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Difusión de la música uruguaya

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Enrique Hetzel

HACE DIECISIETE años que existe en Uruguay un sello discográfico llamado Perro Andaluz. Su propietario es Ángel Atienza, un fanático coleccionista de grabaciones que decidió invertir su dinero en producir discos con músicos uruguayos. Desde entonces han aparecido en el mercado casi dos centenares de discos y casetes dedicados al folclore, tango, jazz, blues, rock, el pop y la música culta, interpretados por Samantha Navarro, Leo Masliah, Luis Di Matteo, Lágrima Ríos, Cristina García Banegas y otros artistas. "Lo llamé Perro Andaluz en homenaje a la película de Luis Buñuel y por la admiración que siento por la creatividad del gran director español".

Un poco más en broma, dice que fundar una fonográfica independiente en Uruguay en aquellos años, "era una locura masoquista".

CASETES A GRANEL.

-¿Cuándo hiciste tu primera edición?

-En diciembre de 1989, con la casete del Ensamble Acústico. Fue la primera edición de Perro Andaluz. Yo venía trabajando de antes en sellos ya existentes. Había empezado con un disco de Pollo Píriz para el sello Orfeo.

-¿Por qué casete y no disco?

-Porque el disco de vinilo en aquella época estaba cayendo en desuso y el compacto todavía no tenía mucho andamiento por acá. El mercado uruguayo consumía casetes. Lo llamativo fue que apenas se editó la del Ensamble Acústico, me llovieron cintas, demos y propuestas de músicos que querían grabar. Golpeaban las puertas de otras grabadoras y nunca concretaban nada. Desde ese momento hasta 1995 hice con ellos una fenomenal producción de casetes.

-¿Solamente con quienes acudían a Perro Andaluz?

-No solo ellos. Ocurre que empecé a ir a los recitales que me interesaban, a hablar directamente con los músicos y a arreglar las condiciones de una sesión de grabación. Pero además, como en el caso de José Pedro Beledo, muchos conservaban cosas grabadas de antes.

Yo se las pedí, las copié y las guardé. Ahí arrancó mi idea de que esas grabaciones no se perdieran y de que algún día pudieran editarse y se conocieran. Así pasó por ejemplo con el material de la casete de Paco Mañosa. Como esas grabaciones ya existían, el costo de producirlas no era tan elevado, y yo podía recuperar el dinero aunque se vendiera poca cantidad de casetes.

-¿Tenés mucho material grabado?

-Un archivo enorme. Al día de hoy tengo unos 500 casetes de material inédito, entre otras cosas todo el rock uruguayo de los años 80. Cuando fui a la casa de Beledo, por ejemplo, le revisé hasta la heladera. Lo mismo con Hugo Fattoruso. He editado un disco con grabaciones de Eduardo Mateo; hubiera querido llevarlo a grabar cosas nuevas, pero falleció antes de poder hacerlo.

LLEGARON LOS CD.

-Producir un compacto no sería tan barato.

-En 1995 empecé con los CD, y los costos se fueron al diablo. El primero fue con Pollo Píriz y Berta Pereira, que para mí era excelente, pero fue un fracaso económico. Tuve que replantearme toda la situación, porque yo trabajo como bancario y no soy un potentado como muchos creen. A mi empresa no la mueve el lucro. A veces recibo la llamada de algún músico que cree que yo lo voy a lanzar a la fama con miles de discos, ventas superlativas, viajes y recitales en el extranjero. Y bueno, tengo que presentarle la realidad tal cual es. Con los años tuve que aprender a mantener mi pasión por los discos y al mismo tiempo no perder plata.

-¿Qué pautas le ponés al músico?

-Con los años uno va aprendiendo. Al principio yo era muy ingenuo, dejaba que las decisiones se me fueran de las manos y en definitiva, las ediciones no me salían tan lindas como las quería. Ahora al músico le digo "tenés la posibilidad de grabar de tal y cual forma. ¿Aceptás?". Si yo tuviera mucho dinero le daría más libertad para que se divirtiera en el estudio de grabación, pero ahora no podemos divagar, tiene que ir bien ensayado y trabajar duro en el estudio. Las horas de grabación son caras y soy yo el que impone la forma de trabajar.

-¿Qué gana el músico con eso?

-Hay quien le interesa hacer el disco y entonces le pago con el 10 % de la edición en discos. No doy plata. Si hago 500 discos, le doy 50 en mano y asunto liquidado. Que haga lo que quiera con esos discos. En otros casos solamente le cobro el costo de la edición. Le digo al músico que el estudio de grabación, las copias, el pago de derechos a AGADU, la impresión de las carátulas y demás, le sale tanto. Lo único que me llevo son algunos discos que no voy a vender, sino que los uso para promociones y envíos al extranjero.

DIFUSIÓN Y VENTAS.

-¿Cómo puede saber cualquier persona qué es lo que hay en tus catálogos o qué discos nuevos tenés a la venta? ¿Cómo te encargás de la difusión?

-Desde el principio hubo amigos que me ayudaron, como Gerardo Michelin y Rodolfo Fuentes. Gerardo hacía los comunicados, los escribía y los difundía. Después se fue del país y la cosa se me hizo difícil porque además se incrementó la cantidad de músicos que querían ser editados. Me llevaba tanto tiempo esta tarea de difusión, que al final decidí dedicarme en exclusividad a controlar la calidad de los discos. Actualmente los propios músicos se encargan de la difusión: llevan discos a las radios, comunicados a la prensa escrita, van a los canales de televisión. Los periodistas especializados vienen hasta el banco donde trabajo a retirar los ejemplares para la crítica.

-¿Pero dónde se puede comprar tus discos?

-Empiezo por aclararte que el mercado de discos se ha hecho tirano en este país. Es casi un monopolio que arbitra una sola persona, que con una red de dos disquerías maneja el 80 % de las ventas. Yo les tengo que dejar mis discos en consignación y muchas veces el encargado de ventas los encajona. Va la gente, pregunta "¿está tal disco?" y le contestan que no lo tienen.

Ahora no les doy más discos, se los dejo a las disquerías donde los encargados son gente amiga. Tengo una lista de más de cien interesados, que me llaman o me escriben. Les envío información y me piden los discos. No tengo inconveniente en llevárselos a domicilio. Y la voz se corre, porque además los vendo a precios mucho más accesibles que los de las disquerías.

PROYECTOs.

-¿Cuáles van a ser tus próximos pasos?

-Ahora estoy siguiendo la carrera del guitarrista Sergio Fernández, un talento descomunal que -por decir algo- tendría que estar grabando para el sello ECM en Alemania. Ya hice discos con él, pero estoy preparando algo en trío, con el acompañamiento de Roberto De Bellis en contrabajo y Martín Muguerza en batería. También quiero grabar con el pianista Andrés Bedó, que volvió al Uruguay con una experiencia fenomenal y una enorme cantidad de composiciones nuevas.

Lo que puse a la venta es el CD Patria Libre. Son grabaciones realizadas entre 1972 y 1975 para el sello Macondo y que jamás salieron a la luz porque el propio sello las censuró. En el conjunto "Patria Libre" hicieron sus primeras armas Jorge Lazaroff, Jorge Bonaldi, Miguel Amarillo, Raúl Castro, Jaime Roos y Jorge Trasante. Ahí están las primeras grabaciones de todos ellos como grupo. Bonaldi las tenía guardadas y ahora las edité en un librillo con lujo de detalles.

Del catálogo

La lista de casetes y CDs de Perro Andaluz y su sello subsidiario, El Ptero Verde, asciende a casi 200 ediciones. Entre las dedicadas al jazz y sus diferentes variantes fusionistas, se destacan las siguientes:

- Accent, de Fernando Michelin.

- Morning at rise, de George Valiente.

- Jorge Camiruaga, de Jorge Camiruaga.

- Pa` comenzar, de Paco Mañosa.

- Back home, de OPA.

- Candomswing, de Alejandro Sánchez.

- Pancada, de Guillermo Hill y Andy Lafone.

- En retrospectiva, de José Pedro Beledo.

- Buscando, de Diego Piñera.

- Juan Prada Trío, de Juan Prada.

- RAL, de Righi, Arnicho y Luzardo.

- La casa amarilla, de Fernando Labrada.

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