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Eduardo González / Raúl Mernies

El fuego en los bosques de Rocha afectó más de 700 hectáreas, y todas las esperanzas quedaron puestas en un camino vecinal que separa las llamas de 8 kilómetros de bosque reseco. Ya hay un hogar desalojado del otro lado de la ruta.

Bomberos y Fuerza Aérea trabajaron en los bosques entre la carretera y la playa, sobre Ruta 9, a la altura del kilómetro 286, pero, hasta el cierre de esta edición, la situación estaba "lejos de ser controlada", confesó a El País un alto jerarca de Bomberos. Allí, la densa capa de bosque es interrumpida por un pequeño camino vecinal (a 8 kilómetros de La Esmeralda), donde se instaló "el cortafuego más grande del operativo", dijo a El País uno de los bomberos. La columna de humo se podía ver a 30 kilómetros.

Fuentes de la Fuerza Aérea agregaron que "en ese camino están puestas todas las esperanzas", ya que si el fuego lograra saltearlo "sería una catástrofe", porque se incendiaría una zona de más de 3.000 hectáreas de bosque reseco. Ayer, en la tarde, el fuego burló esa barrera y se iniciaron pequeños focos del otro lado del camino, pero fueron apagados rápidamente.

Gran cantidad de partículas encendidas volaron por el aire y los bomberos temieron que el fuego cruzara la ruta, por lo que el hogar de un casero, en el kilómetro 288 al lado de la Laguna Negra, fue desalojado.

Durante toda la noche trabajó personal del Ejército y de otras reparticiones públicas realizando fajas entre los bosques y los respectivos cortafuegos (inmensas zanjas húmedas en la tierra), cuyo límite no logró sobrepasar hasta ahora el incendio, informó el intendente departamental, Artigas Barrios.

El principal enemigo de Bomberos fue el viento, que por momentos sopló intensamente hacia el sureste, impulsando las llamas hacia los bosques de la costa, donde se presentaron severos inconvenientes para realizar las tareas. Si el fuego logra controlarse donde está, las acciones para eliminarlo demandarán, al menos, dos días más de trabajo.

Mientras llovió en otras zonas del país, hasta el cierre de esta edición no se habían registrado precipitaciones en el área afectada por el incendio.

Más de ocho topadoras, cuatro palas cargadoras combinadas, retroexcavadoras, y decenas de camiones trabajaron en el área del combate a las lenguas de fuego, mientras que el personal munido de machetes, motosierras, palas y otros implementos, entró y salió rápidamente de la zona.

Los trabajos en horas nocturnas son imprescindibles, ya que las temperaturas son más bajas. "En la tarde se asemeja a un verdadero horno", dijo otro de los bomberos.

Tanto el sábado como ayer se realizaron cortes sobre la Ruta 9 ya que funciona una pista de aterrizaje de emergencia. El vocero de Policía Caminera, Rúben Fernández, explicó que los cortes no duran más de 20 minutos y que están programados para el aterrizaje y posterior despegue de las aeronaves que combaten las llamas.

La cifra: 8.000 Son los litros de combustible gastados hasta ahora en los vuelos de helicóptero, que arrojan agua a 5 metros de los árboles.

La Fuerza Aérea hace su parte

La Fuerza Aérea mantiene personal y aeronaves en la zona del incendio.

Hay tres helicópteros UH-1H que lanzan el agua desde los dispositivos "Bambi bucket" que poseen, utilizando para el reabastecimiento a la cercana Laguna Negra.

Además se instaló un centro de comunicaciones, para coordinar las tareas y un camión cisterna para el reabastecimiento de las aeronaves que se encuentran operando en el área.

El contingente está compuesto por 25 efectivos (entre los cuales hay dos mujeres mecánicas de vuelo de helicópteros, una de ellas en su primera misión operativa), los pilotos y mecánicos de las aeronaves, el personal de comunicaciones y personal de apoyo.

Hasta las 20:30 del sábado se arrojaron 80.000 litros de agua sobre las llamas.