Redacción El País
Ganar la lotería es un acontecimiento que cambia de manera fundamental el trayecto de vida de muchas personas. Algunos deciden compartir su alegría con sus familiares y amigos, pero otros prefieren ocultar la noticia y no contárselo a nadie.
Los motivos pueden ser muchos: temor a que les roben esa gran suma de dinero, a que los familiares se aprovechen de la situación o a que se les acerquen desconocidos con intenciones malintencionadas. Sin embargo, la razón por la que Sarah y Aldan Ibbetson -una pareja de Yorkshire, Inglaterra, que ganó la Lotería Nacional inglesa por £3.013.767 (US$ 3.808.376) en 2002-, decidió ocultar su premio se sale de lo común.
La pareja se enteró del premio mientras Sarah estaba de licencia maternal. "Estábamos en casa viendo el sorteo en vivo por televisión y primero pensamos que teníamos cinco números", explicó Sarah. Tener los cinco números les permitiría ganar £2.500 (US$ 3159); lo suficiente para reformar la cocina de su casa, una cosa que buscaban en el momento.
Cuando se dieron cuenta que tenían los seis números, lo que los hacía ganadores de £3.013.767 (US$ 3.808.376), la sorpresa fue mucho mayor. El premio les permitió primero mudarse a localidad Ilkley, en Yorkshire, y luego construir su propia casa de cinco dormitorios allí en 2014.
Cuando recibió el premio la pareja tomó la drástica decisión de ocultarle a sus tres hijos que habían ganado la lotería, al menos hasta que tuvieran la edad suficiente como para poder entender lo que significaba realmente esa victoria. El propósito, según narran al medio británico Yorkshire Evening Post, era mantenerlos "con los pies en la tierra". "Si no ordenan el cuarto no les damos mesada, como a cualquier joven", agregaron.
La familia también invirtió en una empresa de fabricación de matrículas, Number One Plates. Sarah aconsejó a aquellos que ganen la lotería que "se tomen el momento con calma" y "que no hagan compras apresuradas". "También recibir los consejos financieros de las personas que tenemos alrededor es importante", explicó.
Las primeras compras que hizo la pareja fueron un Porsche y un Mercedes-Benz, que pagaron con una tarjeta de débito. En la actualidad, la pareja se dedica a cuidar a sus hijos y lleva adelante un negocio de renovación de propiedades.