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Lord Ponsonby, altanero y eficiente

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Luciano Álvarez

Lord Ponsonby (1772 - 1855): la sola mención de su nombre evoca el vasto y nunca concluido debate sobre los orígenes del estado uruguayo.

Desde 1822 George Canning era ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Londres; un personaje fascinante que siendo "Tory" llevó adelante una política "liberal" en la Europa absolutista de la Santa Alianza. Su política americana era excepcional y visionaria. En diciembre de 1824 el Parlamento inglés reconoció a las Provincias Unidas del Río de la Plata; luego firmó un acuerdo comercial. Cuando la provincia Cisplatina se sublevó contra su aliado, el Imperio del Brasil y Buenos Aires apoyó a los díscolos orientales, Canning se puso en campaña para arreglar las cosas y encargó la tarea a sus hábiles diplomáticos instalados en la región. Pero el rey George IV, que tenía, entre otros malos hábitos, el de inmiscuirse groseramente en la política, impuso a Lord John Ponsonby, -miembro de una familia "histórica" y "muy política", según Paul Johnson- como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario.

Ponsonby era extraordinariamente buen mozo, le gustaba alternar en el exclusivo Watier`s Club, promover la homeopatía y acercarse peligrosamente a Lady Conyngham, la amante del rey. Éste decidió que América era un destino adecuadamente lejano para su potencial rival. Cuando desembarcó en Buenos Aires -el 16 de septiembre de 1826- Woodbine Parish, el cónsul británico se quejó: "Cualesquiera fueren sus talentos, un alto aristócrata está poco calificado para tratar a los bajísimos demócratas con quienes debemos alternar aquí". Parecía un buen diagnóstico; Ponsonby se solazaba practicando la peor altivez. Cuando Bernardino Rivadavia, "Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata", le recibió con toda pompa y quiso ofrecerle una cena de gala, le comunicó que no pensaba comer en público ni en privado con alguien que hablaba tanto".

En su correspondencia de esos días pueden leerse textos como este: "Nunca vieron mis ojos país más odioso que Buenos Aires. […] Realmente tiemblo cuando pienso que debo pasar algún tiempo aquí... esta tierra de polvo y pútridas osamentas, sin caballos, sin caminos, sin casas confortables... sin libros, sin teatro, que pueda llamarse así... Nada bueno, fuera de la carne. […]. Y la jactancia republicana en todo su vigor. Intolerable sitio. […] Me colgaría de un árbol si esta tierra miserable tuviese árboles apropiados".

Sin embargo, Ponsonby se mostró extraordinariamente apto para la labor. Su objetivo era lograr la paz, mantener las alianzas y favorecer el comercio sin involucrar militarmente a Inglaterra. Para ello identificó con lucidez a cada uno de los actores, su personalidad y sus intereses y logró una comprensión rica y compleja de los mismos. También vio la potencialidad de la Banda Oriental para asumir su propio destino: el mejor puerto del Plata, suelo fértil, el mejor clima de la región. "Muchos de sus habitantes […] son tan cultos como cualquier persona de Buenos Aires y muy capaces de constituir un gobierno independiente, probablemente […] bien administrado."

Cumplidos sus objetivos regresó a Londres; pronto tendría un nuevo destino.

El Congreso de Viena, que estaba reorganizando Europa, reunificó después de tres siglos a Holanda y Bélgica para lograr una potencia fuerte en medio de Prusia y Francia. Sin embargo Guillermo I, incapaz, si ello fuera posible, de cerrar heridas seculares, no se comportaba como monarca del "Reino Unido de los Países Bajos" sino como rey holandés y ocupante de Bélgica.

El 25 de agosto de 1830 en el teatro de la Monnaie de Bruselas, se representaba una ópera: "La Muette de Portici". Cuando el tenor cantaba el "Amor sagrado de la patria/ dadnos la audacia y el orgullo", el público salió del teatro al grito de "Viva la libertad", y se sumó una muchedumbre sublevada por todo el país. Guillermo I envió 12.000 soldados a Bruselas, hubo unos 1.200 muertos de ambos bandos y en noviembre un Congreso Nacional belga declaró la independencia.

El 1º de diciembre llegó Lord Ponsonby con la recurrente misión de lograr la paz y mantener el equilibrio europeo sin involucrar militarmente a Inglaterra. Otra vez puso en juego su mirada autónoma y de largo plazo, notable conocimiento de los hombres, energía y capacidad para adecuar sus apuestas a la marcha de los acontecimientos.

Primero apoyó a los "orangistas", partidarios de los holandeses, para evitar que los belgas se unieran a Francia. Pero un día, mientras caminaba por Bruselas vio una pelea entre niños; uno de ellos insultó al otro: "francés piojoso", le dijo. Probablemente le vinieron a la memoria aquellos lejanos orientales que toleraban mal a porteños y brasileños. Al día siguiente fue a ver a Jean-Baptiste Nothomb, uno de los líderes belgas y le dijo: "¿Siente que los belgas tienen la fuerza para convertirse en una nación libre? ¿Se siente capaz de responder por este país? Si es así cuente conmigo". "El reino de Bélgica nació en ese momento", diría con orgullo. Para imponer la alternativa del príncipe bávaro Leopoldo, Ponsonby propuso, negoció y amenazó. En el Congreso se leyó una carta suya donde daba a entender que si se oponían, las cosas podrían ponerse tan mal que se llegaría "hasta la misma extinción de la palabra `belga`".

En 1832 fue enviado a Turquía, un polvorín internacional que le tuvo como protagonista durante nueve años.

Guizot, el político e historiador francés, realizó una interesante observación sobre el carácter de Ponsonby y por extensión a la diplomacia británica en general: No estaba integrada por meros funcionarios, ejecutores dóciles de las órdenes de un gobierno, sino por aristócratas con siglos de "práctica en un gobierno constitucional". De allí su independencia de criterio respecto a sus propios ministros. "Lord Ponsonby llegó a la embajada de Constantinopla diciendo: `estoy aquí porque quise, y haré lo que quiera y me iré cuando me plazca`."

El último destino diplomático fue adecuado premio para el altivo y eficiente aristócrata: la corte de Viena (1846 a 1850). Lord Ponsonby murió en Brighton el 21 de febrero de 1855.

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