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Una empresa del show y el negocio

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MATÍAS CASTRO

El show que Paulina Rubio ofrecerá mañana en el Conrad es privado. Sin embargo su presencia en Uruguay pone en el tapete el tema de las estrellas de la música latina que, desde Estados Unidos, cruzan entretenimiento, marketing y arte.

"Soy una empresa; una marca que crea canciones y las canta; vende discos y productos y hace conciertos. Y tomo las decisiones sobre mi carrera", dijo en una reciente nota que El País de Madrid le hizo en Nueva York. La entrevista fue hecha allí porque la cadena Univisión, la mayor red televisiva para latinos en Estados Unidos, la había elegido como estrella para un evento transmitido en directo a todo ese país. Muchos de los programas que emite Univisión son producidos por Televisa, el multimedio y canal mexicano, sobre todo las telenovelas. La carrera de Paulina Rubio, a su vez, fue gestada dentro del Centro de Educación Artística de Televisa, un instituto del que sale el 85% de quienes trabajan en el canal delante y detrás de cámaras (y también gente tan diversa como Gael García Bernal, Thalía o Salma Hayek). Esa entrevista, además, había sido en ocasión de la presentación de su disco Gran City Pop, editado por el sello Universal, con aspiraciones a colocarla como la artista latina número uno en Estados Unidos, un mercado altamente redituable. El mismo sello había hecho lo propio con el colombiano Juanes, un año antes.

Entre tanto acuerdo de megaempresas y una gira que ha recorrido al menos catorce ciudades importantes de Estados Unidos, otras tantas en México y que tendrá futuras fechas en el resto de Latinoamérica y España, parece difícil aceptar que, tal como dijo, toma de la primera a la última decisión en su carrera. "He escrito mis temas, he elegido al director del clip, he controlado la producción, el concepto, la creación artística y el marketing. Soy la productora ejecutiva. Y tengo una relación directa con mis fans a través de la web sin que nadie se meta entre nosotros. Decido. He crecido", agregaba en la misma entrevista.

Alguna vez sostuvo que era famosa desde el nacimiento. Aunque esto sea una exageración, es cierto que en su familia ya estaba de alguna manera el gen del rumbo que luego tomó. Su madre era la actriz de telenovelas Susana Dosamantes y su padre era un abogado de ascendencia gallega llamado Enrique Rubio. Paulina Rubio actuó en telenovelas de Televisa durante un tiempo y ahora está casada con un relacionista público y empresario español.

Su madre contó una vez que Paulina, a los tres años, se interponía a los periodistas que la iban a entrevistar, les robaba su atención y les decía que bailaba y cantaba mejor que ella. A los once años ya lo hacía sobre un escenario ante multitudes con el grupo Timbiriche, la respuesta mexicana a los Parchís. El éxito del grupo fue tal que, a lo largo de sus doce años de existencia vendió unos treinta millones de discos. Paulina vivió toda su adolescencia como parte del fenómeno mediático de la banda, al mismo tiempo que comenzaba a actuar en televisión. Hasta que a los veinte años se resolvió a encarar una carrera solista.

Se lanzó con su primer disco, La chica dorada, que vendió 2.5 millones de copias. De ahí en adelante, y con algunos intervalos, su carrera siguió siempre con ventas muy fuertes y golpes de impacto en los rankings radiales. Todo esto cimentó una historia en la que la industria musical, los acuerdos empresariales, el arte y la composición, la búsqueda de lo popular y lo bailable, las acciones de caridad y el divismo de una estrella se cruzaron una y otra vez irremediablemente, como ocurre con prácticamente cualquier músico pop que alcance ese nivel de fama.

Ya había defendido esa independencia a la que hacía referencia al comienzo, cuando a mediados de los noventa terminó su contrato con EMI y durante cuatro años se alejó de la industria de la música. Firmar con Universal, según contó, le permitió tomar las riendas más a menudo. Hoy en día, cuando la industria cambia radicalmente, ser su propia productora no solo implica más trabajo, sino también mayores ganancias.

"Dicen que cuando ganas tu primer millón cambias", afirmó en una oportunidad, para enseguida aclarar: "Yo lo he ganado, pero nunca voy a estar a favor de gente como Bush. O los dictadores. Yo creo que hay que respetar el medioambiente, tener cuidado con los residuos nucleares, luchar contra la explotación infantil; creo en el valor de la cultura y en la democracia en Latinoamérica. Y, sobre todo, creo en el papel de la mujer".

Dos de sus discos con emi y dos de los que hizo con Universal

La chica dorada

1992

Tras casi una década en el grupo juvenil Timbiriche, editó su primer disco solista, con apoyo financiero de su madre (quien hasta hoy la acompaña en sus giras). El éxito del disco contribuyó a popularizar su título como forma de referirse a ella, tal como pasó con Madonna y su apodo de "Chica material".

Planeta Paulina

1996

Este fue el último disco que hizo antes de cortar su relación con el sello Emi y también coincidió con sus últimas experiencias como actriz de telenovela. De hecho, la canción "Enamorada" fue la cortina musical de la telenovela "Alma pobre, niña rica" que ella protagonizaba.

2000

Con una nueva referencia a ella misma desde el título, volvió a la música tras cuatro años de alejamiento de los escenarios. De inmediato consiguió varias nominaciones a los Grammy y también colocó en la radio la canción Y yo sigo aquí, que hasta hoy, diez años después, sigue sonando.

Gran City Pop

2009

Producido entre Rubio, los argentinos Cachorro López y Coti Sorokin entre otros, es un supuesto reflejo de la vida de ella en tres ciudades: Miami, México y Madrid. Por eso apunta a mezclar influencias sonoras en un disco cuyo resultado final es, tal como dice el título: pop.

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