Carlos Maggi
La campaña electoral de Estados Unidos, que no empezó todavía, ya arroja resultados históricos. ¡Oh Sorpresa! La TV es un instrumento para la formación de la ciudadanía… cuando se hacen documentales apoyados en pruebas. La verdad se difunde cien veces más que si los hechos se vieran "solo en cines".
La presente nota describe dos videos magistrales.
"NO END IN SIGHT" (Sin final a la vista) dirigida por Charles Ferguson, es una documental sobre Irak. Estuvo nominada para el último Oscar y es un alegato de bien probado.
Hubo invasión por razones falsas, derrotaron al ejército iraquí y la idea era irse a los dos meses. Por eso dejaron que se produjeran rapiñas y copamientos. Hubo saqueos por 12.000 millones de dólares en un mes.
Cuando decidieron parar la ola de delitos, no encontraban edificio, ni conexión eléctrica, ni silla donde sentarse. Habían entronizado el caos.
Echaron a los generales de Hussein y acto seguido (sin consultar a nadie en EE.UU.) también destituyeron a medio millón de oficiales y soldados iraquíes que componían el ejército profesional.
Después de haber desmantelado las fuerzas armadas echando a todos, se dieron cuenta que no tenían tropas para vigilar los arsenales del ejército disuelto. En consecuencia, las armas desaparecieron. Los altos mandos militares iraquíes no podían creer que fueran tan burros.
Hubo, hay pues, 500.000 soldados diseminados en la población, resentidos, muertos de hambre, desempleados, furibundos y fanatizados, todos dispuestos a matar o morir y… armados hasta los dientes.
Los invasores tampoco podían contar con funcionarios civiles, no había ninguna oficina funcionando, ni una computadora, ni nadie que hablara árabe. Habían echado a 50.000 empleados públicos y a todos los técnicos del gobierno de Saddam. Habían perfeccionado una invasión bárbara.
COMENTO: De ese descalabro brutal viene como consecuencia directa, la caída del dólar (los gastos fueron descomunales para mantener una situación desesperada en medio de 25 millones de enemigos); y hubo una suba imparable del petróleo debida en gran parte, al pánico sembrado, que dura todavía.
La consecuencia indirecta es: una reserva de odio interminable. Hay mil millones de árabes dueños de casi todo el petróleo, que sistemáticamente multiplican su dinero y su rencor. Una bomba de tiempo.
Se borraron 7.000 años de historia ante la peor acción contra cultural que se conoce. La biblioteca de Babilonia fue incendiada y los museos de los persas y de los asirios fueron saqueados.
La primera declaración que inicia el alegato filmado asombra; la protagoniza un general en actividad que fija en el Senado de EE.UU., antes de que pasara nada con Irak, el número exacto de soldados que se necesitan para controlar mil personas en el caso de una ocupación. La multiplicación de ese número por 25 millones de habitantes, dio una cifra inalcanzable.
Pero el señor D. H. Rumsfeld, que de esa técnica no vio nunca un libro, sostuvo victoriosamente, que se podía mantener la ocupación con pocos hombres, "obviamente menos que los que utilizamos para derrotar al ejército de Hussein" (textual). Collin Powel que era ministro y general dijo:
- Yo no entro en una guerra cuando no se cómo salir de ella, y renunció. Pero ni Bush ni su gente estaban para escuchar. Tenían una fe ciega, parecida al hambre.
El hombre horrible que encabezó esa guerra, el Presidente de EE.UU., aparece en Europa, el 9 de abril de este año, mendigando en la reunión de la OTAN, soldados europeos para guerrear en Afganistán. ¡Cuánto cinismo!
Todo augura un futuro siniestro para el partido del señor Bush en las próximas elecciones de EE.UU.
"RECOUNT" (Escrutinio) es una película de HBO, dirigida para televisión por Jay Roach. Se estrenó el 25 de mayo pasado.
- Pone la piel de gallina y te dan ganas de ser uruguayo -me escribió al otro día del estreno un compatriota inteligente-, presenciás el robo del siglo y la actuación de Kevin Spacey es formidable.
El video cuenta lo sucedido en las elecciones de EE.UU., del año 2000, cuando la mafia y la familia Bush, alteraron el resultado.
La película no tiene la menor intención artística, pero es una ficción histórica por destino: aunque cuente, como es verdad, lo sucedido. No hay manera de que una maniobra tan crasa, deje de parecer fantasía.
En estos momentos, el efecto electoral del film es colosal porque le cuenta la estafa a un país gravemente dolorido, cuando todos y cada uno de los telespectadores está sintiendo en carne propia el efecto de los 8 años durante los cuales desgobernó Bush.
Revisé la reacción. La crítica dice que es la mejor película en lo que va del año... ¡y es para TV!
La estafa se tejió mediante tres engaños:
El voto es electrónico en EE.UU. y en algunas máquinas se clicqueaba la papeleta de Gore y la máquina marcaba la casilla del candidato independiente: Buchanan.
Buchanan reconoce en la película que esos votos no eran para él; en esos distritos no tenía votantes.
En otros distritos las papeletas notoriamente pinchadas por la aguja en la casilla de Gore fueron anuladas ¡porque la presión no logró romper el papel!
Por si fuera poco, se impidió que votaran ciudadanos cuyos nombres eran parecidos al nombre de algún delincuente. Los nombres "similares" sumaron 20.000 y eso sucedió casualmente, en distritos de alta población negra, donde los demócratas tenían mayoría abrumadora.
La Suprema Corte Federal suspendió la verificación cuando la diferencia entre demócratas y republicanos estaba desapareciendo; habían pasado de 1.754 a 98 votos; y faltaba mucho por verificar.
La Corte demoró días en resolver y resolvió justo 24 horas antes de que terminara el plazo, cuando ya no quedaba margen, para seguir verificando. Hubiera sobrado tiempo si el propio tribunal no hubiera interrumpido el trabajo.
Cuando se piensa que de esa tramoya dependió el ejercicio del mayor poder del mundo; y cuando se repasa cómo fue administrado ese poder durante 8 años; se llega a la conclusión de que algo anda mal en el eje del planeta. La democracia es una bendición porque permite cambiar los gobiernos sin que medie violencia. Pero eso no alcanza cuando median delitos electorales.
En "Recount" los hechos que no fueron desmentidos, demuestran hasta donde Al Gore fue responsable de su desplazamiento indebido.
El comienzo de la película es con Gore en su limusina, yendo hacia un acto donde va aceptar su derrota. Antes de eso se sabe que ya llamó a Bush para felicitarlo. Durante el trayecto, las computadoras del centro de cómputos dejan en claro la maniobra. Entonces intentan frenar la comitiva de Gore, pero los celulares en las limusinas, no contestan. Por fin, logran pararlo en el momento que entraba al escenario a hacer su discurso de concesión. El círculo que rodea a Gore (dirigido por Kevin Spacey y un abogado genial y disléxico) tiene garra charrúa...; pero Gore se ve blando, entregado, como asustado.
Desde aquí, República Oriental del Uruguay donde el fraude electoral no tiene oportunidad de interferir, ni la mafia amenaza, lo sucedido en EE.UU. resulta grotesco.
No es un lugar cómodo estar en los zapatos de Barak Obama.