Penélope Cruz fue una de las estrellas que puso la debida cuota de "glamour" al asistir a la presentación del film "Elegy", de Isabel Coixet en el Festival de Cine de Berlín.
La actriz española recorrió la alfombra roja del Berlinale Palast entre gritos de "Penélope, Penélope" y "guapa" (en español), y entró acompañada por su compañero de reparto, Ben Kingsley, la directora de la película Coixet, el director de la Berlinale Dieter Kosslick, y el ministro español de Cultura, César Antonio Molina.
Pese a la hispanidad de su protagonista y su directora, Elegy es de hecho una producción norteamericana que adapta una novela de Philip Roth y, al igual que La vida secreta de las palabras, la película anterior de Coixet, está hablada en inglés. La directora, que compite por el Oso de Oro de la Berlinale con Elegy, afirmó que en las producciones de Hollywood "el director debe saber elegir las batallas a combatir".
Un rato antes, Cruz había provocado un pequeño revuelo al expresarse en español durante una rueda de prensa sin traductores en la que fue presentada la película. Los periodistas comenzaron a quejarse y a gritar "en inglés, en inglés", y Coixet agregó un poco de leña al fuego proponiendo (en broma) que la conferencia de prensa continuara en catalán. Luego, ella misma se ofreció a servir de traductora, y hasta mintió algunas de las cosas dichas por Penélope: "Ella dice que es un pedazo de genio", explicó.
De hecho, Cruz estaba elogiando a su compañero de reparto Ben Kingsley: "Es uno de los actores más generosos con los que he trabajado, es generoso de verdad, lo ve todo, lo incorpora todo, cualquier problema lo utiliza, lo mete en la escena... ¡Es un monstruo!"
Acerca de su trabajo con Coixet, Cruz agregó: "Ha sido una delicia, me encanta su trabajo y estoy deseando repetir con ella". Coixet volvió a la carga, y reiteró la broma: "Ha dicho que yo también soy un pedazo de genio".
La directora se felicitó por su parte por haber desterrado "ciertos estereotipos latinos" del personaje de Consuela, de ascendencia cubana, que interpreta Penélope. "En el libro, y aún siendo estudiante de literatura, Consuela no sabe quién es Kafka", ejemplificó Coixet.
Sin embargo la directora aceptó algunas imposiciones de la productora, por ejemplo el cambio del título (la novela de Roth se llama The Dying Animal), y la introducción de lo que ella misma denomina "imágenes de postal, demasiado bonitas" para ilustrar la relación amorosa de Consuela y su profesor, interpretado por Ben Kingsley, una historia que puede ser autobiográfica aunque Roth lo niegue.
Coixet insistió empero en que, no obstante, fue ella "quien llevaba la cámara" y pudo rodearse del mismo equipo técnico con el que ya trabajó en Mi vida sin mí (2002).
PARIAS. El film de Coixet no fue el único que llamó la atención de crítica y público. La sección Panorama exhibió el domingo dos documentales dedicados a los "parias" del Islam, rechazados por los estrictos cánones de los países más tradicionales: el colectivo homosexual y en los músicos de Acrassicauda, la primera banda de "heavy metal" iraquí.
En Heavy Metal in Baghdad los realizadores canadienses Eddy Moretti y Suroosh Alvi mostraron las dificultades de cuatro jóvenes iraquíes, incondicionales fans de Iron Maiden y Metallica, para ensayar y atraer público a sus conciertos, mientras la ciudad es sometida a bombardeos constantes. El documental muestra tres momentos en las vidas de sus personajes, desde la caída de Saddam Hussein, a la guerra civil y al exilio, en la vecina Siria.
Los músicos, decepcionados por las promesas de libertad esgrimidas para derrocar al dictador, encarnan un bastión empecinado en no desfallecer, pero resignado a la presencia constante de la muerte en sus vidas. "Se llevaron a Ali Babá y entraron los cuarenta ladrones", afirma uno de ellos.
El deseo de "escapar al otro lado" es también constante en los protagonistas de A Jihad for Love, documental del indio Parvez Sharma, un retrato coral del colectivo gay en el mundo musulmán a través de doce países. Pakistán, Irán, Turquía, Egipto, Sudáfrica, Francia o Canadá son algunos de los lugares que recorre la película, y donde los homosexuales de varias nacionalidades esconden su orientación, padecen un sentido de culpa o sueñan con obtener asilo político en otro país. El arco geográfico descrito muestra el rechazo unánime de la jerarquía musulmana respecto a la homosexualidad.
En una cuerda totalmente distinta se mueve El café de los maestros, dirigido por Miguel Kohan con el respaldo del compositor y productor Gustavo Santaolalla, un homenaje a las grandes leyendas del tango.
"Esta película es una deuda conmigo y con mi forma de mirar el arte, que para mí está ligado al concepto de identidad", sostuvo Santaolalla.
Los veteranos Aníbal Arias, Osvaldo Montes, Juan Carlos Godoy, Horacio Salgán, Virginia Luque, Alberto Podestá y Leopoldo Federico son algunos de los que asoman en esta declaración de amor al tango cuyo disco fue publicado en 2005.
Violencia brasileña
"Tropas de élite" del brasileño José Padilha ha sido uno de los impactos de las exhibiciones berlinesas de ayer.
El ex-documentalista Padilha, autor de Bus 174, describe en su primera ficción el trabajo de los policías brasileños especializados en la represión del tráfico de drogas.
El film ha sido definido como una dura crónica de la violencia, la corrupción y el empleo de métodos ilegales para imponer la ley, y va a continuar en Berlín una polémica que ya generara en su país de origen. Ya se prevé su distribución norteamericana por la empresa Weinstein.