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Ganarse la vida pero perder en salud

Empleo y enfermedades. Ocho de cada diez médicos tienen agotamiento emocional Ingenieros se enferman 10 veces menos que los trabajadores de la salud Análisis de 3.599 casos en 10 años

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El País

XIMENA AGUIAR

Al elegir una profesión, no se pregunta cuál hace mejor para la salud. Sin embargo, un estudio muestra que los médicos y enfermeros tuvieron que pedir 10 veces más subsidios por incapacidad en la Caja de Profesionales que los ingenieros.

Un estudio que abarca 11 años y 3.599 subsidios por dolencias que afectan la capacidad laboral durante al menos 30 días otorgados por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios (CJPPU), es contundente. De las opciones "clásicas", los profesionales de la salud tienen prevalencias por encima de la media en todas las enfermedades.

En la mayoría de las patologías relevadas, la relación con la profesión no es clara. Odontólogos con tendinitis en la mano derecha o veterinarios de grandes animales con problemas en la región lumbar son algunos de los que a priori pueden estar evidentemente ligados, dijo Elizabeth Donner, doctora de la CJPPU que junto a Daniel Vilaró publicó los datos en el Centro de Estudios de la Salud del Sindicato Médico (SMU).

Pero, por qué los médicos tuvieron más tumores malignos, los odontólogos más accidentes, o los enfermeros más patologías digestivas que el resto de las profesiones, son algunos de los muchos datos que ameritan un estudio más profundo, dijo Donner.

"La relación no es lineal, la multicausalidad está en la base de estos estudios, pero el enfoque colectivo epidemiológico (detectar qué grupos pueden tener mayores riesgos) ayuda a orientar la investigación", señaló Fernando Tomasina, encargado del departamento de Salud Ocupacional de la Facultad de Medicina.

La mayor prevalencia de una afección en un grupo laboral no necesariamente hace que se la considere como una enfermedad profesional, consecuencia directa del trabajo que se realiza. Y menos implica que se integre a la lista de las así consideradas por el Banco de Seguros del Estado, que, señaló Tomasina, "no incluye las enfermedades de origen psicosocial".

Sin embargo, las consideraciones psicosociales pueden explicar en parte los altos índices de morbilidad entre los profesionales de la salud. En el departamento de Salud Ocupacional se hizo el año pasado una encuesta entre 800 médicos residentes (egresados que, para formarse como especialistas, trabajan en un centro en forma intensiva, bajo supervisión). "Se vio que había violencia, entendida como agresión psíquica o física, en relación a los usuarios, a los pares y a los superiores. Un tercio de los residentes había estado en al menos una situación de agresión en el mes, la mayoría psicológica. Otro elemento que surgió es la presencia de valores elevados de agotamiento emocional, un 81%", contó Tomasina. "Andar corriendo, las guardias de 24 horas, la superposición de guardias... En un trabajo que ya de por sí es estresante, si todavía se le agregan condiciones inadecuadas, es un cóctel explosivo", diagnosticó Alfredo Toledo, presidente del SMU, quien señaló que los médicos suelen ser conscientes de que sus condiciones de trabajo están afectando su salud.

Por otro lado, parecen faltar hipótesis sobre la buena salud de otras profesiones. Los químicos, los contadores y los ingenieros civiles e industriales destacaron por sus bajos valores de enfermedades que implicaron incapacidades transitorias. "No sé por qué, podría suponer que tienen menos estrés", dijo Donner.

Alberto Ponce, catedrático grado 5 de la Facultad de Ingeniería, comentó que veía que sus colegas no se enfermaban seguido. "El ingeniero civil hace bastante vida al aire libre, lo que podría ser contraproducente, porque está a la intemperie, pero también hay mucha tarea de escritorio. Quizás lo bueno es que varía. Pero sí que hay mucho estrés, no tanto por contacto con la gente sino por la exigencia de plazos para entregas que implican muchas horas", dijo el ingeniero.

"Todo trabajo conlleva un desgaste fisiológico, porque demanda energía. Pero al trabajar con personas se suma la carga de su demanda y si además están enfermas se transita por momentos complejos", explicó Tomasina, quien señaló que la preocupación por la salud de los cuidadores se repite en varios estudios internacionales.

A trabajar. Entre las medidas a tomar, se mencionan tanto aspectos de organización del trabajo como tener en cuenta los procesos emocionales de los recursos humanos. "Hay elementos que está haciendo la reforma de la salud, como concentrar el trabajo para limitar la carga de horas y tener un sólo lugar de trabajo, o la reducción de las guardias médicas, de 24 a 12 horas, que son importantes", señaló Tomasina. Pero también se debería "generar espacios de contención y apoyo, para todos aquellos que trabajan con personas, también por ejemplo para los docentes", añadió.

"Otro elemento a desarrollar es la vigilancia preventiva, o sea, el control periódico de los trabajadores de acuerdo a la tarea", como impulsa el convenio 161 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), que en Uruguay se ratificó pero no se reglamentó. "Hay una ordenanza que fija criterios de vigilancia de acuerdo a riesgos, pero se limita a los contaminantes químicos, lo cual es insuficiente. Es central añadir lo psico-social", señaló Tomasina.

El especialista espera que otros avances se logren a través de la negociación colectiva.

El año pasado se reglamentó el convenio 155 de la OIT, que plantea la creación de comisiones sobre condiciones de trabajo y seguridad, en las que se podrían discutir procesos de mejora que van desde la postura hasta condiciones edilicias y la organización del trabajo. Desde entonces el Pit-Cnt formó "más de 800 compañeros para ser delegados obreros de seguridad, en esas comisiones", contó Walter Migliónico, titular de Salud Ocupacional del Pit.

"Sabemos que quienes tienen más problemas con los efectos del trabajo en su salud son los trabajadores de la pesca, de la actividad rural, de la construcción y los obreros de la industria. Son los colectivos con un riesgo más visible, pero nada sabemos, por ejemplo, de los profesionales de la educación. Porque las afecciones producto de enseñar tienen menos visibilidad que los accidentes por trabajar en altura", dijo Migliónico, señalando la importancia de incluir la salud mental en el trabajo. "Lo importante es que la salud ocupacional está tomando la relevancia que siempre debió tener", añadió.

Ausencias en la lista de enfermedades profesionales

La lista de enfermedades profesionales que contempla el Banco de Seguros del Estado incluye 29 dolencias, en su mayoría causadas por agentes físicos o químicos (vibraciones, ruidos, exposición a sustancias contaminantes), mientras que la lista de la Organización Internacional del Trabajo tiene más de 55, entre ellas varios tipos de afecciones relacionadas con salud mental, explicó Walter Migliónico, del departamento de Salud Ocupacional del PIT-CNT. Desde el BSE hay disposición para añadir patologías a la lista, pero el proceso es lento. "Primero estamos intentando incluir la lesión por esfuerzo repetitivo, que no está en el listado y es una de las lesiones por trabajo más importantes, y las dolencias dorsolumbares, o problemas de espalda. Estamos estudiando una propuesta del BSE sobre esos dos casos", informó. Por otro lado, con apoyo de la Facultad de Psicología, "estamos elaborando una ley sobre Salud Mental en el trabajo, que apunta a determinar las condiciones de la organización del trabajo para que no determine alteraciones en el estado de salud mental del trabajador", añadió. "Es lento y difícil. Tenés que demostrar que los efectos de trabajo en la salud, sean accidentes o enfermedades, no son obra de mala suerte ni castigo divino, son consecuencia de como se organiza el trabajo".

Mueren temprano pero están satisfechos

"Al trabajar más de 40 años en el Sindicato Médico veía cómo morían colegas y cada vez más jóvenes", contó el médico Antonio Turnes. Fue entonces que empezó junto a una epidemióloga y un médico forense a recabar datos de mortalidad y morbilidad en trabajadores de la salud desde 1988. En dos etapas (2003 y 2006) publicaron los resultados.

"Por alguna razón que se debe indagar los médicos se enferman muy por encima de la media de los demás profesionales", dijo Turnes.

Una de las hipótesis que se manejan es la del Síndrome de Burnout, es decir, que los trabajadores están "quemados" y se van desviando de los parámetros de salud que promueven entre sus pacientes.

Por ejemplo, en el estudio de Turnes surge que la principal causa de muerte en las doctoras es el cáncer, mientras que en la población general es el segundo motivo. "Conozco grandes médicas que recetaron miles de Papanicolau y mamografías, pero ellas nunca se hicieron y murieron de cáncer", contó el doctor.

De igual forma, muchos profesionales abusan de las drogas o padecen de morfinomanía, agregó.

Los datos más impactantes del estudio fueron que un 25% de los médicos fallecían antes de cumplir la expectativa de vida al nacer de los uruguayos y las doctoras en un 50% por debajo de la edad para las uruguayas.

Según Turnes, estos datos deben utilizarse para generar políticas de prevención. Y si bien aclara que es necesario profundizar los estudios, considera que las condiciones de trabajo son el origen de la alta morbilidad entre los profesionales de la salud y que por eso deben cambiar.

Tanto en 1998 como en la última encuesta realizada en 2004, los médicos tenían un promedio de 2,6 ocupaciones remuneradas, debido a un extendido multiempleo.

En 2001, el principal motivo de insatisfacción laboral señalado fue la mala remuneración, con un 20% de los encuestados. Sin embargo, una amplia mayoría se manifestó muy satisfecha de ser médico.

En una escala del uno al ocho, donde uno es "pésimo" y ocho es "excelente", el promedio fue de 6,4.

DATOS QUE PLANTEAN PREGUNTAS

El estudio abarca los 3.599 subsidios por incapacidad transitoria otorgados por la CJPPU entre 1996 y 2006. Se restringe a las profesiones de afiliación más antigua y al 55% en declaración de ejercicio.

Hubo 766 licencias por traumatismos. La tasa en odontólogos fue 4,75 por mil, y en ingenieros, 0,47. Las fracturas de columna aumentaron entre enfermeros y parteras.

Hubo 528 licencias por problemas en articulaciones y tendones, un 46% por enfermedades de la columna, en su mayoría a nivel lumbar. Entre parteras, la tasa fue de 4,34 por mil, en ingenieros, 0,15.

Hubo 510 licencias por tumores malignos. En mujeres, un 63% fueron de mama; en hombres, 20% en aparato digestivo. La tasa fue 2,71 en médicos y 0,31 en ingenieros.

Hubo 387 casos por patología cardiovascular. La tasa en médicos fue 2,34 y en ingenieros, 0,21. Las enfermedades venosas crecieron en parteras, enfermeras y odontólogos.

Hubo 280 licencias por causas psiquiátricas, 84,3% por trastornos depresivos o bipolares. La tasa fue de 1,9 en parteras y de 0,17 en químicos. Los odontólogos tuvieron más casos de esquizofrenia.

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