Los Juegos Olímpicos de Londres tendrán, como ya es tradicional en esa competencia, su "película oficial". Dirigida por Caroline Rowland y titulada "First", se concentrará en doce deportistas que intervienen por primera vez en los Juegos.
Rowland, quien escribió y produjo los films publicitarios de los Juegos que fueron dirigidos por Daryl Goodrich, recibió el visto bueno del Comité Olímpico y de los organizadores de la edición londinense para su documental. El proyecto sigue a sus doce elegidos desde sus entrenamientos previos (que ya han sido filmados) hasta su participación en la competencia londinense.
Los atletas participantes incluyen entre otros a la nadadora de 17 años Missy Franklin (a quien Rowland filmó en Tennessee), la boxeadora de peso liviano Queen Underwood y el gimnasta John Orozco, los tres norteamericanos.
La directora Rowland, quien declara su rendida admiración por el documentalista deportivo Bud Greenspan (fallecido en 2010), quien fue por varias décadas algo así como el "cronista oficial" de los Juegos Olímpicos, ha dicho que su película pretende mantener "la rica tradición del cine que ha celebrado el Olimpismo, pero también responder y reflejar las demandas de un nuevo público".
ANTECEDENTES. Aunque el nombre de Greenspan es el primero que aparece entre los expertos cuando se habla de filmaciones de los Juegos Olímpicos, conviene recordar que el registro cinematográfico de la competencia empezó antes. La primera "película oficial" de una edición de los Juegos (y probablemente la mejor de la historia) es Olimpia, que la alemana Leni Riefenstahl dedicó a la edición berlinesa de 1936, y que no es solamente una obra maestra del documental deportivo sino también de la propaganda política. Los líderes del Tercer Reich se jugaron a fondo con su utilización de los Juegos como oportunidad para promover los éxitos del régimen, y Riefenstahl puso a su servicio su excepcional talento cinematográfico.
Basta recordar el prólogo para entender las intenciones de Riefenstahl y su equipo: el montaje paralelo que comparaba y contrastaba los cuerpos casi desnudos de los deportistas con las estatuas de la antigüedad griega, el encendido de la antorcha en el monte Olimpo y su tránsito a través de Europa, con imágenes del mapa del continente sobre las que se superponían las de las banderas de los diversos países recorridos, culminando con la de la cruz gamada cuando la última posta entraba en el gigantesco estadio de Berlín. El significado era inequívoco: el espíritu de los viejos dioses paganos renacía en la Alemania nazi.
Algo hay que decir en favor de Riefenstahl, empero, además de reconocer su talento como cineasta: su cámara no era racista. El triunfo del negro norteamericano Jesse Owens, que enfureció a Adolf Hitler, está registrado con la misma delectación que otros logros deportivos documentados a lo largo de su película.
Olimpia inauguró la tradición de "films oficiales" de los Juegos, y eso continuó hasta hoy. Resulta interesante repasar los títulos realizados desde entonces, y descubrir algunos nombres de primera línea detrás de las cámaras en las sucesivas entregas: el gran Chris Marker debutó filmando la edición de Helsinki de 1952, el maestro japonés Kon Ichikawa estuvo en la de Tokyo de 1964, un equipo realmente interesante (Milos Forman, Claude Lelouch, Ichikawa, Yuri Ozerov, Arthur Penn, Michael Pfleghar, John Schlesinger, Mai Zetterling) se ocupó de la edición alemana de 1972 (Visions of Eight), Carlos Saura estuvo a cargo de Maratón, la película de 1992 sobre los Juegos de Barcelona.
OCHENTAS. Uno de los casos más pintorescos que recuerde el público uruguayo puede ser empero el de la película de Ozerov Salve deporte, eres la paz, que documentó la edición moscovita de 1980. Eran los tiempos de la Guerra Fría, la Unión Soviética venía de invadir Afganistán, y varios países occidentales, comenzando por Estados Unidos, se negaron a participar. En Uruguay eran, además, tiempos de dictadura, razón por la cual la competencia se vio poco en la televisión.
La consecuencia fue que cuando la Cinemateca estrenó el documental de Ozerov (que, dicho sea de paso y dejando cualquier política a un lado, era excelente) se convirtió en uno de los mayores éxitos de público de la institución, atrayendo incluso a gente que jamás había pisado hasta entonces una sala de cine de "arte y ensayo". No era infrecuente tropezarse con alguien perdido en la esquina de Constituyente y Lorenzo Carnelli, que preguntaba dónde quedaba el "cine Mateca".
Films en los que la competencia sirve de marco para la ficción
Los Juegos Olímpicos han sido no solamente el tema de numerosos documen- tales. También han servido como marco de muchas películas de ficción.
La primera edición de los tiempos modernos (Grecia, 1896), fue el contexto de Sucedió en Atenas (1961), film que contaba un hecho real (el triunfo en la maratón del pastor Spiridon "Spyros" Louis) pero lo rodeaba de una ficción con la rubia Jayne Mansfield.
En El hombre de bronce (1952) de Michael Curtiz, Burt Lancaster encarnó al atleta "nativoamericano" Jim Thorpe, ganador de numerosas medallas olímpicas que luego perdió por un tecnicismo. En 1981, la oscarizada Carros de fuego del inglés Hugh Hudson evocó la rivalidad entre dos corredores británicos en la edición de los Juegos de 1924.
LOS JUEGOS VISTOS POR TRES MAESTROS
Berlín
1936
Los espléndidos contraluces en blanco y negro de la película de Leni Riefenstahl destacan con una particular sensualidad los cuerpos masculinos. El film también humaniza a Hitler, que lucía como un dios en su film anterior "El triunfo de la voluntad".
Moscú
1980
Si el film de Riefenstahl era, sobre todo, una exaltación de la fuerza y la energía, una inevitable dosis de sentimentalismo eslavo recorre "Salve deporte, eres la paz", de Yuri Ozerov dedicado a la edición soviética. La ceremonia de clausura invitaba a lagrimear.
Barcelona
1992
Carlos Saura eligió una categoría (la maratón) como eje de su documental para los Juegos españoles que conmemoraron, además, el Quinto Centenario. El resto era episódico, incluyendo el momento en que un certero flechazo encendía la llama.