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Bolívar, un año y medio después

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Darwin Borrelli

RENZO ROSSELLO

Entre la maravilla y el más criollo escepticismo, Pueblo Bolívar se sacude de la siesta. Tocados por la "varita" del presidente venezolano, este pedazo de "Uruguay profundo" cambia. Algunos celebran, otros desconfían y siguen igual de pobres.

A media tarde las calles de tierra de Pueblo Simón Bolívar están desiertas. Toda la actividad parece concentrarse en el grupo de 30 obreros que levanta el salón comunal. El llamado Centro Cívico Pueblo Bolívar es la novedad, la "revolución bolivariana" que vive a su aire esta comunidad de 134 habitantes ubicada a 92 kilómetros de Montevideo. Un regalo que todavía los bolivarienses no saben muy bien cómo tomar.

La visita del presidente venezolano Hugo Chávez rescató hace un año y medio al pueblo de la bruma de 120 años, una comunidad que fue perdiendo a su gente con los años y rozó la categoría de pueblo fantasma. Los habitantes más viejos del pueblo todavía no creen en las promesas. Dicen que oyeron demasiadas de "los políticos" y todavía siguen tan pobres como lo fueron durante buena parte de sus vidas.

En los hechos, la pobreza continúa dominando en esta comunidad de Canelones, limítrofe con Florida y Lavalleja, una esquina del mapa que el 4 de febrero pasado celebró con orgullo sus 121 años. Hay 14 familias amparadas en el Plan de Emergencia, muchos desocupados y algunos niños no escolarizados en Pueblo Bolívar. El programa de reactivación que, con el apoyo financiero de Venezuela y la participación de los gobiernos nacional y municipal, está en marcha procura diluir estos problemas.

Pero todavía queda mucho por hacer.

ILUSIONES. Doña Olga Camejo (66), más conocida como Pochocha en Pueblo Bolívar, es algo así como su archivo viviente. Vive hace 31 años en la localidad y ha conocido todos sus momentos, los buenos y los malos. Doña Olga ama profundamente este lugar del mapa, donde crió a sus cinco hijos y vivió con su esposo, el policía del pueblo, hasta su reciente viudez. Es una destacada integrante de la Asociación Civil local, preside la Sociedad Nativista Miguel Perdomo, es representante oficial de Antel, creadora de la bandera oficial del pueblo y guardiana del archivo de la comunidad. El término "alma mater" está hecho a su medida.

"Yo estoy muy contenta con lo que está pasando, por primera vez en muchos años se están haciendo cosas para el pueblo", dice llena de optimismo.

Por lo pronto, lo más concreto de los planes en marcha es el Centro Cívico, que además de salón comunal albergará la primera policlínica, es el primer indicio material del porvenir que doña Olga avizora. En buena medida, la obra en marcha -el Centro quedará concluido en un mes y medio, según informó el personal de la obra- permitió bajar notablemente la curva de desempleo local. Alrededor de 15 trabajadores de Pueblo Bolívar están en la plantilla. Muchos, empero, se preguntan qué ocurrirá en poco más de un mes cuando concluya la obra. El problema del desempleo golpea con la misma dureza en este rincón del país que en el resto. "La mayoría de la gente de acá trabaja en Fray Marcos (Florida, a dos kilómetros del pueblo)", explica doña Olga. En esta localidad floridense hay granjas, chacinerías, una fábrica de golosinas y una importante lanera que absorben el grueso de la mano de obra bolivariense.

La posibilidad de convertir al pueblo en un polo turístico ha comenzado a rondar las cabezas de sus habitantes. El dueño del almacén de ramos generales, don Rito Martínez, tiene claro que este es un camino posible. "Cuando celebramos los 121 años, el 4 de febrero pasado, hicimos un festival folclórico que fue impresionante", recuerda don Rito. Llegaron unas 1.500 personas de distintos puntos del país para participar del festival que se desarrolló a orillas del río Santa Lucía y que entre los artistas más destacados contó con Washington Carrasco y Cristina Fernández.

Con la silueta del Centro Cívico cada vez más nítida, los bolivarienses se aprestan a crear su primer equipo de fútbol local. En los planes está la construcción de un estadio con vistas a futuros torneos.

DESCONFIANZA. "Acá no precisamos andar pidiendo nada, lo que pasa es que aquí nadie quiere hacer nada", se queja amargamente Héctor Mendoza (64), un peón de la construcción jubilado que vive en una modesta casa de techo de chapas. Don Héctor mira casi con rencor hacia el sitio donde se levanta el Centro Cívico.

"Psché, un salón comunal, ¿para qué lo quieren, me quiere decir? El pueblo eso no lo precisa. Nos vinieron a prometer casitas, yo pedí para mi familia y mire, todavía estoy esperando", sentencia.

A juicio de don Héctor el lugar escogido para el Centro no es el mejor, por las crecidas del río Santa Lucía. El fantasma de las inundaciones es el que más atemoriza a los habitantes de Pueblo Bolívar. Antes de la construcción del llamado "Puente de la Hermandad", el pueblo quedaba totalmente aislado al crecer el río y la cañada que ahora atraviesa el puente. "El pueblo nuestro era un escarpín, con una sola entrada", recuerda con humor Olga Camejo. En realidad, las lluvias más grandes ocurrieron hace 20 años.

El 8 de agosto de 1986 se registró la mayor crecida del río, que obligó a evacuar a la totalidad de la población. El peligro de un nuevo desborde resurge con cada temporal.

Las canalizaciones, el puente, la ruta pavimentada, han cambiado esa realidad. Los entendidos dicen que el río tendría que crecer tres o cuatro veces en su caudal para causar problemas como aquéllos.

Banco de pruebas del "socialismo del siglo XXI" marca Chávez, pedazo de "paisito" perdido en una esquina del mapa, recodo de una historia de 121 años, Pueblo Bolívar se ilusiona con un porvenir que parece a la vuelta de la esquina.

El día que Chávez bajó a tierra canaria

El 8 de diciembre de 2005 quedó grabado a fuego en la memoria de Pueblo Bolívar. Ese día, con su habitual camisa roja, el presidente venezolano Hugo Chávez llegó para homenajear a la localidad canaria que lleva el nombre del libertador caraqueño. En un encendido discurso, como es característico de Chávez, recordó las gestas que unieron a Simón Bolívar y a José Artigas. La intensa lluvia que se desató en ese momento obligó a concluir rápidamente la ceremonia. Al frente de los jinetes de la sociedad nativista local, doña Olga Camejo esperaba su turno para entregarle un ramo de flores al mandatario venezolano. "Antes de entregarle las flores, los guardaespaldas me hicieron dárselas a oler a un perrito que llevaban", recordó doña Olga. Para la ocasión había escrito un poema, que planeaba leer ante Chávez. "Pero no pude, porque empezó a llover y se suspendió todo".

Los datos básicos de Bolívar

HABITANTES. El último censo, hecho por doña Olga Camejo, dio el resultado de 134 habitantes.

TELÉFONOS. Hay 112 teléfonos de línea en Bolívar. Cada vez hay más celulares.

POBREZA. Actualmente hay en ejecución unos 14 planes de emergencia, que el MIDES desarrolla también con apoyo de Venezuela.

OBRAS. La construcción del Centro Cívico Pueblo Simón Bolívar es la obra más importante. Venezuela invirtió en ello U$S 400.000.

VIVIENDAS. La Intendencia de Canelones viene realizando un estudio de terrenos fiscales con vistas a un programa de viviendas que beneficiará a unas 12 familias de Bolívar.

TURISMO. Varias fincas del pueblo fueron adquiridas por personas de departamentos vecinos, como casas de veraneo. Entre enero y febrero la población aumenta con la llegada de veraneantes.

CELEBRIDADES. Fue en Pueblo Bolívar donde nació el último "matrero", Martín Aquino, más concretamente en la "rambla" de Bolívar un 19 de noviembre de 1889.

La batalla por la matrícula escolar

La Escuela N° 22 que lleva, naturalmente, el nombre del libertador venezolano, es definida como "escuela de contexto social crítico". Pintada y reequipada gracias a los aportes de la Embajada de Venezuela, el centro escolar alberga a 26 alumnos.

La directora del centro escolar, una joven maestra que reside de lunes a viernes en la localidad, se muestra conforme con los resultados obtenidos en estos dos meses de clase. Luego de vencer el recelo de los habitantes, consiguió un buen diálogo con la mayoría de ellos.

No todos los niños que viven en los alrededores concurren a la escuela. Particularmente aquellos que, según las estadísticas, viven por debajo de la línea de pobreza no se han sumado al sistema escolar. A ellos van dirigidos los esfuerzos de la directora en sus visitas.

Muchos de los chicos de los 26 que van a clases son díscolos y poco dados a acatar la disciplina del estudio. Sin embargo, la maestra Viviana cree que los resultados obtenidos hasta ahora son auspiciosos. La "prueba del nueve" fue apenas hace una semana, cuando visitó la localidad el embajador de Venezuela. Los ensayos previos a la ceremonia escolar de homenaje al visitante fueron un dolor de cabeza. "Pero ese día se portaron precioso", recuerda la maestra.

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