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Pálidas

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GERARDO SOTELO

Siempre es gratificante escuchar a Enrique Baliño. El ex jerarca de IBM contagia optimismo y tiene una capacidad de persuasión propia de un gran líder. No es de extrañar que su último libro, No + Pálidas, incluya algo más que "cuatro actitudes para el éxito". Su lectura debería ser obligatoria para los burócratas de las más diversas actividades, desde ministros y jerarcas de entes autónomos hasta técnicos de fútbol, decanos universitarios, dirigentes sindicales, activistas sociales y, por cierto, empresarios. Pensemos, por ejemplo, qué pasaría si quienes resuelven, planifican y reclaman en torno al presupuesto quinquenal, practicaran estas cuatro actitudes.

Por ejemplo, sería fantástico que sindicatos y gobernantes se pusieran de acuerdo en hacer un uso positivo de su energía. Baliño dice que "de lo que hablan las personas es de lo que se ocupan" y que ha podido observar que las personas exitosas "utilizan su tiempo y su energía a empujar proyectos, se enfocan en aquello en lo que tienen responsabilidad directa y en aquello en lo que su dedicación produce resultados".

Sería extraordinariamente renovador que gobernantes, parlamentarios, sindicalistas y empresarios comprendieran que en esta "changa" de construir un país próspero y justo, "ganamos todos o perdemos todos". Enrique adapta una anécdota que Roger Fischer incluyó en su clásico "Sí, de acuerdo" y que se refiere a tres picapedreros medioevales a los que un viajero interroga sobre su trabajo. El primero responde que está picando piedras, el segundo que está ganándose su salario, pero el tercero, en cambio, siente que forma parte de un equipo que construye una catedral. Según sea el sentido de equipo y el liderazgo de las personas y las organizaciones, los resultados pueden ser diferentes aunque las dificultades sean las mismas.

Por cierto, sería casi una fiesta para la patria que los actores sociales entendiéramos que la mejora continua no es optativa sino una condición inexorable para tener éxito. Discutir qué tajada vamos a obtener de un PBI hipotético está muy bien, pero un papel firmado no garantiza que mañana estén los recursos. "La semilla del fracaso está plantada en el éxito" afirma Baliño. El autor advierte sobre el pecado de soberbia, que se percibe cuando las personas "se aferran tanto a sus viejos paradigmas (modelos mentales) que… les impiden ver lo que no encaja en su patrón… ya no escuchan y como no escuchan no aprenden".

Finalmente, sería un regocijo patrio si observáramos que nuestros líderes se sienten dueños. Esto no tiene nada que ver con la titularidad de las acciones o del mando. Ser dueño es hacerse cargo de lo que uno hace y de lo que pasa a nuestro alrededor. "El diálogo de los individuos responsables contagia entusiasmo, crea capital humano. Hace que la energía y las ideas circulen y se conviertan primero en acciones y luego en resultados deseados". Siempre es gratificante escuchar a Enrique Baliño, pero en vísperas de una discusión sobre el presupuesto quinquenal, es imprescindible hacerlo.

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