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Países divididos por fondo solidaridad y gobierno internet

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Ginebra - El futuro gobierno de internet, actualmente controlado por EEUU, y la propuesta africana de crear un fondo de solidaridad digital en favor de los países pobres siguen siendo temas polémicos de la Cumbre de la Sociedad de la Información que comienza aquí el miércoles.

El objetivo es superar la brecha digital entre países pobres y ricos de forma que los primeros puedan aprovechar plenamente los beneficios de internet en todos los sectores: desde la educación en sus distintos niveles, la medicina, la ciencia, la economía y los negocios hasta la administración pública.

Las delegaciones gubernamentales encargadas de preparar los dos documentos que emanarán de la reunión de tres días, una declaración política y un plan de acción, han logrado con todo superar la mayor parte de sus divergencias, según fuentes europeas.

Todos los negociadores han dado muestras de flexibilidad a fin de salvar la reunión, que inaugurará el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y a la que asistirán numerosos jefes de Estado, sobre todo del mundo en desarrollo, así como jefes de Gobierno y ministros.

Según el jefe de la delegación del país anfitrión, Marc Furrer, la reafirmación de la preeminencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos figurará en los primeros artículos de la declaración ministerial, pese a la oposición inicial de gobiernos como el de Pekín.

Asimismo, China o Irán terminaron aceptando referencias a la independencia, el pluralismo y los principios de libertad de prensa e información, dijeron fuentes comunitarias, que señalaron que las negociaciones fueron muy duras.

Se ha incluido asimismo una referencia a la diversidad de propietarios de los medios, explican esas mismas fuentes, según las cuales se ha evitado el riesgo de una cumbre tecnocrática como la que temían muchos.

El futuro gobierno de internet, actualmente en manos de una sociedad con sede en California, ICANN, que asigna los nombres de dominio, y que China y numerosos países en desarrollo quieren poner bajo el control de un organismo intergubernamental, ha resultado uno de los temas más espinosos.

Como salida, se ha propuesto aplazar el problema, invitando a Kofi Annan a crear un grupo de trabajo con todos los agentes interesados -Estados, sociedad civil, sector privado, organizaciones internacionales- a fin de que estudien soluciones con vistas a la segunda parte de la cumbre, prevista para el año 2005 en Túnez.

Para facilitar el acceso del mundo en desarrollo a las nuevas tecnologías, Senegal ha lanzado a su vez la idea de un fondo de solidaridad similar al que existe para el sida, que tendría carácter voluntario y sería administrado por una fundación tripartita -gobiernos, sociedad civil, empresas- con representación de todas las regiones.

Estados Unidos rechaza, sin embargo, esa idea ya que prefiere las ayudas de tipo bilateral como la que concede su Comisión Federal de Comunicaciones, según el jefe de la delegación de ese país en la Conferencia, David Gross.

Suiza, como país anfitrión y facilitador, ha sugerido que se adopte en Ginebra el principio de nuevos mecanismos de financiación y se estudien de aquí a la reunión de Túnez todas las modalidades existentes y se hagan nuevas propuestas.

Fuentes europeas se mostraron hoy razonablemente satisfechas con lo conseguido en las reuniones preparatorias y dijeron que se había demostrado acertada la estrategia de la UE de no ceder en materia de derechos humanos antes de aceptar hablar de un fondo de solidaridad.

"Teníamos que garantizar antes de nada el acceso a internet sin interferencias (políticas) de los Estados, y decidimos jugarlo todo a esa carta en las negociaciones", señalaron esas fuentes, según las cuales la UE no podía aceptar "ningún compromiso en materia de derechos humanos".

Preguntadas por la fuerza que tendrán los textos que se adopten en la cumbre, las mismas fuentes reconocieron que no son jurídicamente vinculantes, pero serán importantes "documentos de referencia", y los compararon al Acta Final de Helsinki, que potenció el respeto de los derechos humanos en la Europa del Este. EFE

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