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VIÑA DEL MAR - Gobernantes latinoamericanos y europeos, así como el vicepresidente de Estados Unidos, analizaron una agenda progresista que consideró el escenario surgido por la crisis financiera mundial, los desafíos del medio ambiente y el temor de que haya una "recesión social".

En la Declaración de la presidencia de la Cumbre Progresista, leída por Michelle Bachelet, se señaló que los jefes de gobierno de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Gran Bretaña, España, Noruega y el representante de Barak Obama, discutieron la necesidad de "poner a la gente primero para evitar que la recesión económica se transforme en una recesión social".

A sólo cuatro días del encuentro del G20, Cristina Kirchner, Inacio Lula da Silva, Tabaré Vázquez, Gordon Brown, José Luís Rodríguez Zapatero, Jen Stoltenberg y Joe Biden coincidieron en que el impacto social se puede evitar mediante "políticas que reanuden el crecimiento, refuercen la protección social y estimulen la creación del empleo".

Reunidos en Viña del Mar, 120 kilómetros al oeste de Santiago, debatieron la necesidad de "construir las bases de una nueva economía que permita que la prosperidad sea ampliamente compartida".

Asimismo, insistieron en reformar la regulación de las instituciones financieras "y coordinarse internacionalmente en dicha regulación".

En sus distintas exposiciones se habló de "evitar políticas proteccionistas y concluir exitosamente la Ronda de Doha".

Se planteó que la reunión del G20 -a realizarse en Londres el 2 de abril- "es vista como una excelente oportunidad para entregar una respuesta efectiva a la crisis".

En una mirada a América Latina se sugirió que "las instituciones financieras internacionales, incluyendo las regionales, jueguen un importante rol en la prevención de las desastrosas consecuencias económicas para los países emergentes y en desarrollo, y que se reformen esas instituciones, lo que podría requerir un incremento de los recursos para estas instituciones".

Los gobernantes también se pronunciaron sobre lo que denominaron "una recuperación verde" y hablaron de "emprender urgentemente una respuesta coordinada al cambio climático y expandir las inversiones en energías limpias, de manera de establecer el camino para una economía global de bajas emisiones".

En la Mesa Redonda de gobernantes latinoamericanos y europeos hubo coincidencia en que no sólo hay que crear nuevas reglas internacionales, sino que hay que respetarlas.

El representante de Obama se extendió largamente en explicar el paquete de rescate para enfrentar la crisis que se originó en ese país.

Biden, quien mantuvo cuatro reuniones bilaterales con los gobernantes de Argentina, Uruguay, España y Gran Bretaña, fue enfático en señalar: "no vine a dar recetas".

"Lo que nosotros hacemos internamente no sugiero que sea la mejor respuesta para otros", aclaró.

Sostuvo que la respuesta a la crisis "no es una solución ideológica sino práctica" que se basa en cuatro pilares.

El primero es tomar los pasos necesarios para evitar una recesión; el otro generar un marco político para cerciorarnos de una prosperidad verdadera "y no apoyarnos en una burbuja"; un tercero es invertir pública en educación, energía y salud, y, por ultimo, tener un presupuesto fiscal que se aumenta para encarar la crisis y que tiene mecanismos para recuperar el control de estos déficit.

Biden ratificó que su gobierno está "comprometido en resolver esta crisis".

Previamente, Lula planteó al primer ministro británico, Gordon Brown, anfitrión de la cumbre del G20, la necesidad de discutir sobre "los mercados de futuro¨ que se transan en las bolsas mundiales a fin de evitar una nueva crisis de los commodities, tanto del petróleo como de la agricultura.

ANSA

En la Cumbre de Líderes Progresistas que se está desarrollando en Chile el presidente de la República, Tabaré Vázquez, pidió a los países en desarrollo a "no echarle la culpa" de la crisis mundial "al imperio de turno", según informó radio El Espectador.

Además, al referirse a la crisis mundial Vázquez expresó que el "mundo parece un manicomio dirigido por sus propios pacientes". El primer mandatario se refirió a los llamados "paraísos fiscales" y sostuvo que Uruguay no es un "paraíso fiscal.