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La mitad de los liceales dice que accede fácil a la droga

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MAGDALENA HERRERA

Cuatro de cada diez liceales presentan intoxicaciones. La incidencia de marihuana y cocaína se duplicó, según Encuesta Nacional de la Junta de Drogas. El involucramiento de los padres es vital para el descenso o no del consumo de los jóvenes.

Salen diez liceales una noche cualquiera de fin de semana. Comprobado: ocho de ellos alguna vez experimentó el consumo de alcohol y cinco toma en forma habitual. Lo que no se sabía hasta ahora, alarmante por cierto, es que seguramente cuatro de ellos sufra un episodio de intoxicación.

En cuanto a la población joven en general -no sólo estudiantes- uno de cada cinco chicos se ha emborrachado en los últimos 30 días.

Esa cifra de abuso se desprende de la Tercera Encuesta Nacional y Cuarta en Montevideo sobre consumo de drogas en Estudiantes de Enseñanza Media, realizada en 2008 por la Junta Nacional de Drogas, que El País adelanta en exclusiva.

La investigación también revela otros números que fotografían una realidad en tendencia creciente: el consumo de marihuana aumentó un 50% desde la última encuesta hace dos años, y el de cocaína incluso un poco más del doble en el último año.

Pero números son números, y poco se puede hacer por más veraces que sean. La Encuesta, si tiene otro valor agregado, es que demuestra el papel fundamental que juega la familia en esos jóvenes consumidores de sustancias. La misma revela que cuanto más involucrados están los padres en las actividades de sus hijos, menor es la incidencia.

Un ejemplo claro es la marihuana, cuyo consumo baja a la mitad en aquellas familias que se observa que los padres, de una u otra manera, se muestran comprometidos con las actividades de sus hijos, conocen los lugares que frecuentan, controlan el desempeño escolar, saben de las actividades recreativas y quiénes son sus amigos, controlan las horas de llegada nocturnas, y hasta conversan con ellos lo que miran por tevé. También, cambia la situación cuando los progenitores tienen tiempo para compartir desayunos, almuerzos o cenas. No es cháchara, lo cantan los números.

El Secretario General de la Junta Nacional de Drogas, Milton Romani, indica que la encuesta es un índice que demuestra fehaciente y contundentemente que una buena comunicación familiar es un factor de protección. "No quiere decir que los padres tengamos que salir a hablar de drogas todo el día; es más, si tenemos que recurrir a eso, estamos perdidos. Uno debe estar involucrado en todos los ámbitos de los hijos, de manera de que si existe un problema, se pueda detectar".

Otros ejemplos, además de la marihuana, hablan por sí mismos sobre el involucramiento de los padres con sus hijos. En la pasta base, cuando existe presencia progenitora, el descenso del consumo es de 2 a 0,6%. En el alcohol, desciende de 82,6 a 67,7%, en el tabaco del 42,1 al 28,3%, y en la cocaína del 5.6 al 1.9%.

PATRONES DE CONDUCTA. Otra información que revela la flamante Encuesta, es que muestra y demuestra cómo han cambiado los patrones culturales y rituales de los jóvenes a la hora del consumo. Ya no se pasan de rosca en una fiesta de quince o celebración especial; salen especialmente hasta "fisurarse", "colgarse", por decirlo en su propia jerga.

Que el 80% de los estudiantes experimentó alcohol, el 70% en el último año, y el 50% en el último mes, no es novedad; ya fue registrado en la última encuesta, según aclara el sociólogo Héctor Suárez, de la Junta Nacional de Drogas.

"Existe un techo, que ya es demasiado alto. Venezuela y Uruguay se encuentran entre los primeros consumidores de Latinoamérica. Lo que sí ha variado y es preocupante son los patrones o rituales. En primer lugar, se manifiesta en edades cada vez más tempranas: 13 años. Un 20% de los jóvenes experimentó con alcohol antes de ingresar al liceo. Por otro lado, la pauta de consumo de los jóvenes es hasta "fisurarse", en esa famosa "previa". Eso hace que predominen los episodios de intoxicación en tres de cada cuatro consumidores habituales", agrega el experto.

Otro de los cambios que se observa es la elección de bebida, que antes se remitía a la cerveza. Ahora, quinceañeros consumen como nada bebidas blancas destiladas con alta graduación alcohólica mezcladas con refrescos. "Se trata de lograr el efecto, llegar a ese estado de desinhibición, embriaguez, todas razones vinculadas al placer. Lo alarmante es que el alcohol no sólo está legitimado por lo jóvenes (no ven el daño), sino que tampoco ven gravedad en los estados que genera", indica el sociólogo.

Cada intoxicación puede acarrear males mayores -señalan los expertos- como comas alcohólicos que se observan frecuentemente en las emergencias, accidentes de tránsito, y hasta embarazos no deseados.

Tanto Héctor Suárez, como Milton Romani, ponen especial énfasis en que esas conductas o rituales de los jóvenes son aprendidas. "No se los puede dejar solos en etapas tan vulnerables como la adolescencia, tiene que haber un control por parte de los padres, y dar pautas de lo que es saludable y lo que no. El joven siempre pidió independencia, los padres fueron cediendo por muchos motivos. Se sabe que actualmente el 50% de los hogares son monoparentales, o que en muchísimos, ambos progenitores trabajan todo el día. Pero hay que tener claro: dejar solo al gurí en la adolescencia es un riesgo muy grande".

EL MITO DE LA MARIHUANA. Una cosa es la legalidad, y otra, la legitimidad. Pues bien, la venta de marihuana es ilegal, pero entre los jóvenes se ha legitimado su consumo. Tanto, que en los últimos dos años se duplicó. Lo grave es la falta de información, ya que los propios estudiantes aducen que es mejor fumar marihuana que tabaco.

"No es así", señala rotundamente Milton Romani. Y el sociólogo Héctor Suárez agrega: "si bien la mayoría de los jóvenes no consume, como en el caso del alcohol (22.5% de los estudiantes ha experimentado), ha comenzado a crecer su base, entre otras cosas porque los efectos nocivos a corto plazo no se ven. Se ha creado una imagen de inocuidad de la marihuana que es falsa. Es cinco veces más cancerígena que el tabaco".

Lo más grave es que la Encuesta demuestra que cada dos jóvenes que prueban marihuana, uno continúa fumándola en forma habitual. "Y ese consumo frecuente sí genera problemas como por ejemplo, de comportamiento, anomia, en jóvenes que están formando su personalidad. En Montevideo, el 40% de los jóvenes, a los 17 años probó esa sustancia. Y, en general, uno de cada diez chicos, consume habitualmente. Sigue teniendo más incidencia en el sexo masculino", indica Suárez.

LA COCA. Si bien su incidencia todavía sigue siendo bastante menor, en relación a otras drogas legales y a la marihuana, el consumo de cocaína en la Enseñanza Media (5,1% alguna vez probó y 1,9 consume habitualmente), se duplicó en 2007. "Una de las razones es que bajó sustancialmente su precio, y eso no se puede negar. Pero es un dato fuerte y no lo esperábamos," señala Suárez.

La investigación realizada revela lo que los expertos de la Junta caracterizan como principales emergentes. En primer lugar, se hace hincapié en el mayor desconocimiento de los riesgos asociados al consumo ocasional. Por ejemplo, uno de cada cinco alumnos no sabe los riesgos asociados a la toma frecuente de éxtasis y alucinógenos. La percepción del riesgo en uso de marihuana, tanto ocasional como frecuente, es sensiblemente menor que el consumo de tabaco en aquellos que han probado la misma.

Por otro lado, salvo para la pasta base, los consumidores no perciben grandes problemas en el uso de drogas, tanto legales como ilegales. "Para los jóvenes que están insertos en la educación formal -el 60%- la pasta base no es una instancia problemática. Tiene ese impacto público porque es muy mediática, y básicamente apunta a sectores que también son mucho más vulnerables a los efectos negativos del consumo habitual".

UNA BUENA. Pero la Encuesta a nivel nacional también revela que la incidencia del tabaco descendió diez puntos desde 2003 a la actualidad. Mientras que ahora se ubica en un 22% de la población estudiantil, en 2003 era de un 33%.

El mayor descenso se nota en los más chicos, lo que quiere decir que no existe gran incorporación de nuevos fumadores. Hasta ahora eran los hombres quienes más demoraban en el inicio, pero ahora también el sexo femenino ha retardado su comienzo. "De todos modos -señala el sociólogo- el tabaco sigue teniendo sustancialmente más incidencia en las mujeres. En cambio, tanto en el alcohol, como en la marihuana y la cocaína, no se presentan diferencias de género ni socioeconómicas."

La ventaja de retardar la primera experiencia con las drogas legales -tabaco y alcohol- es que incide luego en las ilegales. "Aumentan mucho las probabilidades de consumo de drogas ilegales si antes se incursionó por las legales. Es todo una cadena que pretendemos cortar, primero con el tabaco, y luego con el alcohol. Trabajemos en las drogas legales y seguramente repercutirá fuertemente en las ilegales".

Justamente, el más difícil de combatir ya que es el que menos discrimina -vuelve a repetir el experto de la Junta Nacional de Drogas- es el alcohol. Por donde se mire o corte, allí está estancado en un consumo frecuente que supera el 50% de los chicos.

En cuanto a políticas de Estado, el Secretario de la Junta, Milton Romani, señala que el alcohol es una de las prioridades, pero que lleva tiempo la implementación de políticas, porque el conjunto de la sociedad tiene respuestas ambivalentes al respecto. "La Junta departamental me envió una carta muy contundente que me solicitaba que prohibiera toda la publicidad vinculada a bebidas alcohólicas, menos el vino", indica Romani.

Los esfuerzos, entonces, están abocados a una educación responsable de los expendedores de esas bebidas. "Tenemos un acuerdo suscrito con Cambadu. Ahora, estaremos lanzando unos videos de promoción en los boliches, que apunta a la reducción de daños sobre determinada edad. En una primera instancia, se privilegiará la preservación de los menores de edad. Queremos que la sociedad en su conjunto asuma el hecho de que los menores no deben tomar alcohol. Queremos quebrar desde el punto de vista cultural y social ese patrón, de los chicos de irse a emborrachar por emborrachar".

Las cifras

54,5% De los liceales consume alcohol en forma habitual. De ellos, 3 de cada 4, ha llegado a los niveles de intoxicación.

9,1% De los estudiantes de Enseñanza Media consume marihuana habitualmente; la cifra se duplicó en los últimos dos años.

22% Es la proporción de fumadores habituales de tabaco entre los liceales. El guarismo significa una baja del 11% con respecto a 2003.

La escuela protege

Uno de los datos más reveladores de la encuesta es que, "aún a pesar de su situación deficitaria" -como apunta el secretario general de la JND, Milton Romani- los centros educativos siguen siendo un lugar de resguardo para los jóvenes en situación de más vulnerabilidad.

De hecho, los porcentajes de consumo para todas las drogas (a excepción del alcohol, que no discrimina) son mucho menores o casi nulos (en el caso de la pasta base) entre los chicos que están insertos en el sistema educativo, respecto a los que han desertado del mismo.

Ya dentro del sistema, el mayor desafío se presenta en la Enseñanza Media, donde se advierte un "salto en el consumo", explica Romani. Es que a los 15 y 16 años "es cuando los pibes adoptan conductas de riesgo", desde experimentar con drogas hasta conducir una moto. Por eso, la JND repartirá material entre los docentes con servicios de orientación y atención telefónica.

AL 20% le ofrecieron droga en el liceo o alrededores

Acceso. La encuesta de la Junta Nacional de Drogas preguntó a los estudiantes liceales qué drogas le resultaban fácil de conseguir. El 46,9% de los chicos respondió que obtendría con facilidad marihuana; el 28,8% encontraría fácil cocaína, el 27,8% pasta base y el 11% conseguiría éxtasis de forma sencilla. Para los alucinógenos, el guarismo trepa al 14,3% de los liceales.

Ofrecimiento. "¿Le ofrecieron en el último año...?" fue otra de las preguntas. Al 27,8% de los estudiantes de Enseñanza Media, le ofrecieron marihuana en los últimos 365 días. El 10% recibió la oferta de cocaína y el 5,3% de la superadictiva pasta base. En tanto, al 3,9% le ofrecieron éxtasis y al 4,4% algún alucinógeno.

Reuniones sociales. ¿Dónde les ofrecieron? La mayoría, el 51% de los chicos, respondió dentro de la categoría "reuniones sociales", lo que implica discotecas o fiestas. El 20%, en tanto, dijo que le ofrecieron alguna droga en el último año en el mismo liceo o en sus alrededores.

Las otras drogas. Alcohol, tabaco, marihuana y cocaína son las sustancias más consumidas por los liceales, aunque también se registra incidencia del resto de las sustancias. Según la encuesta, el 1,2% de los chicos consumió inhalantes (pegamento) en los últimos 30 días. El 1,5% tomó tranquilizantes y el 2,9% estimulantes. El consumo de pasta base es de 0,5% para el último mes.

Probando. Pero las cifras son superiores cuando se pregunta si alguna vez consumieron. El 1,8% de los liceales respondió que probó la pasta base y el 3,8% inhaló pegamento. El 6,9% recurrió alguna vez a los tranquilizantes.

Cada vez más chicos. A quienes declararon su consumo, se les preguntó la edad de inicio. Los que han fumado pasta base lo hicieron a los 15,1 años en promedio. A los 14,1 empezaron los que inhalan pegamento. El promedio para tranquilizantes fue de 13,7 años. Para el caso del éxtasis, la edad de inicio del consumo se evaluó a los 15,8 años.

Batalla a base de prevención en todos los frentes posibles

En todos los países del mundo, el tema drogas se maneja desde dos grandes ejes: controlar la oferta (tarea que corresponde al Ministerio del Interior), incluida la de drogas legales, fiscalizando que no se venda a menores, y reducir la demanda, intentando que se consuma menos o que nunca se llegue a probarla.

Con la mira en ese último eje, la Junta Nacional de Drogas (JND) está implementando varios programas de prevención, algunos ya en curso, y otros casi prontos para aplicarse. De acuerdo con lo que explica Gabriela Olivera, responsable del Área de Reducción de la Demanda, el primer objetivo trazado a futuro es involucrar a los padres, a través de dos planes: uno universal (para todos) y otro selectivo (dirigido a grupos de riesgo, por ejemplo, cuando sus hijos han desertado del liceo o concurren a instituciones con características de vulnerabilidad).

Este año se comenzará la capacitación de quienes aplicarán estos programas, algo que se prevé para 2009.

También el sistema educativo formal está en la mira de JND, que trabaja junto al Codicen en la redacción de un manual para docentes elaborado con datos de encuestas.

Otros grupos a los que apuntarán los programas de prevención son las cárceles (en donde ya se está trabajando) y los trabajadores, con participación del Pit-Cnt y la fundación Luna Nueva. Se espera involucrar a los entes públicos.

El consumo subirá 5% para el año 2009

Entre los estudiantes de Enseñanza Media que nunca han consumido, un 4% declara que probaría una droga ilegal si se le presentara la oportunidad. Es que la última Encuesta de la Junta Nacional de Drogas también relevó la curiosidad de los jóvenes respecto al tema.

Con ese dato sobre la mesa, que no es otra cosa que la predisposición de los chicos al cosumo, los investigadores pudieron realizar un pronóstico a futuro inmediato.

El informe apunta que, dado el escenario actual, se espera un crecimiento de 5 puntos porcentuales en el consumo de drogas -a nivel general- para 2009.

Hace dos años, con la información obtenida por la encuesta elaborada entonces por el organismo, se pronosticó que el crecimiento se situaría en el 7 %.

Hoy, la proyección aparece más que corroborada: alcanzó los 6,9 puntos porcentuales, dos años después.

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