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ANA PAIS Y RENZO ROSSELLO

Un comisario y tres subordinados a prisión. Un subcomisario detenido y la Seccional 12ª bajo la mira. Para el jefe de Policía, el caso que derivó en la muerte de un detenido es el peor inicio del nuevo plan de seguridad que se está implementando.

"Nos corresponde, como jefe de Policía, reconocer la gravedad de un hecho que no debió haber ocurrido, que indudablemente llega en un momento difícil, ya que la Jefatura se encuentra abocada a la reorganización operacional dispuesta por la señora ministra del Interior", declaró el inspector principal Néstor Artigas Lema, en la conferencia de prensa que ofreció ayer de tarde.

La muerte de David Martins Moreira (27) en la Comisaría 12ª cayó como un balde de agua fría sobre la mayoría de los policías. "Con la falta de motivación que hay en el personal, estas cosas no ayudan", reconoció un oficial por lo bajo.

Martins Moreira poseía varios antecedentes penales, un aspecto que la Policía recién confirmó ayer por la tarde. A los 16 años participó en el homicidio de un maestro jubilado en Melo, el 10 de agosto de 1997.

Ese día el ex docente Juan José Brizolara Pinto (70) fue hallado muerto de varias puñaladas en su casa. La investigación posterior condujo hasta Martins, entonces menor de edad, y otro joven. En septiembre de 2001 registró dos procesamientos por hurto en reiteración real, y en octubre de 2004 fue otra vez procesado por suministro de drogas.

Pero, aparentemente, nada de esto estaba en conocimiento de los policías que lo detuvieron por denuncias al 911. La cúpula policial no atribuyó importancia a este hecho, en cambio se cuestionó claramente el accionar de los efectivos.

"Debemos tratar esto como un hecho aislado; grave sí, muy grave, pero que no significa que la mayoría del personal, cientos de ellos que trabajan en la calle, puedan verse salpicados", comentó el jefe Artigas Lema.

Por su parte, el fiscal letrado de Policía, Héctor Di Giácomo, lamentó no contar aún con información clave del caso procedente de la sede judicial: el informe del médico forense y las declaraciones de los involucrados que derivaron en sus respectivos procesamientos.

En cambio, Di Giácomo aseguró que había logrado entrevistar al otro joven, de 27 años, que fue detenido con el ahora fallecido. El fiscal no reveló, en cambio, qué elementos recabó de la entrevista.

La investigación interna de la Policía buscará determinar los grados de responsabilidad y la eventual destitución de los policías involucrados, concluido el sumario.

Hasta el momento el juez Nelson Dos Santos dispuso el procesamiento de los subalternos W.S.T. (45), O.M.M. (52), y L.A.M. (29) como "coautores penalmente responsables de un delito de abuso de autoridad contra los detenidos en concurrencia formal con un delito de homicidio a título de dolo eventual".

El comisario R.E.S.R. (49) fue procesado también con prisión, pero como autor responsable de un delito de encubrimiento. Un subcomisario de la misma seccional es investigado por el mismo caso y se encuentra detenido. En la versión inicial de los hechos, proporcionada por los propios policías, el detenido se había desmayado mientras ingresaba a la comisaría y al subirlo a una camioneta para llevarlo a un centro asistencial sufrió golpes.

Pero durante la indagatoria judicial estas primeras versiones cayeron. Dos Santos dijo a El País que el informe de la autopsia fue concluyente y determinó "muerte por estrangulación". Es decir que Martins llegó al Hospital Filtro sin vida.

A su vez, según el estudio forense, el detenido presentaba fractura costal, de una vértebra y del hueso hioides, ubicado sobre la base del cuello, así como múltiples hematomas y lesiones. Algunas de ellas por haber sido arrastrado, lo que en la jerga forense se conoce como "huella de riel".

El estudio forense permitió también determinar que el joven recibió el castigo mientras estaba esposado. Dos Santos destacó que la indagatoria fue compleja. No obstante, "los policías no admiten esos golpes, aún después del procesamiento", dijo.

Para ello fue clave el testimonio del otro detenido, quien fue testigo ocular de la agresión a Martins en la comisaría.

Un agente y un cabo que habían sido citados por el mismo caso recobraron ayer la libertad. En cambio, permanece detenido e incomunicado el subcomisario, el segundo al mando de la Comisaría 12ª sobre quien seguramente recaerá hoy otro fallo.

"Este tema nos molesta mucho, porque ahora tenemos que estar justificando y rehaciendo un camino que pensamos que habíamos avanzado", dijo sobre el final de la rueda de prensa el inspector Artigas.

El camino aludido es el Esquema Integral de Seguridad Ciudadana que se viene implementando.

Los vecinos no los conocían, pero reconocían su actitud: caminaban sin rumbo por San Martín, a la altura de la calle Hum, mirando los comercios y frenando en alguno. Por ejemplo, el almacén donde fueron finalmente detenidos David Martins Moreira y D.N.A.C. en la tarde del viernes.

En ese primer momento, Martins entró a comprar cigarrillos. El otro esperó afuera. Pagaron y se fueron. Después de dar varias vueltas, intentaron robar un taxi, cuyo conductor había bajado a comprar tortas fritas en un puesto. No pudieron. Trataron de frenar otro taxi y un ómnibus lejos de la parada, pero ninguno hizo caso a las señas. Testigos que pidieron anonimato dijeron que los hombres incluso bailaron en medio de la transitada calle. "El muchacho estaba pasado" (de droga), dijo sobre Martins una comerciante que también pidió no ser identificada. En la zona pocos cuentan lo que vieron y casi nadie quiere dar su nombre.

Cuando los jóvenes volvieron al almacén de San Martín 4187 por segunda vez, algún vecino ya había avisado al 911. De nuevo entró sólo Martins. Éste y el dueño del local forcejeaban cuando llegó la Policía, aunque el comerciante dijo que el joven no había intentado robarle.

"Peleaba como contra los molinos de viento", contó la comerciante que vio cuando varios policías intentaban reducir y meter en la camioneta a Martins, haciendo referencia al Quijote. Una vecina relató que el ahora muerto le pateó la cara a un uniformado al que logró tirar al suelo en plena resistencia. El otro joven, por el contrario, se entregó enseguida.

"Hubiera pagado para que la Policía actuara así las dos veces que me robaron", dijo la comerciante. Hasta ese momento, los uniformados habían evitado a tiempo que robaran y lastimaran a alguien. Aunque después la situación cambió.

En el capítulo "Del uso de la fuerza física, las armas u otros medios de coacción" de la Ley de Procedimientos Policiales, hay 11 artículos referidos al tema. "El personal policial tendrá presente en todo momento que solamente se adoptarán las medidas de seguridad defensivas u ofensivas estrictamen- te necesarias para el cumplimiento de su función, de acuerdo a la normativa vigente", expresa el artículo 14. El siguiente artículo establece la prohibición para los policías de torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes a detenidos y añade que "en ningún caso podrá invocar la orden de un superior o circunstancias especiales". En relación directa con las personas detenidas el artículo 16 establece que "el personal policial asegurará la plena protección de la salud e integridad física de quienes estén eventualmente bajo su custodia". En cuanto al uso de la fuerza el artículo 17 establece que "el personal policial solamente podrá usar la fuerza legítima cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas". En cuanto a los principios para el uso de fuerza, incluyendo armas, "debe ser moderado, racional, progresivo y proporcional, considerando el riesgo a enfrentar y el objetivo legítimo que se persiga", y siempre como último recurso.

No podemos cerrar las calles por ser de uso público", dijo Óscar Campoamor sobre la inseguridad en el complejo , quien vive en el Parque Posadas desde hace 35 años. Ahora están decidiendo si cambian los 24 policías del servicio 222 contratados durante todo el día, por guardia privada o por un sistema mixto. Cada noche por lo menos un auto es robado, dijo. Ante las denuncias, los policías de la Seccional 12ª, ubicada a la vuelta del Parque, llegan "no con gran celeridad, pero tampoco con agresividad", contó. Para él se debe a que hace unos años un joven murió allí en una situación confusa con la Policía, lo que hace que "el trato se cuide mucho".

Mi marido les dijo a los niños que no salieran", dijo la comerciante, que prefirió no ser identificada -ni ella ni el local.

David Martins -flaco y alto, llamaba la atención- y su compañero pasaban otra vez por la vereda, como "relojeando" el local (ver "Los vecinos..."). Los comerciantes de la cuadra ya se habían telefoneado para advertirse de su presencia, como hacen cuando ven a alguien sospechoso. El viernes de tarde fue, justamente, uno de estos casos. La encargada de este comercio de la avenida San Martín aclaró que en el barrio "por la pinta no te podés fiar". Según ella, los policías actuaron "bien" cuando los detuvieron.

¿Qué estás haciendo?", fue lo que atinó a preguntar a través de las persianas de su cuarto Norma Figueroa, cuando sintió que en la puerta de su casa alguien robaba cables. El ladrón se fue corriendo, pero al rato volvió. La señora, que vive desde hace 66 años en la zona de jurisdicción de la Seccional 12ª fue más intimidante esta vez: "Tengo un revólver y te estoy apuntando", mintió, y la persona se fue. Figueroa dijo que "en los últimos años el barrio está mucho mejor", aunque en la parroquia Inmaculada Concepción, donde ella dicta cursos de manualidades, tuvieron que clausurar el comedor en 2007 porque "no se puede con esa gente".