Corre presurosa a campo traviesa, aunque con dificultades, porque un accidente obligó a cortarle una pata delantera. No es de raza, ni ha recibido adiestramiento alguno, pero su porte presenta una imagen altiva y alerta, similar a la de los soldados cuando desfilan.

La perra es negra, de patas blancas y algo diminuta.

Forma parte del batallón, al que un día llegó temblorosa, mojada y cabizbaja, como pidiendo permiso ante la guardia de prevención de la unidad militar, apostada en la calle 4 de Octubre, en el ingreso principal al regimiento de Durazno. La acogieron y de allí, no se fue más. Los soldados la llaman "Coraza".

El nombre surge de la marcha militar de la unidad, que en una parte enfatiza: "Nuestro tanque será la coraza, y el infante dispuesto a morir." Es una historia simple, y conmovedora a la vez, que denota afecto por el animal y entereza de parte de este.

"Después de esta nota, seguro la ascendemos y llega a Capitán", dice, entre risas, el oficial Nelson Batista, uno más de los más de doscientos efectivos del Batallón de Infantería Blindada número 13, establecidos en la ciudad de Durazno en 2013, lugar donde se encuentra la perra, que de forma ficticia, pasó de ser soldado a sargento.

"Ella cumple las tareas a la par de nosotros, hay que verla, y eso que siempre está cojeando porque le falta una mano, por eso la "ascendimos" simbólicamente acá entre nosotros", señala el cabo Dany Ramos, nativo de Montevideo, como la mayoría de los integrantes de la dotación.

El infante tiene debilidad por la ejemplar, a la que en sus ratos de ocio le dispensa horas, cuidándola y dándole de comer.

"Yo estuve de misión en la República del Congo y cuando vine ya la mascota estaba y ahí me encariñé, le compré unas cosas porque a mí me encantan los perros. Es una más de nosotros", comenta mientras algunos soldados, aprovechando un rato libre, preparan el entorno para que "Coraza" luzca de la mejor manera en la cobertura periodística de El País.

A la "perra sargento", le gusta acompañar a la tropa; anda con ellos en los cursos, en todo el predio militar y también en los entrenamientos y cada una de las maniobras.

A estas últimas las observa desde lejos, alejada de los vaivenes de los camiones, tanques y tanquetas, esquivando obstáculos y los cañonazos.

La mala suerte llevó a que Coraza perdiera una pata en un accidente de tránsito cerca del cuartel. El conductor no se detuvo y fueron los soldados del batallón los que le prestaron asistencia. Parece ser un caso muy parecido al de Manuela, la mascota del ex presidente de la República José Mujica. En junio de 2009 este mostró por primera vez a Manuela. Llegó en su Fusca a una reunión con los presidentes de las Cámaras de Comercio e Industrias que se desarrolló en el quincho de Varela. Allí el futuro mandatario comentó cómo fue que Manuela había perdido un miembro delantero. Al parecer, el animal seguía a Mujica para todos lados y en cierta ocasión el entonces chacarero se encontraba arando cuando Manuela quedó debajo de uno de los discos de la máquina. Desde ese día Manuela fue la perra "mimosa" del ex presidente uruguayo.

Con la perra del cuartel duraznense pasó algo similar. "Un día tuvo un accidente; un auto la atropelló, le quebró una pierna y ya los soldados de la guardia se habían encariñado con ella; entonces plantearon la necesidad de conseguir un veterinario. Se habló con el regimiento, que le proporcionó la sanidad, la enyesaron, pero agarró infección y tuvieron que cortarla", dijo el capitán Batista.

"La perra estaba desanimada, se veía mal, pero salió adelante por el cariño, tanto de los soldados como de ella misma y ahora anda para todos lados; ve a un uniformado, de mameluco, y va corriendo detrás, es muy fiel, igual deja de comer y se va junto a los soldados", comentó Batista.

La "sargento Coraza", se ha convertido en todo un personaje adentro de la unidad, al punto que el año pasado, con su camperita militar, cerró filas en el desfile de aniversario del batallón, revistiendo en la cima de la unidad 3016 de la compañía de tanques.

El Batallón de Infantería Blindada número 13 se estableció en Durazno, proveniente de Montevideo, el primero de marzo 2013, tras resolución firmada por el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, en el marco del plan de descongestionamiento de unidades ubicadas en zonas urbanas, implementado por el gobierno de José Mujica. El cuartel pasó a alojarse en terrenos e instalaciones pertenecientes al Regimiento Tte. Gral. Pablo Galarza de Caballería Blindado N° 2, en donde se levantaron viviendas, junto al estadio de fútbol "14 de Octubre", en el barrio Taddey al sureste de la ciudad.

Producción: Pablo Melgar

En el Ejército uruguayo los perros tienen un papel que supera la condición de mascota o amigo de la tropa. El Grupo de Operaciones K9 los entrena para garantizar seguridad y salvar vidas. En total son 20 canes, todos pastores alemanes y "de trabajo". Tienen la capacidad de detectar explosivos, están preparados para la búsqueda y rescate de personas y el apoyo a patrullas. Dependiendo de sus condiciones y el carácter, cada perro se especializa en un área determinada.

Las residencias presidenciales de Montevideo y Colonia, hoteles cinco estrellas, barcos, restaurantes, autos, ómnibus y hasta aviones han sido revistados por este plantel de perros. Cada lugar del interior donde se reúne el Consejo de Ministros también es previamente inspeccionado por los canes, al igual que espacios que visitaron mandatarios extranjeros, que exigen estrictos controles.

En el terremoto de Haití de enero de 2010, un grupo de perros del Ejército uruguayo participó en la búsqueda de sobrevivientes. Su trabajo fue especialmente destacado y agradecido por el gobierno haitiano y Naciones Unidas. En 2011 colaboraron en tareas similares tras el tsunami ocurrido en Japón. El Sistema Nacional de Emergencias incluyó al K9 en su plan estratégico.

Soldados del cuartel de Durazno la adoptaron y llamaron “Coraza”