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Mañana en El Galpón se estrena "La persuasión", que protagoniza Myriam Gleijer, dirigida por un joven director: Gerardo Begérez. Con texto de Erika Halvorsen, se trata de una comedia negra que ironiza sobre la televisión y el peso de lo mediático.

Actor y director uruguayo radicado en Buenos Aires y formado en El Galpón, Begérez viene desarrollando una carrera teatral muy movida en ambas capitales del Plata. Ahora, con este título, que se anuncia como un espectáculo que se nutre con lo peor de la televisión, reúne a tres actores (Gleijer, Silvia García y Pablo Pípolo), en un tributo a la fallecida actriz María Azambuya.

Sobre texto de una autora argentina, la obra narra el recorrido de un ama de casa, que, luego de denunciar que su marido se encuentra secuestrado por movimientos terroristas, y de vaticinar una ola de atentados a producirse en Argentina, se convierte (siempre con la ayuda de su hermana devenida en jefa de Prensa), en estandarte de la inseguridad y del miedo que atormenta a una clase media alta, que ya no encuentra la paz ni en el interior de sus barrios privados.

Esta mujer se transformará así, en pocos días, en el ser con mayor índice de popularidad, no sólo en el territorio argentino, sino también en el extranjero, en fenómeno mediático y hasta en dirigente política. En tono de comedia negra, el espectáculo echa luz sobre los mecanismos del marketing político y la manipulación de los medios de comunicación, poniendo en escena los procedimientos utilizados.

"En este espectáculo trabajamos un teatro bastante cinematográfico, con actuaciones creíbles, y a la vez proyectamos lo teatral de forma audiovisual, o sea que simultáneamente los espectadores van a ver lo representado y lo proyectado", explicó Begérez a El País, agregando que intenta con esta obra hablar del peso de la televisión argentina en el Uruguay. "Me interesa lo que está sucediendo hoy con la televisión argentina en Uruguay, donde prácticamente ha desaparecido la identidad local de la televisión uruguaya, porque lo argentino ha colonizado todo. De eso se nutre este espectáculo".

"Es muy diferente trabajar en ambas orillas. En Argentina en general las cosas son más fáciles, porque hay mucha gente talentosa dispuesta a ayudar. En Montevideo a veces hay más dificultades, sobre todo cuando sos un director joven: en Argentina ser joven es positivo, mientras que en Uruguay a veces hay resistencias, no en El Galpón porque es mi casa, pero sí en el medio teatral en general, que es muy competitivo", explica Begérez.

"Acá todos están mirando, con un tigre entre los ojos, como decía Nelly Goitiño, lo que sucede en el espectáculo del colega, del compañero. En Argentina todo es más magnánimo, allá es muy difícil que alguien te esté envidiando, juzgando, porque todos están todo el tiempo trabajando, creando espectáculos, sin prestar demasiada atención (de forma negativa) a lo que está haciendo el otro. Es como si allá hubiese lugar para todos", agrega el joven director uruguayo.