Si lo que queremos es Internet, televisión y telefonía más baratos, mejores y accesibles para todos los uruguayos, asumamos que los precios deben bajar. Deben bajar ahora y seguir bajando en el futuro. Aceptemos que, para lograr eso, hay que fomentar la inversión y la competencia. No hay otra.
Un ejemplo es la telefonía celular. Fue la competencia la que universalizó el servicio, bajó los precios y expandió la cobertura a todo el país. El celular es hoy el "teléfono de los pobres". Si se hubiera establecido una solución monopólica se podría haber bajado algo el precio el "día uno". Pero hoy sufriríamos un atraso tecnológico mayúsculo, la cobertura sería menor y pagaríamos muy caro el servicio. La eficiencia tecnológica y comercial que deriva de la competencia es insuperable. Lo demuestran los hechos.
El Plan Cardales es una maravilla factible. Pero es la competencia dentro del Plan Cardales la que bajará los precios progresiva y constantemente, dándole eficiencia.
Hay que superar los cuellos de botella que persisten. Uno, crítico, son las propias restricciones regulatorias y el otro la falta de un acceso competitivo al enlace de cobre. Y, más que nada, abrir la cancha para que la mayor cantidad de compañías "se maten" por servir a los uruguayos.
LA DISCRIMINACIÓN ES AUTODESTRUCTIVA
En una estrategia discriminatoria, ya sea imponiendo un monopolio o un club de empresas "favorecidas", el país queda jugado a que funcione aquí lo que nunca funcionó en ningún lado. Para transitar ese camino, habremos violado nuestras obligaciones internacionales y, de paso, desalentado la inversión competitiva. Y si el paso del tiempo demuestra otra vez que aplastando la competencia fracasamos, ¿cuál será la alternativa "de respaldo"?. ¿Quién pagará los platos rotos? Nuevamente, las facturas las pagará Juan Pueblo.
El tema es claro. No podemos avanzar discriminando, prohibiendo y revocando las licencias de las empresas que el gobierno no quiere favorecer. Es espurio que el fin social de universalizar se subordine al de favorecer a algunos y perjudicar a otros. Hay que volver a la senda original, más idealista y con visión de país.
¿Orgullosamente incumplidores?
Uruguay firmó numerosos tratados de protección de la inversión. En un vecindario complicado del mundo, como es el nuestro, los inversores temen que, una vez que hayan invertido, les cambien las reglas, los discriminen a favor de los favoritos nacionales o les impidan desarrollar sus negocios con normalidad, aunque estén generando empleo y oportunidades. La preocupación de los inversores puede erradicarse con estabilidad; para que "se la jueguen acá", respetar los tratados es un buen comienzo. Garantizan a quienes eligen Uruguay que acá no los vamos a discriminar ni perjudicar arbitrariamente. No es mucho pedir, si consideramos que el país los requiere para crecer. Los tratados vigentes garantizan que si hacemos algo contrario a lo que prometimos, el inversor podrá en última instancia demandarnos ante un tribunal internacional.
Prometimos dar a las inversiones un "trato justo y equitativo" con exclusión de "medidas arbitrarias". Y no obstaculizar mediante medidas injustificadas o discriminatorias, su gestación, ampliación y desarrollo. Prometimos esforzarnos por dar las autorizaciones necesarias para ejecutar las inversiones. Y no darles un trato peor que el que reciben las empresas uruguayas. Rompemos las promesas al elaborar un plan que impide a empresas inversoras brindar televisión, servicios de Internet y telefonía. Perjudicamos a las excluidas si armamos un club de empresas privilegiadas. Y no importa si nuestras "favoritas" son públicas y privadas o solamente públicas.
Cuando autoridades nacionales declaran que "la lógica es decir beneficiémonos todas las empresas nacionales públicas y privadas" están confesando la violación de estos tratados. Es reconocer su incumplimiento afirmar que Cardales es "un plan de fomento para empresas nacionales" en el marco de "una política de apoyo a empresas nacionales". O que "dado que es propiedad del grupo argentino Clarín, la empresa de televisión para abonados Multicanal (ex TVC) quedará afuera del plan" y que "también quedarán excluidas las empresas de telecomunicaciones extranjeras que operan en el país".