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Los Olimareños: Reencuentro para una despedida

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ALEXANDER LALUZ

Son 18 mil las entradas que saldrán a la venta hoy, a precios que van desde los $ 250 hasta los $ 2.325. Los Olimareños volverán a cantar juntos el próximo 8 de mayo en el estadio Centenario, en lo que por ahora es el único recital marcado.

Ayer a la tarde, y con la tormenta en cierne, la expectativa, cierto desorden, las cámaras, los micrófonos invadieron el piso 25 del hotel Sheraton. Pepe Guerra y Braulio López anunciaron allí los detalles del regreso muy esperado de su dúo.

Este encuentro había concitado mucho interés en el público pero también en los medios, ya que hasta el momento, Los Olimareños no habían concedido ninguna entrevista. Y las expectativas, finalmente, se cumplieron aunque para varios seguramente que en forma parcial. Braulio y Pepe evitaron con mucha cancha, retórica (y también simpatía), las preguntas sobre las razones que les permitieron salvar sus conocidas diferencias y concretar esta reunión, así como sobre las causas que, hace 19 años, determinaron la separación. Del futuro de Los Olimareños, de las expectativas sobre posibles conciertos en el interior e incluso en el exterior, los comentarios fueron muy parcos y concretos: esta es una reunión puntual, tras la cual Pepe iniciará unas "largas vacaciones", como él mismo las definió, y nada más. Así las cosas, los seguidores tendrán que ir reservando las entradas.

Este único concierto se realizará el 8 de mayo, a las 21 horas, en el mismo lugar que los recibiera para su primera actuación en el país después de 10 años de exilio. El escenario se montará sobre la tribuna Olímpica, y, según el productor del evento, Eugenio "Atín" Martínez, el público contará con varios tipos de localidades. La opción más cara es el sector vip, unas 200 localidades ubicadas junto al escenario, cuyo precio es de $ 2.325. Después están las plateas A, B, C y D, que van entre los $ 1.520 y los $ 1.225. Y las opciones más económicas son los dos anillos numerados, más un tercer anillo sin numerar que costará $ 250.

Hola y adiós. Como era (casi) previsible, Braulio y Pepe reafirmaron que este reencuentro no es el inicio de una nueva etapa de Los Olimareños, sino un evento puntual, único. En ninguna instancia de las conversaciones con la producción, aclararon, se consideraron otras alternativas, e incluso se descartaron propuestas para tocar en el exterior y en el interior de nuestro país. Se supo sí que recibieron ofertas desde Argentina y Australia. El productor señaló que todavía no está definido si se programará una segunda fecha si se agotan las entradas para el 8 de mayo.

Aunque el asunto termine en esa única presentación, habrá otras maneras de continuar con el asunto: al igual que lo ocurrido en el recordado concierto del 18 de mayo de 1984, esta reunión quedará documentada en un CD y también en DVD, que serán editados en este mismo año.

El repertorio que cantarán incluirá una selección de los más de 40 discos que editaron Los Olimareños. "La historia es tan larga -señaló Pepe-, hay tanto repertorio, y la gente quiere escuchar lo que considera su música. El otro día comentábamos con Braulio que hay gente que cuando pone un disco de Los Olimareños se lo tiene que escuchar todo. Y, además, hay varias canciones que se hicieron conocidas después que nos separamos".

Ambos coincidieron en que la música del dúo ha sido apropiada, resignificada, e incluso redescubierta, por muchas generaciones y por públicos de distintas extracciones sociales.

Este fenómeno, tal como lo reconocieron los dos músicos en la tarde de ayer, representa todo un desafío. En primera instancia, por la definición de un número acotado de canciones que sea representativa de una carrera que ha dejado más de cuarenta ediciones discográficas, y de todos los compositores con los cuales han trabajado (Rubén Lena, Víctor Lima, Serafín J. García, Idea Vilariño y tantos otros). Pero sobre todo, en la búsqueda de una forma de "retribuir a la memoria colectiva de la gente, que ha conservado por tantos años la obra del dúo, y que desde la separación siempre nos han preguntado cuándo nos íbamos juntar", aclaró Braulio. Para Pepe, ese fenómeno que los ha instalado en la memoria colectiva "es y será un verdadero misterio, aunque creo que en esto mucho tiene que ver el poder comunicarte con la gente".

REFERENTES. No cabe duda que Los Olimareños fueron una pieza clave en la conformación de un movimiento musical muy potente y que, desde fines de los `50 y comienzos del `60, tuvo exponentes en todo el continente latinoamericano. En nuestro país, junto al dúo de Treinta y Tres, Zitarrosa, Viglietti, El Sabalero fueron parte de los nombres fundacionales de esta corriente.

Las creaciones de esta generación se convirtieron primero en el lenguaje con que se buscaba definir una identidad y compromiso cultural, nacional y también ideológico. Y desde la crisis política y social de fines de los `60 y comienzos de los `70, oficiaron como signos de la resistencia social y cultural. La censura y el exilio fue parte de la conversión de Los Olimareños en un ícono intergeneracional. Hoy, ese legado conserva su vigencia simbólica y afectiva en el imaginario popular.

El baño de la multitud agradecida

El ritual lo había iniciado Alfredo Zitarrosa dos meses antes. El 31 de marzo de aquel 1984 el maestro de "Guitarra negra" volvió desde el exilio, siendo saludado por una impresionante cantidad de gente que lo acompañó desde el Aeropuerto de Carrasco hasta la sede de AEBU en la Ciudad Vieja. Con las variantes lógicas, Los Olimareños vivieron un operativo similar el 18 de mayo pero con el agravante de la lluvia que terminó por ser más persistente a la hora misma del recital. Tanto Zitarrosa como el dúo sostuvieron que se trató de la experiencia más gratificante de sus vidas.

El retorno de Pepe y Braulio quedó registrado en un disco

Fue un regreso en cuyas notas dominantes estaban la emoción y los recuerdos. La fecha, 18 de mayo de 1984. Los protagonistas, Pepe Guerra y Braulio López, Los Olimareños, y una multitud que los acompañó en el camino desde el aeropuerto de Carrasco hasta Montevideo y en la noche en el estadio Centenario. Aquel concierto, que desafió la lluvia y el viento, quedó registrado en un disco único, Los Olimareños: si este no es el pueblo, que ese mismo año editó el sello Ceibo. Son once canciones que en una noche removieron la memoria. Este es mi pueblo, Las dos querencias, La sencillita, Isla Patrulla, Los orientales, Orejano... Pero también las voces de aquellas 50 mil personas, las de los músicos invitados (Pippo Spera, Yamandú Pérez, entre otros), las desprolijidades y el nerviosismo, las desafinaciones. Y el repaso que Paco Bilbao hace de todo el proceso de organización del concierto, en un valioso texto publicado en la contratapa. Paco confiesa ahí como la realidad, la expectativa de la gente superó con creces el plan inicial de esta producción. La tribuna Olímpica quedó chica en pocas horas, y se tuvo que habilitar "las tribunas laterales y los taludes, hasta donde fueron autorizados luego de urgentes gestiones y trasladar el escenario (...) al centro de la cancha y resolver la amplificación lateral", recuerda Paco Bilbao. Finalmente, el concierto sintetizó la emoción y la expectativa de la gente, que sorteó todos los inconvenientes técnicos. Eran dos artistas "frente a 50 mil almas que palpitaban golpeando en sus corazones (...) y el misterio de la comunicación llenaron la noche". El año pasado, cuando comenzaron correr los rumores de una posible reunión del dúo, este disco memorable fue reeditado en formato CD a través del sello Bizarro.

Casi 30 años con la música

Los Olimareños se formaron a comienzos de la década de 1960, y su primer disco, que llevó el nombre del dúo fue editado en 1962. Poco tiempo necesitaron José Luis "Pepe" Guerra y Braulio López para transformarse en referencia fundamental en la conformación de un fermental movimiento en la canción popular uruguaya y latinoamericana.

En 1973, cuando Los Olimareños ya tenían consolidado su lugar en la cultura popular, fue prohibida la difusión de sus canciones y discos. Y al año siguiente, López y Guerra se vieron forzados a iniciar el exilio.

Luego de los 10 años que duró este exilio, el dúo regresó al país y brindó un emotivo concierto en el estadio Centenario, el 18 de mayo de 1984, ante 50 mil personas. La lluvia no disminuyó la fuerza del reencuentro.

Seis años después de aquel regreso, Los Olimareños se separaran. Guerra y López iniciaron carreras solistas.

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