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Con el telón de fondo de la crisis económica internacional que dejó a millones de personas sin empleo, cientos de miles de trabajadores protagonizaron ayer actos por el primero de mayo en todo el planeta. Muchos de ellos enmarcados por la violencia.

Los mayores disturbios se desarrollaron en Europa. En Alemania unos 150 neonazis fueron arrestados en Dortmund y otras 50 personas en Berlín -donde unos 5.000 policías fueron movilizados-, eran parte de los llamados grupos "autónomos" de ultra-izquierda. En Turquía, medio centenar de personas, 36 de ellas policías, resultaron heridas tras enfrentamientos en Estambul y Ankara. También en España, Alemania, Grecia y Francia se realizaron manifestaciones, aunque más pacíficas. En este último país unos 465.000 manifestantes, según la policía, y 1,2 millones, según los sindicatos, desfilaron por París para protestar las políticas económicas del presidente Nicolas Sarkozy.

En la región, en tanto, los disturbios más grandes se desarrollaron en Venezuela, donde una manifestación convocada por la Confederación de Trabajadores de ese país fue disuelta por la policía con balas de goma, gases lacrimógenos y chorros agua de presión. Horas después el presidente Hugo Chávez, que protagonizó otra convocatoria, explicó que: "La Guardia Nacional se vio obligada a dispersarla (a la marcha opositora) con uno u otro potecito de gas lacrimógeno. No vamos a permitir hechos de violencia. Las calles son del pueblo, no de la oligarquía". En Chile, la movilización que reunió a unas 10.000 personas, también concluyó con una fuerte represión policía.

En Argentina, en la marcha de los trabajadores que se realizó el jueves, la central obrera peronista argentina CGT, dio su apoyo al gobierno kirchnerista para las legislativas del 28 de junio. Agencias