El matrimonio y la vida en pareja hacen bien al corazón a tal punto que en un estudio europeo, realizado durante 10 años, los solteros sufrieron 66% más ataques y su probabilidad de morir por esta causa fue 168% mayor que entre los casados.
El trabajo fue realizado en Finlandia durante 10 años y comprendió a hombres y mujeres solteros y casados, mayores de 35 años. Se trató de un trabajo a largo plazo y su conclusión principal fue que estar soltero aumenta el riesgo de sufrir un ataque del corazón.
Publicado este jueves en la Revista Europea de Cardiología Preventiva, el estudio no distinguió entre vida en pareja sin estar casado y vida de matrimonio, sino que integró ambas situaciones en una misma categoría y la enfrentó a la realidad de quien vive solo.
Entre 1993 y 2002 los investigadores registraron la incidencia (número de casos al año) y la mortalidad asociada con los accidentes cardiovasculares. Al comparar los datos entre solteros y casados, comprobaron que la incidencia en el primer grupo era hasta un 66% mayor que en los casados.
Algo similar sucedió al comparar la mortalidad en uno y otro grupo. Los científicos partieron de la base de que casi la mitad (7.703 de 15.330 accidentes cardiovasculares durante el período estudiado) derivaron en la muerte del paciente en un lapso de 28 días.
Sin embargo, para las personas que vivían solas la proporción de personas fallecidas fue hasta un 168% mayor que entre los hombres solteros. En las mujeres la diferencia fue aún mayor, la cantidad de muertes aumentó 175% entre quienes vivían sin pareja. Entre ellas la incidencia también fue más alta que entre las que estaban casadas.
Pero si los porcentajes resultan fríos basta plantearlo de otro modo para que la información resulte sorprendente. Entre los hombres casados con edades de 65 a 74 años, la cantidad de muertos fue de 866 cada 100.000. Pero en el grupo de solteros la cifra se elevó a 1.792 cada 100.000.
De forma similar, las mujeres casadas mayores de 64 años y menores de 75 tuvieron una tasa de mortalidad de 247 casos cada 100.000. Pero para las solteras fue de 493 mujeres cada 100.000.
En coincidencia con lo anterior, entre los hombres y las mujeres sin pareja con edades de 35 a 64 años, la probabilidad de tener un desenlace fatal fue más alta que en los que vivían en pareja o casados.
En esta franja de edad los investigadores también analizaron qué pasaba si las personas solteras ya habían vivido con alguien o estaban divorciadas. Los resultados arrojaron que 51% de los hombres que nunca habían estado casados falleció en los 28 días siguientes al ataque.
La cifra descendió al 42% si habían vivido con alguien pero estaban solos y a 26% si estaban casados. Para las mujeres las cifras fueron de 43% (solteras), 32% (divorciadas o separadas y 20% (casadas o viviendo con alguien).
RAZONES. De acuerdo al marco teórico del estudio, estar soltero o vivir solo es reconocido entre los médicos como un factor que aumenta el riesgo de muerte ante una determinada patología en general y ante un ataque cardíaco en particular.
Sin embargo, hasta ahora no se había realizado un estudio que incluyera a las personas mayores y a las mujeres, y comparara qué sucedía según el estado civil. Pero ¿por qué se asocia a la soltería con un nivel tan alto de susceptibilidad? Los autores consideran diversas teorías.
En primer lugar, "no podemos descartar la posibilidad de que las personas que tengan un estado de salud más frágil sean más proclives a permanecer sin casarse o a divorciarse", señalaron los autores liderados por Ainao Lammintausta, investigadora del Hospital Universitario de Turku (suroeste de Finlandia).
Por otra parte, apuntaron los científicos, las personas casadas o que viven con alguien suelen tener hábitos de vida más saludable que las solteras. Además, es común que disfruten de más espacios sociales y, por ende, que cuenten con más soporte emocional, todo lo cual contribuye a favorecer la salud en general de las personas adultas.
Lammintausta y su equipo apuntaron otras hipótesis para responder a las diferencias detectadas en el nivel de riesgo de ataque cardíaco según los distintos estados civiles.
Para ellos la clave no está solo en la disminución del riesgo de sufrir un evento coronario sino que la vida con un ser querido con el que se comparte un camino es algo que mejora el pronóstico, tanto en los minutos y horas siguientes al ataque como en el tiempo de recuperación una vez recibida el alta médica.
"Hay que asumir que los trabajos de resucitación cardíaca y los llamados inmediatos a la emergencia son más rápidos y más frecuentes entre los que están casados o viven juntos", dijeron los autores. En la misma línea pero en sentido inverso, asociaron el hecho de vivir solo con una menor adherencia al tratamiento que suele indicarse para los días siguientes al alta.
De todas formas, para Lammintausta, los datos del estudio dan cuenta de una población vulnerable ante los problemas cardiovasculares, algo que debería ser atendido por las autoridades sanitarias.
Las cifras
51%
De los hombres solteros entre 35 y 64 años que sufrieron un infarto, fallecieron.
26%
Fue la proporción de hombres jóvenes casados fallecidos tras sufrir un infarto.
Los solteros tienen menos contención
Las personas solas suelen tener menos vínculos sociales y eso puede influir en el estado general de su corazón.
Vivir con la pareja reduce los riesgos
Las personas casadas suelen tener mejores hábitos de vida y su pareja los ayuda con los tratamientos médicos.
Mejora el pronóstico tras el infarto
La pareja suele ser quien llama al médico y quien ayuda a controlar la evolución una vez recibida el alta médica.