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Dos décadas de la guardia castrense en las cárceles

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Foto: Fernando Ponzetto
Militares en torre de vigilancia del Comcar, encargados de la seguridad perimetral de la carcel de Santiago Vazquez del INR, sistema penitenciario, Mvdeo., ND 20160826, foto Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

Un informe reservado del Ejército revela que el nivel de fuga es casi cero en el área que está a su cargo.

Hace 20 años que las Fuerzas Armadas custodian el perímetro de las principales prisiones del país. Todo comenzó en octubre del año 1997 cuando el Poder Ejecutivo advirtió problemas en la seguridad pública y envió a los militares a realizar la custodia para liberar policías al patrullaje callejero.

El debate político fue intenso. La oposición política, entonces liderada por el Frente Amplio, se opuso con mucha energía a la iniciativa. Era la primera vez que desde 1985 las Fuerzas Armadas asumían una actividad de seguridad en la que había civiles en el medio.

De todos modos, el gobierno siguió adelante con el proyecto y lo implementó en el mes de octubre del año 1997.

Se resolvió que en principio la guardia militar trabajaría en las cárceles por un período de tres meses. Sin embargo, cumplido el plazo, la orden se renovó una y otra vez. En el año 2015 una ley extendió la orden hasta el 1 de julio de 2017.

La primera misión fue atender el perímetro de las cárceles Comcar, Libertad y Canelones. De inmediato los mandos castrenses dispusieron un plan de operaciones al que se denominó "Vulcano" y que estuvo a cargo de los comandantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. En todo momento hubo un oficial de la Policía que ofició de enlace con los militares.

Con el paso de los años el servicio militar fue dando los resultados esperados y se amplió a otras prisiones del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). Fue así que a las tres primeras se sumaron Punta de Rieles, El Molino, la cárcel de mujeres, Las Rosas (Maldonado) y Cerro Carancho (Rivera).

En la actualidad el Ejército aporta 444 efectivos de manera permanente, a esto se agrega un número menor de soldados provenientes de la Fuerza Aérea y de la Armada Nacional.

Cada una de las unidades del Ejército tiene a su cargo una determinada cantidad de días del año. Los cuarteles más alejados cumplen un servicio más extenso que los otros para justificar su desplazamiento.

Los centinelas trabajan en turnos de cinco o seis horas y descansan en contenedores especialmente equipados para la situación. Los soldados ganan un viático de $ 500 por día.

Misión.

La tarea de los militares se desarrolla de manera exclusiva en el área perimetral de las cárceles. El interior de las prisiones es un asunto reservado exclusivamente a la Policía.

De hecho, los efectivos castrenses tienen un ingreso aparte y por orden expresa no tienen vínculo alguno con los privados de libertad ni con la guardia policial.

La consigna para los centinelas es clara: nadie puede ingresar a la zona militar comprendida por el corredor que se forma entre los dos tejidos; en ese espacio los soldados pueden disparar a matar.

Un informe reservado del Ejército al que accedió El País, revela que desde el año 2009 se han evadido dos presos por año, en promedio, en las zonas bajo su custodia. El informe destaca que esas evasiones se produjeron en medio de un gran incremento de la población carcelaria.

Las distintas fuentes políticas, militares y policiales consultadas por El País destacaron la alta eficacia que tuvo la iniciativa de incluir a las Fuerzas Armadas en la custodia.

"Fue algo muy positivo. Los presos se pueden fugar por la puerta de la cárcel, pero nunca por el perímetro porque saben que los militares les tiran", señaló a El País el senador nacionalista Javier García, que ha integrado las comisiones de Defensa de ambas cámaras.

El ex director general del Ministerio del Interior, Guillermo Maciel, destacó que el "sistema ha dado buenos resultados".

Riesgo legal para solados en misión.

En el año 1998, a pocos meses del comienzo de la guardia militar en las cárceles, ocurrió la primera y única muerte de un recluso en fuga por efectivos del Ejército. El caso generó una importante polémica puesto que había un vacío legal para estos casos. La Justicia estuvo dos años sobre el tema hasta que el gobierno de entonces aprobó una legislación específica para atender la situación de los soldados.

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Foto: Fernando Ponzetto

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