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El liceo de los presidentes cumple 100

IAVA. Todos los mandatarios desde 1985, menos Lacalle, pasaron por allí Según su ficha, Mujica debe Matemática de 4º La institución, famosa por su formación, sigue obteniendo buenos resultados

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RAÚL MERNIES

¿Qué tienen en común Martín Buscaglia, José Mujica y Alberto Kesman? En algún momento de su juventud pasearon por los pasillos y patios del IAVA, que luego de 100 años de historia sigue siendo un estandarte de la educación y la cultura local.

En 100 años de existencia, el emblemático edificio de la Calle Rodó acogió en sus aulas a centenas de miles de alumnos. Muchos de ellos tuvieron vidas exitosas o se convirtieron en celebridades en diferentes ámbitos. Con la excepción de Luis Alberto Lacalle, todos los presidentes de la República posdictadura fueron alumnos del Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA). Mujica todavía debe matemática de 4°.

El 22 de enero de 1911, cuando en Uruguay había 1.042.686 habitantes, según el censo de 1908, y a la Universidad se asistía de saco y camisa, el Estado gastó un millón de pesos para construir dos nuevos edificios que modificarían el destino de la educación uruguaya para siempre: la actual sede de la Universidad y el IAVA, el primer preparatorio capitalino preuniversitario.

Así, entonces, la enseñanza secundaria nació en Uruguay como parte de la Universidad y se fue desarrollando con dificultades.

El doctor Alfredo Vásquez Acevedo, rector de la Universidad desde 1880 hasta 1899, con algunas interrupciones, transformó la Universidad y creó sobre nuevas bases (como la necesidad de amplios y completos edificios) la enseñanza secundaria.

Cuando abrió el IAVA en la secundaria había una matrícula cercana a los 1.800 alumnos. Cuatro años después, en 1914, ya se había incrementado significativamente, alcanzando los 3.000 alumnos en Montevideo y 1.200 en el interior.

Su peculiar edificio de estilo ecléctico, con detalles de un marcado "art nouveau" y mucho de modernismo clásico, esconde en su interior algunos ricos pedazos de historia, como una versión de El Quijote del siglo XVII, o un ejemplar de los Principia de Newton, que vale más de 100.000 euros.

En julio de 1976 el edificio fue declarado monumento histórico nacional.

Allí también está la Biblioteca Central de Secundaria, independiente del IAVA pero que forma parte de la estructura edilicia, y que hoy cuenta con más de 120.000 libros y documentos. Y alberga el Museo de Historia Natural, que tiene miles de piezas embalsamadas, animales marinos y aves, y el Observatorio Astronómico Municipal (ver nota aparte).

En la década de 1940 el IAVA era el único preparatorio público de todo el país, y llegó a tener un enorme prestigio, tanto por su nivel de exigencia como por lo destacado de los profesores que dictaban los cursos.

Virginia García Bastreri, actual directora del IAVA, dijo a El País que hoy el liceo tiene más de 2.600 alumnos y unos 300 docentes trabajando en dos turnos diurnos y uno nocturno.

La directora, que está vinculada al centro de estudios desde 1999, no oculta su cariño por cada rincón del lugar y asegura que su fama de debe "a la excelencia de los profesores", aspecto reiterado en los testimonios de exalumnos, padres y empleados.

Hoy en día el IAVA no es el mismo. En 2004 comenzó una reforma que rehizo la instalación eléctrica y sanitaria, y se repararon las azoteas, que estaban muy deterioradas. En el presente, sigue en obra.

Alex Mazzei, exalumna del IAVA y directora de Secundaria en el gobierno anterior, recordó de sus épocas de estudiante "la marcha de los paraguas": luego de que los alumnos se quejaron al director porque los salones se llovían y él les respondió "traigan paraguas", contó.

Además de sus anécdotas, Mazzei recordó que "todos los profesionales del país pasaban por el IAVA" y que por eso "hoy en día hay tanta gente reconocida que estudió allí". Entre la extensa lista de nombres se destacan los exvicepresidentes Gonzalo Aguirre y Luis Hierro López, el ministro Eduardo Bonomi, Tabaré Vázquez, Federico García Vigil, Julio M. Sanguinetti, Hugo Batalla, Danilo Astori, Wilson Ferreira Aldunate, el "Toto" Da Silveira, Jorge Bat-lle y muchos más.

Quizás un poco por esa mística fama de buen liceo, o porque en su interior hay algo que nadie sabe explicar, los resultados de los alumnos siguen siendo buenos. El IAVA obtuvo el segundo lugar en la últimas pruebas PISA, grupos de estudiantes han sido becados y han ganado concursos de robótica en los últimos tres años, entre otras distinciones académicas.

INTERIOR. El liceo está divido en dos patios internos unidos por salones con doble salida (adscripción, dirección, sala de profesores y bedelía), para facilitar el transito de los docentes.

Además, el hall de entrada comunica el exterior con los patios y el segundo piso a través de una escalera central.

Este patio tiene otra escalera que lleva al subsuelo, la planta baja, el primer piso y al observatorio. Actualmente en ese patio funciona un ascensor, que abre sus puertas solo con códigos numéricos: cuando funcionaba con botón era una tentación para "los noviecitos", contó una funcionaria de mucho años. Los patios internos son casi simétricos y hacia ellos están orientados los 25 salones, las escaleras, los laboratorios y las oficinas.

Otro de los espacios más tradicionales y recordados del IAVA es el salón de actos. "Allí se daba cita lo más distinguido de la intelectualidad", se lee en uno de los tantos resúmenes históricos del lugar, redactado por Guillermo Cielo. El hecho más recordado, por su significado histórico, fue la reunión en ese salón de las poetisas Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral y Alfonsina Storni. La historia dice que fue la única vez que las tres compartieron un recinto.

Un centro cultural completo

En el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA) no funciona solamente el liceo público N° 35. Entre sus paredes se alza un completo centro cultural.

Una de las reliquias es la Biblioteca Central de Secundaria, que es la segunda del país en importancia. Tiene libros del propio Alfredo Vásquez Acevedo, una colección de literatura artiguista y hasta un ejemplar de El Quijote del año 1600.

También funciona el Museo de Historia Natural, que tiene cientos de piezas en sus vitrinas y hasta dos tigres embalsamados.

En la parte superior está el Observatorio Astronómico Municipal, desde donde se dictó la hora oficial a todo el país hasta la década de 1940. Posee un telescopio fijo de más de 3 metros con el que se vio el único cometa descubierto desde Uruguay, en 1947.

Los nombres de los más grandes

n Un elemento característico y que tiene poca visibilidad son las ternas de nombres en relieve en cada lado del edificio. Los 48 nombres corresponden a filósofos, naturistas, escritores, físicos y sabios de todos los tiempos.

Arquímedes, Watt, Newton y Lavoisier son algunos de los que se encuentran en la fachada principal. En el lado norte aparecen Aristóteles, Sócrates, Platón, Dante y Darwin, mientras que en el este hay lugar para Kant, Pitágoras y Herodoto. Por ultimo en la fachada oeste están Hertz, Galileo, Kepler y Copérnico, entre otros.

Supuestamente el edificio tuvo dos estatuas que adornaban su puerta principal y dos artísticos faroles al pie de la escalinata.

Según algunos testigos, esos elementos daban un "aspecto majestuoso" a la entrada por la ex calle Lavalleja, pero hace muchos años que ya no están.

Los vecinos memoriosos de la zona aseguran que a fines de los años 1930 esas estatuas fueron trasladadas al Parque Rodó, aunque no están claramente identificadas.

Recuerdos, vivencias y anécdotas de algunos exalumnos del IAVA

Boris Cristoff

Astrólogo

"Las anécdotas más lindas que tengo son del recreo. ¡En el IAVA patinábamos! Hay unas pastillitas en el suelo, entonces corríamos rápido hasta que de golpe poníamos los pies firmes en el suelo y seguíamos patinando por metros. No he encontrado otro piso en el mundo en el que se pueda patinar así, y mire que lo he intentado en varios. Haciendo eso tiramos al suelo al profesor de italiano, que era muy bajito; era el profesor de italiano de Jorge Batlle. Iba cruzando, no lo vimos y lo llevamos por delante ¡Pero yo no fui, eh!"

Alberto Kesman

relator de fútbol

"Hice mi preparatorio de medicina en el IAVA, allá por el año 1966; los profesores eran eminencias. Era compañero del hijo del Dr. Caldeyro Barcia, Roberto. Una vez un profesor con el que todos reprobábamos, le dijo "Un gran saludo a su padre. Aprobado, Caldeyro". Su frustración fue tal que dejó de estudiar y se dedicó a la fotografía. Estaban de moda los Beatles, se usaban pantalones oxford y los que teníamos rulos éramos terrajas. Yo me laciaba el pelo para estar en onda. Por suerte después vino el african look..."

Luis Hierro LÓpez

Exvicepresidente de la república

Ingresé en el IAVA en 1963 y aquello parecía la Meca. Tengo gratos recuerdos de la profesora Fernández de Odriozola. Cuando yo llegaba a clase atrasado me decía "A Hierro lo veo atrás de las columnas", porque yo me escondía. También recuerdo que un grupo de alumnos nos habíamos peleado con la profesora de literatura y antes del examen nos dijo que íbamos a perder. A mí me preguntó la cantidad de rayos que tenía la rueda del carro de Aquiles en La Ilíada. Obviamente que no supe y perdí; después aprendí que eran 22".

Martín Buscaglia

Músico

"Yo soy de los ex alumnos de la década del 90 y tengo un recuerdo super lindo. Había un profesor de contabilidad que era tan bueno que logró que me gustara una materia que odiaba. También tengo muchos recuerdos de los recreos, yo ya iba con la guitarra y me gustaba cantar con mis compañeros. Salimos muchos artistas de esas generaciones. Juan Campodónico, el Coco Rivero... Yo debo matemáticas de 5° y derecho de 6°, pero como toqué en la fiesta de los 100 años me siento un graduado `honoris causa`".

Alex Mazzei

Docente y exdirectora de secundaria

"Tengo recuerdos preciosos, de lo más divertidos. Recuerdo cuando al "UFA" Hugo Fernández Artucio, padre de Fernández Faingold, que era el director, se le ocurrió cambiar los bancos de madera porque decían que se rompían demasiado y puso butacas de cemento. Hicimos una manifestación y las mujeres, con mucha picardía, le fuimos a decir que nosotras no podíamos usarlos porque nos hacía mal en los ovarios y nos traía problemas ginecológicos. No nos dio corte, como te imaginarás".

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