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Cooperativa en búsqueda de vivienda sustentable

Ambiente. Atentos al uso de energía, agua y residuos

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X. AGUIAR

Cuando en la cooperativa COVI 2000 se propusieron hacer su construcción ambientalmente sustentable, se encontraron con que las soluciones pueden ser muy sencillas; lo difícil es aventurarse a hacer algo nuevo.

"Primero se construyó según criterios militares. Luego, se siguieron criterios paisajísticos. Los criterios ambientales empezaron a incorporarse recientemente", señaló Hugo Rea, arquitecto responsable del proyecto de la cooperativa.

Sin embargo, para los integrantes de esta cooperativa de Fucvam, analizar la relación de la vivienda con su entorno fue la premisa básica que los llevó a transformar diseños y buscar nuevas formas de construcción.

Siempre con los límites del bajo costo, el capataz de obra, José Durán, propuso hacer las azoteas inundadas. De esta forma, aunque parezca contradictorio, se impermeabiliza el techo (pues el hormigón no llega a producir fisuras al fraguar) y se recoge el agua de lluvia, que puede utilizarse para usos no potables. Los cooperativistas escucharon. "Es un grupo donde hay mucha innovación, las ideas circulan, son bien recibidas y complementadas", contó la asistente social Cecilia Soria.

La primera vez que llenaron una azotea de agua, los cooperativistas expectantes miraban el techo, esperando verlo chorrear. Apenas unas gotas que se taparon con portland. Y ya está.

Ahora, en unos baldes, traen "madrecitas", unos pequeños peces que se encargarán de comer larvas de mosquitos y mantener el agua sin que se pudra. Eso atraerá aves, y cuando crezcan los árboles, esas aves podrán anidar. El sueño es que junto con la cooperativa se forme un pequeño ecosistema integrado a su entorno. Y favorecer el ahorro de agua utilizando la que se recoja en las azoteas para inodoros y riego.

La obra culminará en octubre, pero fue presentada ayer como un ejemplo de puesta en práctica de teorías de sustentabilidad, por parte de la directora de Medio Ambiente, Alicia Torres, y autoridades del ministerio de Vivienda, de Energía, el PIAI y la Junta de Montevideo.

Proyecto. Dicen que el nombre de la cooperativa surgió de las "viviendas 2000" que se prometió construir en el barrio Peñarol, y para las cuales varios vecinos pagaron una primer cuota antes de que el proyecto desapareciera. Algunos de los defraudados se juntaron y decidieron solucionar su problema de vivienda de otra forma. Luego los integrantes fueron cambiando: desde 1998, cuando se fundó, hasta hoy, unas 300 familias fueron desfilando como titulares de las 50 viviendas.

Finalmente, poco antes de iniciar la obra, en septiembre de 2007, el grupo se estabilizó. Entonces comenzó a darse una particular sinergia. Los cooperativistas, el capataz de obra, la asistente social y los arquitectos del instituto técnico se fueron dando cuenta de que convergían en un interés: la sustentabilidad del proyecto.

"Yo trabajo en esto, pero no siempre podés presentarle al cliente este tipo de proyectos, porque no los acepta", dijo el arquitecto Rea, quien también realizó la evaluación ambiental del edificio de la Junta Departamental. En este caso, las ideas llovían de uno y otro lado: colectores solares, agua reciclada, ventilación, iluminación, vegetación, ecosistema e incluso asociación con el patrimonio de AFE en Peñarol. El límite estaba puesto por la falta de capital para invertir, pero algunas propuestas se autofinanciaban.

Por ejemplo, el pozo semisurgente con el que se saca agua para la obra y posteriormente se utilizará para usos no potables. O la escalera en el centro de la vivienda, formando un pozo de aire que sirve de ventilación y de iluminación, techada con ladrillos de vidrio.

No así los paneles solares, para los cuales se realizó una infraestructura que los puede recibir pero falta el dinero para la inversión, a pesar de que ésta se amortizaría con el ahorro de consumo eléctrico en 6 años. Tampoco encontraron apoyo en AFE para su idea de incorporar motivos relacionados con el ferrocarril en este barrio tradicionalmente asociado a él.

¿Apoyo? "Si nosotros, escondidos tras estos muros, pudimos hacer esto, todo lo que puede hacer el Estado", reflexionó Durán. Por ejemplo, el pozo semisurgente: en este caso, la inversión la hicieron ellos, y se paga a sí misma, pero OSE podría hacer el pozo, o UTE financiar los colectores solares, ahorrando costos de extensión de líneas de bombeo y plantas térmicas, señaló.

Torres admitió que deberían ofrecer incentivos para dar el salto que implica la inversión. "Desde las políticas públicas, debemos crear incentivos que marquen un diferencial, un estímulo para estas propuestas", afirmó. Marta Cecilia, del ministerio de Vivienda, señaló que la iniciativa puntual está rodeada por una ciudad con un modelo poco sustentable, desde el punto de vista social y económico, con las periferias en franca desventaja. Gerardo Gadea, del ministerio de Energía, señaló que el ahorro de energía no debe ser motivo de un decreto excepcional sino incorporado como pauta cultural.

Pero al momento de llevar adelante su proyecto, los cooperativistas se encontraron con resistencias de funcionarios del Banco Hipotecario para aprobarlo. "El tema es el no inicial. Dicen `no` antes de escuchar", contó Rea. Tras un año de insistencia y presentación de informes, fue aceptado, contaron.

"Están abriendo camino, quienes vengan después lo agradecerán", señaló Torres. Por lo menos, estos detalles son los que hacen particular a esta cooperativa, y los cooperativistas lo sienten así. "Esto crea comunidad", "esto forma cabezas", repetían algunos de ellos.

Vivienda, consumo y entorno

En el análisis de la gestión ambiental, se incluyó relación con el territorio, uso de agua, consumo de energía y destino de residuos.

La cooperativa COVI 2000, tendrá unos 3.800 metros cuadrados edificados en un terreno de 7.900 metros cuadrados, dejando amplios espacios para vegetación y juegos de plaza para niños. El agua de lluvias y del pozo se destinaría al uso en inodoros (se utilizan unos 19 litros diarios por persona) y riego (unos 2 litros por metro cuadrado), ahorrando cerca de un 30% del consumo.

El costo de colectores solares para calentar agua en las 50 viviendas sería de US$ 76.250. El consumo anual de 50 calefones sería de US$ 32.000, del cual se puede ahorrar un 40% con colectores, por lo cual la inversión se amortizaría en 6 años.

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