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Cemento solo es viable con fuerte ajuste de costos

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La actividad de la división Cemento de Ancap es una de las que más ha colaborado a deteriorar los números de la empresa. Foto: Archivo El País.
Andres Sanchez

Directorio de Ancap se comprometió a mantener actividad.

El directorio de Ancap se comprometió con el sindicato a que mantendrá sus dos (muy deficitarias) plantas de fabricación de cemento operativas, pero también le advirtió el mes pasado que para cumplir ese objetivo debe sí o sí reducir 50% las horas extras, abatir los servicios de vigilancia, espacios verdes y limpieza, eliminar y reducir puestos de trabajo y cambiar el modelo de gestión.

La necesidad de equilibrar las cuentas de la división Cemento parece impostergable. Las pérdidas llegaron a US$ 207 millones en la última década y en 2016 se ubicaron en US$ 25 millones. Desde 2004 que los ingresos del negocio son inferiores a los costos.

Un documento de febrero pasado que Ancap le presentó al sindicato reconoce que los salarios y contrataciones representan el 54% de los costos y la energía (electricidad y combustibles) el 22%. Con los actuales costos de la división de Cemento, en este ejercicio los costos se ubicarían en US$ 75 millones y los ingresos operativos solamente llegarían a US$ 57,9 millones, indica el documento al que accedió El País.

La empresa tiene el objetivo de lograr un equilibrio en sus resultados en 2018, pero admite que este año todavía tendría una pérdida de al menos US$ 12 millones y eso en caso de que logre abatir los costos y reestructurar el negocio.

La situación es particularmente grave en la planta de Paysandú que generaría solamente US$ 18,7 millones de los ingresos de la división y cuyos costos de producción llegarían a US$ 28,8 millones, por lo que su desequilibrio superaría los US$ 10 millones. La planta de Minas presenta un panorama algo mejor porque produciría ingresos por US$ 39,1 millones y sus costos de producción se ubicarían en US$ 31,6 millones. Si Ancap logra bajar los costos como planea, la planta de Minas podría tener un resultado positivo de US$ 5 millones, pero en Paysandú seguiría con un rojo de US$ 8,6 millones.

El plan establece que las inversiones en equipos serán las mínimas que permitan asegurar la producción anual y mejorar la seguridad y la higiene en las plantas.

Ancap ya comenzó a abatir los costos en materia de contrataciones, pero a costa de sacudir el negocio en Paysandú porque dejó sin efecto el contrato de 40 limpiadoras de una cooperativa social que se ocupaban del cuidado de las áreas verdes de la planta sanducera. Y el 1° de abril planea hacer lo mismo con los contratos de 42 vigilantes que trabajan en la misma instalación y de otras 18 personas que brindan servicios allí también a través de una cooperativa. El sindicato ya dejó claro que está en estado de alerta por el tema.

La postura del sindicato es bien distinta a la del directorio respecto a qué se debe hacer. Un informe presentado en la última asamblea del gremio señala que se deben utilizar reservas internacionales del país para posibilitar la instalación de un tercer horno en la planta de Paysandú (sus partes están depositadas en una centena de contenedores hace años) como forma de incrementar la producción. El directorio de Ancap ya descartó de plano la instalación debido al elevadísimo costo de decenas de millones de dólares que implicaría. La inversión, según el sindicato, también podría repagarse con el propio producto, dice el documento gremial. "Consideramos que se debe apostar a un mayor crecimiento en el mercado interno (vendiendo cemento a precios favorables, por ejemplo para su uso en carreteras). No acordamos ni aceptamos que se tomen como variable económica la reducción de puestos de trabajo", advierte el documento.

El gremio quiere que se establezca que en la obra pública deba utilizarse cemento fabricado por Ancap, transportar por tren el cemento a granel, eliminar Cementos del Plata (asociación de Ancap con la empresa argentina Loma Negra) e imponer el Arancel Externo Común del 35% a las importaciones de cemento y clinker desde fuera del Mercosur.

"La industria cementera tiene lo fundamental para la producción, que es la materia prima, por lo tanto es imposible desde cualquier aspecto y mirando lo estrictamente empresarial que las cementeras estatales tengan resultados negativos", sostiene el documento.

La participación en el mercado interno de Ancap hoy está en 45% y sus autoridades, si bien quieren reactivar las exportaciones, reconocen que la mejora de los resultados solo podrá venir en el corto plazo de una reducción agresiva de costos que llegue a US$ 20 millones en los próximos dos años.

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La actividad de la división Cemento de Ancap es una de las que más ha colaborado a deteriorar los números de la empresa. Foto: Archivo El País.

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