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La vida en 64 casilleros de ajedrez

| Educación. Un grupo de docentes propone incluir el aprendizaje del juego en las escuelas

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RENZO ROSSELLO

Una herramienta para pensar. Así define al ajedrez el grupo de docentes y expertos que propone incluir la actividad en las escuelas. Una experiencia con preescolares en un centro educativo de Lagomar comenzó a hacerlo real y nada lejano.

"Si te ponés ahí no te puede comer nadie". Matías (4) se acerca al profesor y le da la clave, fascinado con su propio descubrimiento. El profesor y las maestras echan una mirada al tablero gigante y comprueban que sí, es cierto, si se coloca en el casillero que Matías le acaba de indicar permanecerá a cubierto de los embates rivales.

El propio Matías no lo sabe, pero acaba de completar una compleja operación de análisis que cualquier jugador experimentado tiene que hacer con cierto esfuerzo intelectual. Pero es sólo un juego, algo en lo que los niños suelen ser maestros.

En el Centro Educativo Vaz Ferreira el ajedrez es, desde hace años, parte integral en la formación de preescolares. La pasión que el juego despertó en varios de los ex alumnos del centro hizo que el espacio se ampliara para escolares de hasta 12 años. Y más cercano en el tiempo, talleres para algunos padres que han debido improvisarse como jugadores para ponerse a tono con sus hijos.

La profesora Ana Ruth Ferrer, directora del centro, con el profesor Esteban Jaureguizar son los impulsores de un seminario que comenzará el 16 de agosto en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República. "El Ajedrez en la Educación. Alcances y potencialidades de una herramienta alternativa" está dirigido a docentes, directores de escuelas, estudiantes de magisterio, profesores de ajedrez. Sin embargo, no es requisito conocer el juego para participar de esta actividad. En cualquier caso, para quienes quieran tener una noción, el 9 de agosto los mismos organizadores proponen un miniseminario en el que se explicarán las reglas básicas del juego. Por decirlo en términos afines, primer movimiento de las blancas.

EN BLANCO Y NEGRO. Esteban Jaureguizar (37) es argentino. Vive en Uruguay desde hace poco más de tres años. Fue profesor de ajedrez en Argentina, pero nunca había trabajado con preescolares.

Cuando decidió instalarse en Uruguay comenzó a buscar trabajo. "En ese momento buscaba cualquier tipo de empleo, en una pizzería, como mensajero, ni se me ocurría pensar en la docencia", cuenta Esteban.

Pero de pronto se encontró con un aviso clasificado que le llamó la atención: "Se busca jugador de ajedrez con sólidos conocimientos", y un número de teléfono. Su novia, los familiares y los amigos se lo tomaron a broma. "Seguramente es un tipo con plata dispuesto a pagarle a alguien que pueda perderse algunas horas jugando al ajedrez, me decían todos", recuerda ahora.

Pero así fue que se incorporó como docente en el Centro Educativo Vaz Ferreira. Había dado clases a escolares en Argentina, pero nunca lo había hecho con niños tan pequeños. "Es una experiencia increíble, me cambió la vida", dice ahora Esteban.

El programa demostró ser un éxito. Comenzó con niños de 2, 3 y 4 años. Con los más chicos el aprendizaje del juego pasa por reconocer las piezas y aprender cómo se mueve cada una en el tablero.

"Nosotros buscamos romper con el mito del ajedrez mágico, algo que por ahí está en el imaginario social y que supone que el juego va a resolver cantidad de problemitas. En todo caso es una herramienta, como cualquier otra, que tiene un valor didáctico muy importante", dice por su parte la profesora Ana Ferrer.

Los docentes proponen que el juego sea incorporado como una actividad más, entre otras, y no con la carga de una "asignatura", similar a la enseñanza de informática o inglés. "Lo ideal sería que en las escuelas hubiera un espacio en el que el niño, si así lo quiere, pueda jugar con otro al ajedrez, como parte de las actividades recreativas pero que además se respetara ese espacio para el chico", explica la docente.

"En la primera etapa el carácter lúdico tiene que ser lo más importante. Se trata de la virtud de un juego que excluye el azar y pone en el mismo lugar el placer del juego con el placer de pensar", agrega.

PASO A PASO. Cómo se mueve el rey en el tablero: un casillero por vez. En buena medida ese es el método que se aplica con los chicos de 2 años a los que se presenta el juego.

"En realidad, jugar pueden comenzar a hacerlo a partir de los 5 años. Pero para entonces ya habrán aprendido los movimientos, tendrán una idea de los espacios, y conocerán algunas de las reglas básicas", dice Esteban.

En el pequeño parque de juegos del Vaz Ferreira hay un gran tablero de madera. Allí, los niños de 4 años pueden ser ellos mismos las piezas. Un sombrerito con la forma de la pieza elegida. "A ver la torre, ¿quién se acuerda dónde se para la torre?", pregunta el profesor. El coro de vocecitas no se hace esperar, puede que alguno no lo recordara, pero sus propios compañeros se lo dirán de inmediato. Y también como deberán caminar por el tablero. Aun en las piezas más complejas, y tal vez más características del juego, como el caballo.

Jaureguizar define al juego como "una batalla de ideas". La posibilidad de pensar estratégicamente, de manejar más de una solución para un mismo problema, de anticiparse a los que pueden venir, son algunas de las cosas que enseña esta milenaria disciplina.

Un adulto puede sentirse intimidado por la complejidad de ese duelo interior. Los niños, en cambio, pueden asumirlo como lo más natural.

Muchos de los chicos que hoy cursan el sexto año de escuela y que pasaron sus primeros años en el Vaz Ferreira, ahora vuelven con la pasión intacta por el juego. Por una hora podrán perderse en el más civilizado de los campos de batalla.

i Seminario. Por más información: teléfono 6831704; en el sitio oficial del centro www.vaz.edu.uy

Los gigantes del tablero

José Raúl Capablanca

Cuba, 1888-1942

Maestro de todos los tiempos. Hijo de un militar español, aprendió las reglas del juego a los 4 años, observando a su padre jugar con los amigos. A los 13 años derrotó al campeón nacional. Sus partidas son ineludibles para los aficionados.

Robert Fischer

Chicago, EEUU, 1943-2007

Bobby vivió desde los 2 años en Brooklyn. Allí aprendió el ajedrez cuando tenía 6 años, con un juego que le regaló la madre. Temperamental, explosivo, polémico, su vida cambiante es digna de una novela. Fue uno de los gigantes del ajedrez.

Anatoli Kárpov

Rusia, 1951

Nacido en la antigua Unión Soviética, aprendió de niño el juego. A los 15 años se convirtió en el maestro nacional más joven. De visita en Uruguay en 2005 Kárpov dijo que para impulsar el ajedrez en las escuelas "se necesitaría más apoyo oficial".

Primaria lo deja al libre juicio de cada centro escolar

A fines de la década de 1980 las autoridades de Educación Primaria distribuyeron tableros y piezas en varias escuelas públicas. La experiencia no prosperó.

"Sí, yo creo que tiene valores relevantes, sobre todo para la formación del pensamiento estratégico, ahí tenemos un valor didáctico", opina la consejera de Educación Primaria, Edith Moraes.

No obstante Moraes cree que la inclusión del ajedrez debe quedar a juicio de los responsables de cada escuela. "La actividad está recomendada, si el centro educativo considera que eso es valioso puede incluirlo", asegura. La consejera explica que ni esta, ni otras actividades son consideradas en el sistema educativo como parte de la currícula. "Nosotros no separamos entre curricular y extracurricular, se considera que lo que la escuela recomienda o hace es curricular", explica Moraes.

Como dato, dijo que en varias de las 112 escuelas de tiempo completo se eligió la creación de talleres de ajedrez como parte de las actividades. Sin embargo, no ha recibido planteos de docentes que quieran aprender el juego para enseñarlo.

Más que un juego, una filosofía para toda la vida

"Hay dos formas de entrar al juego: por el estudio de defensas, aperturas, ya que hay bibliotecas enteras para estudiar. La otra es como un concepto de vida, como nociones estratégicas de vida", dice el ingeniero Carlos Milans, presidente de la Federación Uruguaya de Ajedrez.

Milans será uno de los expositores del seminario y está convencido del alto valor educativo del juego. "Las piezas no valen por sí mismas, sino por su papel en el juego. Una de las mayores enseñanzas del ajedrez está en la pieza más modesta. El peón es la única pieza que llega a la última línea y que puede convertirse en lo que quiera. Y eso es lo que nos enseña el juego", dice Milans. A su juicio, el potencial didáctico del ajedrez tiene un peso importante en la formación de la personalidad de los individuos.

Milans cree que la forma más adecuada de instalar esta herramienta en el sistema educativo es proponerlo como plan piloto en un puñado de escuelas. "Pensar que vamos a meter el ajedrez en las escuelas hoy es una utopía. Pero si no se prepara la tierra jamás va a germinar la semilla", sostiene.

El camino sugerido por el presidente de la FUA es el de capacitar a un grupo de docentes, para que estos a su vez enseñen las nociones básicas a los escolares.

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