TECNOLOGÍA
Junto a este espacio, ubicado en el Aeropuerto Internacional de Griffiss, hay otros seis centros de este tipo en EE.UU.
Una coalición está creando un corredor aéreo para drones en el estado de Nueva York donde se puedan desarrollar sistemas de administración de tráfico y someterlos a pruebas de seguridad y rendimiento.
El corredor aéreo, que por el momento no cuenta con un nombre oficial pero sí con una inversión estatal de 30 millones de dólares, se extenderá 80 kilómetros (50 millas) al oeste sobre los campos de cultivo del Aeropuerto Internacional de Griffiss, una antigua base de la Fuerza Aérea en Rome, Nueva York, que ya alberga a una filial de la NASA que hace pruebas con drones.
El espacio estará equipado con sensores de radar y terrestres para permitir lo que el gobernador Andrew Cuomo presumió sería la zona de “prueba de drones más avanzada del país”.
El primer segmento del corredor fue lanzado el mes pasado por la Alianza de Investigación Aeroespacial, que es una coalición de entidades tanto públicas como privadas y de instituciones académicas en Nueva York y Massachusetts creada para que Griffiss funcione como una incubadora de la industria de drones.
El aeropuerto es uno de los siete lugares en Estados Unidos designado por la Administración Federal de Aviación (FAA) como un sitio para pruebas de sistemas aéreos no tripulados. Otros sitios para las pruebas están en Virginia, Dakota del Norte, Nuevo México, Texas, Nevada y Alaska.
Las pruebas en el aeropuerto actualmente están restringidas a un radio de 8 kilómetros (5 millas), en parte debido a que la FAA dictaminó que normalmente ese es el límite para volar más allá de la visión del operador.
Esto con excepción de circunstancias especiales, como las inspecciones en áreas de desastre. Esa regla evita que empresas como Amazon y Wal-Mart utilicen drones para la entrega de paquetes.
Las compañías podrán utilizar el corredor para probar sus equipos en el espacio aéreo donde aviones tripulados también pueden volar. Parte del concepto es para ayudar a la NASA a probar tecnologías que permitirán que la FAA cree regulaciones para abrir el espacio aéreo nacional a la industria comercial de drones.