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Parque Lecocq: cebras y leones casi al natural

Paseo. En Montevideo, el zoológico parque reabrió luego de varios incendios de verano

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MARÍA EUGENIA LIMA

Es el segundo Turismo que Pascual recibe a los visitantes en el parque Lecocq. La llama nació en Semana Santa de 2008, por eso los funcionarios le dieron ese nombre.

Sólo quedan algunos árboles amarillentos en señal del incendio de diciembre pasado que quemó 7 hectáreas del parque de la Intendencia de Montevideo. El corral de los emúes es uno de los lugares donde más se nota el paso del fuego.

El capataz general Wilfredo Pusterla se acuerda de cada detalle del siniestro. Cuenta que tuvieron que soltar a los emúes porque el fuego alcanzó el corral. Ningún animal resultó herido, las pérdidas fueron de monte, humedales y se secó un arroyo. Los funcionarios del parque salvaron a 14 tortugas y morrocoyos que habitaban el arroyo que ya no está, los pasaron a una laguna de 110 hectáreas. Antes del incendio grande de diciembre hubo 28 más pequeños en un mes, informa Pusterla. En el parque hay una motobomba de 1.000 litros de agua para estos casos. Luego de la seguidilla de incendios se hizo un circuito para controlar la parte de atrás y evitar que haya gente en esa zona, entre ellos algún piromaníaco.

El parque cerró después del último foco ígneo para evitar los riesgosos meses de verano. Reabrió en marzo.

El capataz explica que lunes y martes -fuera de vacaciones- reciben a escolares y liceales y, de miércoles a domingos, está abierto a todo público, pero son pocos los visitantes. En Turismo sí que se ve movimiento, afirma. En general se cobra la entrada pero el miércoles estaba cerrada la boletería. Ese día algunos jugaban al fútbol, otros estaban acostados en el suelo disfrutando de alguna sombra, había quienes observaban a los animales, les daban de comer, y los que hacían sobremesa cerca de una parrillero. En el parador del parque prestan parrillas. Antes las dejaban en los parrilleros pero las sacaron luego que un par de ellas desaparecieran.

Los mandriles eran los más visitados el miércoles; es muy interesante ver su comportamiento. Las hembras abrazan a sus crías porque hay machos de otra familia que se las pueden comer, explica el capataz. Observando se puede descifrar que los mandriles machos comen primero.

Kelsey y Gisela estaban con sus hijos mirando a los mandriles. Es la primera vez que visitan el parque. Lo eligieron porque es un paseo distinto y querían aprovechar el lindo día. A Gisela le gustaría que señalizaran mejor la entrada ya que en auto estuvieron una hora y media para localizar el parque. Una forma de llegar es yendo por Ruta 1 hasta el desvío hacia Santiago Vázquez. Un cartel indica ese lugar y allí hay que doblar a la derecha.

En el Lecocq los leones no son leones. Son Elena y Aquiles. Una de las cebras se llama Milán. Cada animal tiene nombre, y los leones hasta se dejan rascar por el capataz.

Darwin y Paula estaban con sus hijos Nahuel y Facundo mirando a los leones. "Es un paseo lindo para ver a los animales en su hábitat porque en el zoológico de la ciudad es horrible verlos", dice Paula.

Cabe la posibilidad de que Estela y Aquiles tengan su primera cría. Aún no está confirmado que la leona esté preñada, pero de ser así en Turismo próximo habrá un habitante más en la isla de los reyes de la selva.

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