Es muy excepcional que una banda latina se presente en Brasil. Pero Maná es una excepción, explicada en parte por la fenomenal popularidad que también allí consiguieron. Desde el pasado domingo se encuentran haciendo recitales en el marco de la gira "Amar es combatir", iniciada hace más de un año en Estados Unidos y con la que desataron un verdadero fenómeno en Buenos Aires hacia mayo del año pasado.

Pero las presentaciones del grupo cada vez se van cargando de más elementos no necesariamente musicales. El cantante Fher suele ser el vocero acerca de la proyección social del grupo, aunque no es el único que habla. Al llegar a tierras brasileñas, el baterista Alex González fue particularmente duro con el régimen cubano y el presidente Hugo Chávez.

Según recogía ayer el diario O Estado de Sao Paulo, González, cuya madre es una cubana que emigró en 1959 tras el triunfo de Fidel, aclaró que la gira de Maná no había tocado sólo dos países: Guyana y Cuba. El primero se debió a que no hubieron contactos y Cuba "porque no queremos ser parte de un circo político". Tras explicar la manipulación política, afirmó: "iremos cuando Cuba tenga más libertad, más derechos humanos y libertad de expresión".

No se quedó allí porque reconoció que puede ser que tengan problemas para volver a Venezuela. "Ahí uno ve más pobreza y más gente miserable que nunca. Mire, yo no me preocupo con los políticos y con política, sino con la gente pobre de Venezuela".

Desde que salió el primer disco, "Sombrero verde", en 1981 recordando el nombre que tenía entonces el grupo, la banda vendió más de 20 millones de placas. La impresionante cifra no responde a una actividad en los estudios: buena parte de ellos recogen recitales en vivo. El último disco, "Arde el cielo", salió en 2007, acentuó la recepción popular del grupo: solamente de ese CD vendieron un millón y medio de copias.