El buque escuela Juan Sebastián Elcano es una embajada flotante y un símbolo de España, coincidieron en afirmar su capitán Enrique Torres Piñeyro y el embajador de ese país en Uruguay, Roberto Varela Fariña.

La embarcación atracó en el Puerto de Montevideo ayer miércoles y permanecerá hasta el próximo martes, con una intensa actividad de visitas a bordo. Este histórico buque escuela tiene 88 años, cumple su 86° viaje de instrucción de guardamarinas. Esta es la 14° vez que llega a Uruguay, destino que no tocaba desde el 2010.

Estaba fondeado fuera del puerto cuando comenzó la fuerte tormenta del martes. "Fue toda una experiencia, estábamos preparados pero no deja de ser algo nuevo y tuvimos que alistar la dotación. Estábamos fondeados y era tal la fuerza que tuvimos que elevar, arrancar el motor y estar un rato con máquina hasta que descendió la velocidad del viento", relató el capitán.

"Fue una bonita experiencia para un marino, porque se viven pocas veces en la vida pero cuando se viven hay que saber hacerlo porque sino te quedas sin barco", acotó. "No las buscamos pero vino bien, comentó uno de lo marinos. Agregó que más allá del nerviosismo, se actuó muy bien y eso da tranquilidad y fortalece el espíritu de equipo.

El comandante del barco en su última visita a Montevideo en 2010 es actualmente almirante y antes de este viaje le contó a Torres Piñeyro que tuvieron una tormenta similar pero con el velero atracado. "Pasó el pampero a unos 50 nudos, los toldos volaban por los aires, se pasó un momento delicado y sorprendente aunque por suerte no pasó nada grave", dijo el capitán, al que ahora le tocó informar al almirante que le sucedió algo parecido. "Menos mal que me habías avisado" de lo ocurrido en 2010, le comentó .

El capitán consideró que más allá de las clases teóricas y de las prácticas de navegación, el "mayor aprendizaje", "la prueba de fuego" para los estudiantes y quienes comparten con ellos el viaje es "la prueba de convivencia, la tolerancia, el trabajar en equipo en un barco pequeñito durante seis meses".

"No es fácil pero es una escuela de vida, la cultura de la tolerancia, la convivencia y también del esfuerzo. Es un barco de casi un siglo en que las velas no suben si no es porque hay un montón de brazos que tiran de ellas", destacó.

El barco "tiene mucho significado" para los españoles", comentó el marino. Ademas de su función formativa es un apoyo a la diplomacia española. "Tratamos de ser una pequeña herramienta en apoyo de la imagen y relaciones exteriores de España y tratamos de poner el barco a disposición para ello", comentó.

"Este barco es territorio nacional, muy emblemático y conocido, por lo que es una pasión entrañable y emocionante para los españoles que residen fuera de nuestra frontera y lo ven, como para nosotros que tratamos de prepararlo para que luzca y puedan estar orgullosos de este trocito de España".

El embajador Varela Fariña, dijo que esta es la primera vez que le toca recibir al Sebastián Elcano como embajador, pero que tuvo una experiencia similar cuando fue cónsul en Nueva York y que ambas fueron "muy emocionantes".

"Para los españoles que viven en el extranjero la llegada de este buque insignia tiene un carácter muy especial y de hecho para estos días que estará atracado tenemos un plan de visitas para la colectividad", expresó el diplomático.

El velero uruguayo Capitán Miranda y el Sebastián Elcano "son viejos conocidos y viejos hermanos" que coincidieron en muchos puertos y travesías en el mundo, afirmó el capitán español. Señaló que son buques escuela muy singulares y que se agrupan con otros de las mismas características para regatas, dar espectáculo e intercambiar experiencias.

El buque escuela Juan Sebastián Elcano fue botado el 5 de marzo de 1927 y entregado a la Armada española en 17 de agosto de 1928. Navegó por todos los mares del mundo y recaló en más de 70 países. De los 85 cruceros de instrucción que realizó, diez consistieron en una vuelta al mundo. Durante este viaje que tras cinco años incluye el puerto de Montevideo cuenta con una tripulación de 263 tripulantes (24 de ellos mujeres), de los cuales 76 son guardamarinas que cursan su cuarto año de carrera, que incluye como principal desafío esta recorrida.

Según el capitán del buque escuela, Enrique Torres Piñeyro, "cada puerto es diferente y bonito de descubrir" para un marino "y la experiencia de atracar hoy (por la de ayer en Montevideo) no está mal", ya que la entrada al estuario "es única". Entre las más emotivas, recordó una llegada al puerto de Nueva York en 2014, en la que remontaron el río Hudson con una niebla cerrada "que no se veía ni la proa del barco". Pero el cielo se abrió al atracar en Manhattan mostrando la estatua de la Libertad y los altos rascacielos. "Fue una experiencia que no olvidaremos", dijo.

Palos. El velero tiene cuatro palos verticales y bauprés (el mástil que sobresale casi horizontalmente por la proa). Tienen el nombre de antiguos buques-escuela utilizados por la Armada española: Blanca, Almansa (el palo mayor), Asturias y Nautilus.

Interior. Al igual que en las partes expuestas a la intemperie, se guarda gran cuidado en el mantenimiento de los lugares cerrados de la embarcación, donde conviven decenas de marinos y se aprecia mucha madera lustrosa y vitrales en los techos.

Cubierta. La eslora (largo) del navío es de 113,1 metros (94,13 sin el bauprés); la manga (ancho) alcanza 13,1 metros y su calado, siete metros. El barco tiene cuatro zonas principales: alcázar (donde se celebran la mayor parte de los actos), castillo, combés y toldilla.

Velamen. El barco cuenta con un total de 20 velas divididas en cuatro grupos: ocho altas, cuatro cuadras, cuatro cangrejo y cuatro foques. También cuenta con dos cañones que funcionan pero no lleva munición para ellos. Sí disparan salvas en algunas ocasiones.

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