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MARÍA EUGENIA LIMA

Lula "tiene una sensibilidad muy grande. Se emocionó por el trabajo que ha hecho con las personas de calle", contó Cristina Bove, una uruguaya que vive en Brasil y colabora en la elaboración de una política nacional para los brasileños sin techo.

El 21 de julio el presidente de Brasil, Luis Inácio "Lula" Da Silva, sollozó en dos momentos en una entrevista con la TV Récord. Lula se quebró por primera vez después de decir: "Vi firmar un crédito de 100 millones de dólares para la cooperativa de hurgadores. Y entonces pensé: ahora sí que este país….", y la segunda vez fue cuando mencionó: "Hubo un día en que recibí a los que viven en la calle. Les pregunté qué reivindicaban y me respondieron: `No queremos pedir nada. Sólo queremos decirle que nuestra mayor conquista es el hecho de estar ahora dentro del Palacio del Planalto`. Ellos jamás pensaron que irían a entrar".

La uruguaya Bove sabía el por qué de las lágrimas del mandatario porque lo conoce, y hace 45 años -desde que llegó a Brasil- que trabaja con las personas en situación de calle y los hurgadores de ese país, como miembro de la organización no gubernamental (ONG) "Pastoral do povo da rua" (Pastoral del pueblo de la calle).

Bove se fue de Montevideo cuando tenía 19 años. "Me fui porque estaba queriendo entender y conocer la realidad de los pobres. Estaba un poco sensibilizada con la realidad de los pobres de Brasil y Francia. Además tenía una inquietud religiosa y había un grupo religioso en el que había uruguayos que estaba en Brasil y que me interesaba la forma en que trabajaban" con las personas en situación de calle, contó Cristina la semana pasada, en una visita a Uruguay después de dos años sin viajar a su país.

Explicó que no se quedó en Uruguay a trabajar con los pobres porque en 1965 la realidad en su país no era la de hoy. En esta visita se sorprendió de la cantidad de personas que vio en la calle. "En aquel momento en Uruguay no había niños y gente adulta en la calle. Es impresionante ver la cantidad de gente que hay en la calle", dijo.

En la actualidad vive en Belo Horizonte, pero también residió en Recife y en San Pablo. Durante la conversación con El País aclaró entre risas que iba a "hablar un poco `aportuguesada`. No es fácil, hace mucho tiempo", argumentó.

Cuando viajó a Brasil por primera vez vivió en Recife y trabajó con niños de la calle y mujeres que ejercían la prostitución. "Yo quería vivir con la gente, no quería hacer algo por ellos sino hacer algo con ellos. En aquel momento en Recife había una casa que recibía a los chicos que vivían en la calle, se llamaba Club, era una casa donde ellos podían ir y si querían podían quedarse a dormir. Se los vinculaba con sus familias o a veces se los hacía volver a estudiar", relató.

Desde hace 20 años la Pastoral está trabajando más con adultos sin techo. Fue así que la ONG en la que trabaja la uruguaya logró que hurgadores y gente en situación de calle se organizaran y se unieran conformando la Asociación de Hurgadores (Asmare) y el Movimiento de la Calle.

Los clasificadores capacitan a hurgadores y a personas que viven en la calle. Los preparan como mozos o recepcionistas para trabajar en un restaurante que la Pastoral les ayudó a levantar. "Lo que hicimos fue romper con esa mirada de sólo brindar caridad y de ver a esa persona como un objeto, no como un sujeto que tiene potencial, que puede cambiar su vida", manifestó Bove. Desde febrero de este año la uruguaya representa a la ONG en un Comité "creado por el gobierno nacional (de Brasil) para monitorear la implantación de la política de la gente de la calle. Tiene cinco representantes de las personas de la calle, uno de cada región de Brasil, y cuatro ONG: la Pastoral, la Universidad de Brasilia, Forum y Médicos sin Fronteras".

Bove considera que "sería interesante discutir a nivel de gobierno para ver qué podría hacerse aquí en Uruguay, creo que en este momento con un gobierno popular sería interesante poder estar discutiendo qué posibilidades habría en Uruguay para hacer un trabajo para poder incorporarlos (a la gente de calle) en la ciudad".

En Brasil las personas que viven en la calle son principalmente hombres de entre 25 y 40 años. En ese país las personas después de los 40 no consiguen trabajo. El Comité empezó a discutir la posibilidad de darles una indemnización, evaluarán si la ayuda es a cambio de algo. "Hay que pensar en beneficios para que ellos puedan sostenerse. Pensamos que es justo que se les dé una indemnización porque el Estado les debe, el Estado no respondió como debía responder, es una injusticia social muy grande", opinó.

41.000 personas vivían en la calle en 2007-2008 en Brasil, según un relevamiento en 71 ciudades de más de 300.000 habitantes.

16.000 personas viven en situación de calle en San Pablo, según un censo de este año; 6.000 más que en 2007-2008.

Entre 1.000 y 1.200 personas están en situación de calle en Montevideo, informó Jorge Diz, del Equipo de Fortalecimiento del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). El perfil de los sin techo es muy variado. "En este momento hay un fuerte componente que tiene que ver con consumidores en calle", agregó.

"Hace unas semanas se hizo un relevamiento en el que se contabilizaron 580 personas en situación de calle en Montevideo. Duró cinco semanas", indicó Diz. Además, hay 680 personas que están en los 13 refugios y en los dos hogares de medio camino que hay en la capital del país para las personas sin techo. Estos últimos son: para hombres solos y otro para madres con hijos. "Trabajan para lograr la máxima autonomía de la persona", explicó.

El Mides tiene un programa llamado Past (Programa de Atención a los sin techo) para trabajar con estas personas, en el que están incluidos los refugios y los hogares de medio camino. Además de los programas de calle como la Brigada Calle y el Equipo Móvil. "Hay personas que quieren ir a refugios y otras no, entonces se sigue trabajando con ellos en la calle. Se trata de mejorar sus condiciones de vida, como brindarles documentación, acercarlos al sistema de salud o revincularlos con la familia", explicó. Ese trabajo lo hace una organización no gubernamental (ONG), que es la que lleva adelante la Brigada Calle.

El Centro de la ciudad sigue siendo el lugar donde hay más personas viviendo en situación de calle. El otro equipo de calle, que es el Equipo Móvl, "responde a las necesidades más puntuales, lo que puede ser la atención en el Mides mismo. Y también atienden las denuncias telefónicas. Un vecino que llama para denunciar que hay una persona en situación de calle, se asesora y se concurre", sostuvo. En los refugios y en los hogares también se trabaja con las personas para acercarlos al sistema de salud, darles documentación o vincularlos a la familia.

No hay programas específicos de vivienda y trabajo para ellos "porque lo que se busca es la integración social, entonces si se crean programas muy específicos lo que se hace es separar más".

Cristina Bove es uruguaya. Vive en Brasil desde hace 45 años. En 2007 fue declarada Ciudadana Ilustre de Belo Horizonte -donde vive actualmente- por sus trabajos con la gente en situación de calle y con los hurgadores. "Es importante, quiere decir que tu pudiste trabajar con las personas de calle y que ellos puedan participar en la ciudad", afirmó Bove, respecto a lo que sintió cuando recibió ese reconocimiento de la ciudad brasileña. Esta uruguaya es miembro de la organización no gubernamental brasileña Pastoral do Povo da Rua (Pastoral del pueblo de la calle), que forma parte de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil. Según la página web de la Conferencia (www.cnbb.org.br), la misión de la Pastoral que integra Bove es la de "estar junto al pueblo de la calle y a los hurgadores, reconocer las señales de Dios presentes en su historia y desarrollar acciones que transformen la situación de exclusión en proyectos de vida para todos".