El viernes último a los 78 años de edad falleció como consecuencia de un problema cardíaco el prestigioso actor y director teatral Dumas Lerena, quien desempeñó una larga carrera en el teatro oriental, tanto en filas de la Comedia Nacional como en el teatro independiente. Intérprete disciplinado y prolijo, sobresalió también como un estudioso del teatro, sus autores, textos, épocas y períodos.

Nacido en 1930, había egresado de la EMAD con la primera promoción, en 1953, junto a Estela Medina y otras personalidades de la escena local. Pero en sus años de formación ya actuaba en elencos independientes: en Teatro Libre hizo por ejemplo Rómulo Magno, de Dürrenmatt, y en Teatro Universal participó en la histórica puesta en escena de Marat-Sade, de Peter Weiss, que dirigió Federico Wolff, quien lo consideraba su intérprete favorito.

En la Comedia Nacional fue donde comenzó a probarse como director en los años `70. Allí desempeñó buena parte de su carrera, hasta su retiro en 1991.

Luego de apartarse del elenco oficial participó activamente como actor y director en diversos grupos independientes, en los que volcó su rica experiencia escénica, que había acumulada junto a maestros, como Margarita Xirgu, Alberto Candeau, Orestes Caviglia y Armando Discépolo, así como también otros artistas de generaciones más jóvenes, como Aderbal Freire.

Orientado hacia metas estilística y conceptuales ambiciosas (que incluían un interés dominante por los autores uruguayos y argentinos, ofreció a los espectadores uruguayos un conjunto de recordados montajes, entre ellos La Nona, de Roberto Cossa (que la Comedia Nacional hizo en 1978), La visita de la vieja dama, de Dürrenmatt, Retrato de señora con espejo, de Pedro Corradi, y Vidamorymuerte, obra que sobre varios autores se hizo en el Teatro del Centro Carlos E. Scheck en 1984.

Pero más allá de su desempeño como artista, también por su trato amable, educado y cálido será recordado como uno de los grandes hombres del teatro uruguayo de su generación.

Desde que en 1976 Lerena dirigió "Siempre hay uno", de Luis Novas Terra, hasta su actuación en "Arturo Ui", de Brecht (que Alberto Rivero montó en la temporada pasada), la carrera de este artista estuvo marcada por un estudio constante de grandes autores. Escritores tan dispares como Akutagawa, Coward, Strindberg o Shaw, fueron analizados detenidamente por él para llevarlos a escena. Dentro de sus preocupaciones sobresalió su gusto por el autor nacional, haciendo con pasión títulos de Florencio Sánchez, Jacobo Langsner, Alberto Paredes y Ana Magnabosco.