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La música de raíz resucita al rock de Hablan por la Espalda

"Macumba". El rock visceral del grupo suma al viejo candombe y al blues

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SEBASTIÁN AUYANET

Hablan Por La Espalda se reinventa entre tamboriles, blues y más trances psicodélicos en un rito de trece temas que convierten a su nuevo disco en un siniestro y sacudidor candombaile.

Un infernal corrido de tres minutos diez segundos inaugura el exorcismo de una hora y poco más al que somete Hablan Por La Espalda, un grupo que desde sus inicios se ha sentido cómodo con el sayo de "banda maldita" y que ahora, dice, se sometió a una macumba sonora para alejar males y miserias.

Ese vertiginoso rock rutero y de perdedores llamado Colgado de aleta remite a las últimas imágenes del grupo: estridencias experimentables en cuevas de la música alternativa de la ciudad con influencias de rock visceral, Dead Kennedys y Black Flag entre las más notorias.

En ese entonces, el espíritu del grupo todavía se sentía desubicado en la geografía montevideana y añoraba giras por Alemania y Brasil, donde había menos espaldas y más chances. Esa fue la última foto.

Lo que menos cabía esperar, entonces, era que un grupo así cayera cuatro años después con una proclama sacudidora de males propios en el que puede flotar Tótem en las percusiones de Faraón o Días de Blues en las guitarras que atacan Tuka y Guerreros. Todo eso sobre la misma pulsión frenética de discos anteriores como su álbum homónimo de 2005 y viejas percusiones africanas. ¿Qué dirán ahora los que afirman que las nuevas generaciones no van a comprar viejos vinilos a Tristán Narvaja ni revisan ciertos viejos sonidos montevideanos?

Otro de los mojones del disco es sin duda Vamos a movernos, una canción que habría que hacerle cantar a Rubén Rada algún día. Sin digerir el mareo, comienzan a repiquetear congas picantes junto a los teclados Hammond accionados por Varela que recuerdan que la obsesión de HPLE por la psicodelia (y por The Doors) también sigue ahí. Todo eso en un candombe de barrabravas llamado Calor en el pecho, quizá la síntesis más lograda del disco.

Desde sus primeras canciones, HPLE parecía ser capaz de hacer la banda sonora perfecta para un violento bar del fin del mundo en plena efervescencia. Hoy las imágenes que evoca la voz de Fermín Solana podrán ser las mismas pero ahora es imposible no pensar esa escena sin estar acompañada por dos vedettes que se sacuden al ritmo del tamboril y de algún demonio que toca esas congas, como una inédita visión apocalíptica y uruguaya.

Las mutaciones en Hablan Por La Espalda no son nada nuevo. Antes de los ramalazos de punk extremo había estado el coqueteo con los sonidos del indie anglosajón. Lo bueno de esta nueva asimilación de contenido es que por fin ahora hay una pista que señala que esta banda no podría haber salido de otro lado que no sea Uruguay. Macumba no es un simple viaje en el tiempo. Su mérito es el de sintetizar ese rock visceral y demoníaco de HPLE con esos elementos locales, algo que con seguridad varios maestros del añejo candombe beat mirarán sin desprecio.

Pero más allá de esta nueva propuesta integradora y del acierto a la hora de encontrar grandes sonidos, lo mejor de todo esto es que las trece nuevas canciones conjuran una fiesta de luces bajas que habría que tratar de no perderse.

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