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Tres días de locura navideña

| De hoy al martes los arbolitos y los chirimbolos serán los objetos más buscados por los compradores. Este año el dorado está de "moda" para adornar las fiestas.

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LEONEL GARCÍA

Este martes, 8 de diciembre, los católicos celebran la Inmaculada Concepción de María. El calendario laico de este país popularizó esa fecha como el Día de las Playas. Pero pasado mañana también tiene otra tradición, ésta de origen pagano: armar el "arbolito", suerte de puntapié inicial de la temporada navideña. Actividad esperada y tomada como un juego durante la niñez, eludida durante la adolescencia (Ufa, mamá, ¿no habrá nada mejor que hacer una tarde de diciembre que colgar chirimbolos?), y retomada durante la vida adulta (sobre todo si se tiene hijos pequeños), es una costumbre que sigue repitiéndose, año a año, en los hogares uruguayos.

Al menos eso es lo que sostienen en las casas especializadas en decoración navideña, las mismas que viven un verdadero pandemónium en estos días. Silvana Ruiz, encargada de ventas de NaviFe con 18 años de experiencia en estas fiestas, ubica el período de "zafra" entre el 30 de septiembre y fines de diciembre; el de "ventas" entre el 15 de noviembre al 15 de diciembre, y el de "locura total" a los tres días que comienzan hoy y terminan el martes. "Es impresionante, no podemos ni caminar. Tenemos que traer gente de las fábricas a vender; se duplica el personal. Yo te diría que, tomando en cuenta los supermercados (somos distribuidores) y la actividad en el salón, esos días representan el 50% del total de las ventas del período", afirma.

También hay matices. Sara Effa, directora de Effa`s, afirma que otra gran costumbre uruguaya, dejar todo para el final, hace que las ventas se distribuyan a lo largo de la zafra, llegando hasta el 22 o 23 de diciembre. "Es común que los últimos días (antes de Navidad) la gente reserve esos días para comprar comestibles", señala esta empresaria, que lleva 43 años en el ramo.

gastos. De globos decorados a "pinos" de tres metros o más de altura, de guías de luces intermitentes a macacos cantores de villancicos a batería (disfrutables por un rato y enloquecedores luego de 15 minutos a puro We wish you a Merry Christmas), sean trabajos artesanales o made in China, el uruguayo es muy clásico en sus gustos, afirman las expertas. Además, parecen tener un fuerte apego a los enseres navideños que ya tienen en su casa. "No pasa como en otros países, donde no se guarda nada de un año a otro. Hay gente que compra por 200 o 300 pesos (lo que equivaldría a diez chirimbolos, dos mangueras de luces, un par de camellos para el pesebre, o una buena corona para la puerta), hasta $ 3.000 o 4.000, no más de eso", dice Effa. Ruiz, de NaviFe, indica que aún está presente la tradición de renovar el arbolito cada siete años.

Este, el adorno navideño por excelencia, está representado por una amplia gama de ofertas: puede ser de símil PVC, de pino, o una mezcla entre ambos; puede ser del tipo Monterrey, Alemán o de Viena; los hay de 30 centímetros de altura hasta casi cuatro metros; están los comunes, los ya decorados y aquellos de fibra óptica con luces incorporadas. Incluso están sus versiones posmodernas, pero tanto los conos de alambre que hacen las veces de pino como pirámides con luces con la misma función, no tienen tanta aceptación para el conservador paladar criollo. Tan amplia como la gama es el abanico de precios: desde 89 pesos a casi $ 20 mil.

Hay una especie de "kit básico" navideño, que asegura una buena decoración sin hacer pedazos el aguinaldo de antemano. Ruiz lo define así: "Un árbol decorado, una corona para la puerta y un centro de mesa con su respectiva vela". Apelando a la trilogía bueno-bonito-barato, agrega que con poco más de 400 pesos se logra ese objetivo. Claro está que hay, poder adquisitivo mediante, verdaderos fanáticos: "El año pasado, en Tienda Inglesa de Punta del Este, con la que trabajamos, una señora se gastó 245 mil pesos en artículos. Se llevó de todo: un árbol de más de dos metros con toda la decoración posible, desde servilleteros hasta adornos para copas, follaje para puertas y ventanas, coronas, guías de luces, mangueras de luces para el exterior de su casa... de todo, mirá", relata la vendedora de NaviFe.

Humildes o suntuosas, Effa afirma que toda decoración realza el espíritu navideño. "Tratás a tu casa como a tu hija cuando cumple 15 años, intentás dar lo mejor, para que ella lo disfrute".

Dorada navidad. Estas tiendas no sólo venden artículos a particulares o comercios, también ofician de asesores en decoración. Como si se tratara de vestimenta, la combinación de colores y estilos es muy importante, asegura Effa.

"Depende mucho de cómo sea la casa -señala-. Si se va a instalar el árbol en una barbacoa, en una casa de tipo rústico o en un balneario, se recomiendan árboles y adornos realizados con fibras naturales". Si las paredes de la habitación son blancas, ella aconseja globos y guías azules, blancas o "color arena"; si son amarillas u otro tono claro, optaría por el dorado y el rojo, "que es un color clásico en la decoración navideña en Uruguay".

La moda no es ajena a la Navidad. Y como si se tratara de las pasarelas de Milán, acá la última palabra sobre las tendencias la tiene la Feria Navideña anual de Francfort, en Alemania. De acuerdo con Silvana Ruiz, la de este año, más que blanca, sería una "Dorada Navidad".

"La gente espera que vos le sugieras cuáles son las combinaciones correctas entre globos y cintas. Este año se está utilizando muchísimo las gamas de dorado: un globo dorado mate con una cinta brillante, u otro naranja mate con cintas naranja brillante. No significa que no puedan usarse otros colores. Pero el público de acá está comenzando de a poco a hacer caso a las tendencias". De cualquier manera, reconoce, por más que el fucsia se convierta en el último grito, es difícil que los uruguayos -de gusto conservador hasta para los chirimbolos- se salgan del rojo con dorado.

Decorar para compartir

Según las expertas, los pesebres -desde los más pequeños de madera a $ 200, hasta aquellos de 11 piezas de polirresina y 30 centímetros de altura a $ 12.000, pasando por otro de arpillera a $ 1.950- tienen mucho menor salida, ya que, a diferencia de otros ornamentos, tienen una connotación religiosa. Si la familia tiene hijos chicos, dice Silvana Ruiz de NaviFe, "por lo general no compran pesebre". La causa es obvia: el temor a quedarse sin Melchor o sin el asno. Según los vendedores de Effa`s, es por ese motivo mucho más frecuente comprar una pieza suelta que un juego completo.

Para una familia cristiana, el pesebre, cuya iniciativa es atribuida a San Francisco de Asís, es el ornamento que no puede faltar, afirma el obispo Luis del Castillo, secretario general de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU). Decorar el "arbolito", en cambio, es una tradición anterior al Cristianismo, llevada adelante por los romanos y los nórdicos; tradición que la Iglesia ha terminado de aceptar. "En esa visión precristiana, el árbol es signo de vida. Es un símbolo de esperanza, de futuro y por eso se lo adorna. Es normalmente alrededor del árbol donde la familia tiene su encuentro y el intercambio de regalos, obsequios que son para otros y que se hacen pensando en otros. Y en la misma sintonía, tener fe y pensar en los demás, está el ornamento de las casas", concluye.

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