.

De más está decir que esta situación es insostenible. En momentos en que el precio de los productos que exporta el Mercosur están cayendo en forma significativa, y cuando las economías del bloque muestran un enlentecimiento importante, la búsqueda y consolidación de ventajas comparativas a la hora de exportar se vuelve una cuestión de vida o muerte. Es vital que el bloque, o en su defecto los países en forma individual, salgan al mundo a negociar mejores condiciones para ingresar a los mercados.

Lo increíble es que haya gente que ante este panorama mundial, todavía se resista a aceptar la realidad y pretenda que sigamos atados al capricho de algún vecino que sigue creyendo que el encerrado en sí mismo está en condiciones de sobrevivir en el mundo de hoy. Y que para sostener esta postura irreal se deje arrastrar por discursos ideológicos absurdos y panfletos paranoicos que sostienen que los acuerdos comerciales están diseñados por los "poderosos" para sojuzgarnos. ¿Acaso China no se convirtió en la segunda potencia del mundo abriendo su mercado y comerciando con todo el que quisiera?

La difícil situación que atraviesa Brasil hace que hoy su dirigencia tenga claro donde está la raíz del problema y las medidas que debe tomar para solucionarlo. Es clave para Uruguay subirse a ese "estribo" y salir a pelear por el mundo mejores condiciones para nuestros productos. El panorama ya no está como para seguir esperando y las consecuencias de no tomar decisiones serias en este sentido, pueden ser trágicas.

Editorial

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