Piedras, maderas y huesos que hablan sobre nosotros: claves para mirar el pasado indígena

El libro Diez llaves al pasado indígena propone un recorrido por objetos encontrados por arqueólogos y sus historias.

arqueología 1.jpg
Ñacurutú encontrado en la década de 1930
Pablo La Rosa

La construcción de la represa de Salto Grande, en 1974, cambió el paisaje de la zona para siempre: hundió montes, mató animales, hizo que desaparecieran pueblos. Allí, en una localidad que se llamaba Bañaderos y que hoy está sumergida a 30 metros de profundidad, se encontraron prácticamente todas las piedras grabadas que utilizaron los pueblos nativos de nuestro país, la mayoría con fines simbólicos: unas piezas rectangulares, triangulares y ovales que se caracterizan por estar decoradas con grabados y que se habrían utilizado para rituales.

Una de esas piedras -una pieza de 12 centímetros de largo, ocho de ancho y cuatro de espesor de “arenisca silicificada” encontrada entre 1976 y 1977 allí- es uno de los objetos elegidos por la docente de Literatura y periodista Silvia Soler y la arqueóloga Moira Sotelo para Diez llaves al pasado indígena, un libro diseñado por el artista Fidel Sclavo con fotografías de Pablo la Rosa sobre diez piezas guardadas en museos uruguayos que permiten mirar hacia el pasado de los pueblos nativos.

antropolito.jpg
Antropolito
Pablo La Rosa

Cada una de las piezas de madera, hueso, barro y piedra que componen el libro están acompañadas, no solo de un texto que explica la procedencia y sus características, sino también por uno que cuenta su historia. Porque, mirar hacia el pasado es recuperar las historias que nos trajeron hasta acá. Mirar al pasado para entender el presente: quizás sobre eso también se trate este libro.

“Ya sea nuestro pasado individual o nuestro pasado colectivo, en sociedad, lo que ocurrió modela el presente y nos ofrece herramientas para interpretar la realidad, para seguir andando. Cuando en el cine se propone una historia ficcional de alguien que ha perdido la memoria, lo que sigue es un drama. Es una tragedia no saber quién sos, quiénes eran tus antepasados, de dónde vinieron tus abuelos, por qué tenés tal o cual característica en tu cuerpo, no entender por qué te gusta tomar mate o por qué te enseñaron determinadas canciones. La negación o la ausencia del pasado es un vacío aniquilador. No en vano todas aquellas personas que han perdido el rastro de alguna etapa de su vida lo buscan afanosamente, y los pueblos también. Incluso si ese pasado es doloroso es necesario conocerlo para cambiar y entender”, dice Silvia.

piedra grabada.jpg
Piedra grabada utilizada por indígenas en rituales
Pablo La Rosa

Mirar el pasado para entender el presente: ¿cómo vivían los pueblos nativos del Uruguay? ¿Qué pensaban? ¿Cómo concebían el arte? ¿Qué nos dicen las piezas encontradas por arqueólogos sobre su vida?

“Buscamos proponer otra mirada sobre las piezas que están en museos y, a partir de ellas, reflexionar sobre la complejidad y la profundidad del pasado y su incidencia en el presente, en cómo nos vemos y qué pensamos de esas piezas”, cuenta Silvia.

“Estas piezas expresan distintos aspectos de la humanidad. Por un lado cómo han sido los cambios tecnológicos, cómo se dio la incorporación de piedra pulida, cómo se desarrolló la cerámica, cómo se talló la madera, cómo se utilizaban los distintos recursos de la naturaleza para fabricar útiles a partir de rocas, de huesos, de madera, de barro”, explica Moira. “Pero por otro lado expresan cómo cambia la manera de ser y de estar en el mundo de las personas. Hay piezas del libro que no tienen una explicación clara de cómo se utilizaron y pueden estar relacionadas con los aspectos simbólicos de la humanidad, con el desarrollo de cosmovisiones. Nos dicen mucho de lo que somos hoy y de dónde estamos a nivel tecnológico y a nivel filosófico”.

Una punta de cola de pescado fabricada como arma de caza durante las primeras etapas del poblamiento americano encontrada en el año 1932 en el arroyo La Tuna, en Canelones, un antropolito de piedra, una canoa de madera que fue muy utilizada en la cuenca del Río de la Plata y en el litoral del Océano Atlántico, una horquilla hecha de hueso del ciervo de los pantanos, el colmillo de un jaguar que utilizaban con fines estéticos en el cuerpo, un collar hecho de cerámica encontrado a orillas de Río Negro o una urna para rituales en las que se depositaban huesos humanos.

Todos los objetos fueron encontrados por arqueólogos y arqueólogas a finales del siglo XIX y en distintas décadas del XX, que coincide con la época en la que en la arqueología se hacían grandes excavaciones.

En la actualidad, explica Moira, “la arqueología trabaja de manera muy distinta. Se excava en menor medida, pero también se excava de otra manera, en superficies más chicas, donde importan mucho los muestreos. Está más orientada al microanálisis, a conocer qué ocurrió en esos lugares”. También, dice, está centrada en preservar y gestionar el patrimonio, en darlo a conocer, en llegar a los museos, en divulgarlo.

tapa del libro diez llaves al pasado indígena.jpg
Tapa del libro Diez llaves al pasado indígena

En ese sentido, Diez llaves al pasado indígena es, también, un hecho de la arqueología: sacar piezas del museoy ponerlas en un libro, proponer otra mirada, permitir volver a ellas, detenerse, estudiarlas, y, al final, preguntarse de dónde venimos, cómo llegamos hasta acá, por qué.

“Me interesa mucho el presente y estas piezas lo son. Las vemos hoy, nos están diciendo algo sobre sus creadores, sus técnicas, los materiales -es cierto-, pero lo dicen ahora y las interpretamos a partir de lo que creemos o sabemos en la actualidad. Ellas son como un largo cordón que une momentos distantes: pueden hablar de quiénes las hicieron y también de nuestros museos, de cómo se exponen, de qué manera se cuidan. Han sido elegidas para estar en una vitrina: esa elección pertenece a este tiempo”, dice Silvia. Diez llaves al pasado indígena es, también, un libro sobre este tiempo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

arqueología

Te puede interesar