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Menos de diez minutos para salvar a recién nacido: operación inédita en el país

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Bebés prematuros. Foto: Pixabay

PEREIRA ROSSELL

El niño prematuro respiró a través de la placenta y el cordón umbilical hasta que le hicieron funcionar sus pulmones; padece un tumor gigante en el cuello

Santino cumple hoy cinco días de vida. Nació el viernes pasado a las 9 de la mañana en el Hospital Pereira Rossell y, su llegada al mundo, con solo 1.600 gramos y a las 31 semanas de gestación, no solo será recordada por su familia, sino por más de los 20 profesionales que intervinieron para que fuera posible. Santino ya ganó la primera pelea de su vida: respirar.

Una ecografía mostró que tenía una malformación congénita en el cuello. Una tumoración demasiado grande que le apretaría la vía respiratoria una vez que naciera y que le otorgaba un pronóstico indeseable: la muerte al nacer. Se trataba de un “teratoma gigante de cuello” en el lado derecho de su cabeza que iba a presentar un desafío inédito en la historia de la medicina uruguaya. Y ese momento llegó rápido: se programó la cesárea.

“Si no se hace un diagnóstico prenatal, estos niños llegan a tener un 100% de mortalidad”, afirmó Daniel Borbonet, director del servicio de neonatología del hospital, a El País. Esto se debe a que el tumor “comprime, lateraliza y desplaza tanto la vía digestiva como la tráquea”. Santino, cuyo caso es uno entre 80 mil nacimientos, tenía, además, otro pronóstico en contra: polihidramnios. Esto se refiere a una presencia excesiva de líquido amniótico alrededor del feto. Los ecografistas no vieron la cámara gástrica en las imágenes por lo que dedujeron que el esófago estaba comprimido por lo que no podría deglutir (no pasaba líquido al estómago); y, si pasaba eso, era probable que la tráquea también estuviese comprometida. “Es muy difícil hacer un diagnóstico de tumor que esté comprimiendo la vía aérea del feto”, reconoció.

Para la cesárea, le sonó el teléfono a Fernando Olivera. Este otorrinolaringólogo conocía una técnica que había visto en un congreso en 2006, sobre la que leía y se interesaba cuando se realizaban cirugías en el exterior, pero que, hasta el viernes, nunca había practicado. La primera pelea de Santino estaba a punto de comenzar cuando Olivera entró a la sala. Él, que se emocionó al contar la historia a El País, dijo que el apoyo de los neonatólogos, ginecólogos y anestesistas del hospital, entre otros técnicos, hizo que se ganara “el 50%” de la batalla.

Se decidió que se iba a realizar alguno único en el país: Santino sería sometido a una traqueotomía mientras seguía conectado a la placenta y, por lo tanto, respirando a través del cordón umbilical. “Sabía que tenía un tumor en el cuello pero no sabía ni a qué altura ni en qué lugar; si estaba en la cara o no o si le ocupaba la boca”, señaló.

La circulación placentaria solo permite mantener con vida a un bebé entre 30 o 40 minutos una vez que es retirado del útero de la madre. Pero, como explicó Olivera, no hay estudios que indiquen si el oxígeno llega al cerebro del recién nacido de forma estable durante todo ese período; por lo que es verdaderamente urgente resolver la obstrucción de la vía aérea. Olivera, en realidad, no recordó la cantidad exacta de minutos que tuvo para dejar funcionando los pulmones de Santino. Fue Borbonet quien lo precisó: no más de 10 minutos.

Bebés prematuros
Más de 20 profesionales intervinieron en el nacimiento de Santino, un caso único en el país.

El método tradicional de intubación estaba descartado puesto que, sí, el tumor invadía la boca. Olivera siguió con la fibrobroncoscopia nasal. “Capaz que podíamos ir por detrás de la tumoración; pero tampoco podíamos”, apuntó. La última opción era hacerle una traqueotomía no convencional casi a ciegas en el cuerpo de un bebé prematuro con una malformación. Esto se debía a que la circulación placentaria da un tinte violáceo al interior del organismo que dificulta la visión a través de las cámaras. Y, como la intubación no era posible, tampoco se tenía la referencia que brinda de la estructura de la tráquea. Un corte mal ubicado hubiera provocado una herida en las arterias carótidas y la muerte instantánea. Pero, de todas formas, Olivera la intentó por la parte baja del cuello. El orificio se hizo de manera perfecta y se le colocó la sonda correspondiente. “Por suerte salió todo bien. Hubo muchas cosas que entraron como en un puzle”, afirmó. Recién ahí se cortó el cordón umbilical. Recién ahí, técnicamente, se produjo el nacimiento de Santino.

Para Olivera esta operación es “un punto de partida” para resolver otras patologías que pueden ser hasta más sencillas que un teratoma gigante de cuello como, por ejemplo, la estenosis laringotraqueal (estrechamiento parcial o completo de la vía aérea superior). “Esta técnica puede salvarle la vida a muchos niños para que tengan la oportunidad de resolver otros problemas en un segundo tiempo”, expresó. Para Borbonet es “un avance” que aprovechan los jóvenes para mejorar y completar su formación profesional.

Qué es un teratoma gigante de cuello

Los tumores “gigantes” en el cuello del feto pueden alcanzar tales proporciones que las vías respiratorias fetales se distorsionan y se obstruyen. Además, estas masas gigantes pueden comprimir el esófago, lo que produce polihidramnios, que puede provocar complicaciones en el embarazo y un parto prematuro. Las masas gigantes en el cuello del feto, si no se las detecta, pueden ser mortales, dada la incapacidad de garantizar una vía respiratoria y ventilar al bebé tras el parto. Si la demora dura más de la cuenta, puede producirse daño cerebral.

Esto ilustra la importancia del diagnóstico prenatal y la planificación del parto entre diferentes profesionales, tal como destacó el director de neonatología del Pereira Rossel, Daniel Borbonet.

Segunda fase.

Borbonet ya había visto algún niño con un teratoma a lo largo de su carrera. Es más frecuente que aparezca en el coxis que en el cuello pero, cuando lo hace, recibe el nombre de “teratoma gigante de cuello” o, en términos no científicos, el “tumor monstruoso”. Hasta el viernes, nunca había visto un paciente que sobreviviera al parto.

¿Por qué se le dice de esa forma? Un teratoma es un tumor de células germinales que contiene mucho tejido embriológico como pelo, cartílago, dientes o uñas y adquiere grandes dimensiones. “Cuando ves la bibliografía y los diagnósticos no fueron prenatales, el 100% de los niños mueren porque no pueden respirar y no podés intubarlos porque te encontrás con una masa que comprimió la tráquea”, explicó. El diagnóstico prenatal tampoco es garantía. Si el bebé es desconectado de la placenta y no se procede con la traqueotomía, morirá en unos pocos minutos.

Santino respiró y lo sigue haciendo cinco días después. Pero le queda la segunda pelea: sobrevivir a la cirugía para extirparle el tumor. Ayer se le hizo una resonancia magnética y su caso está bajo estudio de un equipo de cirujanos pediátricos, cirujanos bucomaxilofaciales, anestesistas, entre otros. Se determinará si el teratoma tiene compromiso vascular y si puede ser retirado de forma total o parcial. “Nació a las 31 semanas; para nosotros –los neonatólogos– es una edad gestacional manejable, pero para un cirujano y un anestesista operar un teratoma de cuello con compromiso vascular y en un niño de 1.600 gramos es una cirugía de mucho riesgo”, relató Borbonet.
Hasta que se coordine la segunda intervención, Santino comparte CTI con los cuatrillizosque nacieron la semana pasada. “Pasamos una etapa. Vamos poco a poco. En 30 o 40 días, ojalá que tengamos al niño con su madre en su habitación”, añoró.

Otro nacimiento histórico en la semana.

Dos días antes del nacimiento de Santino, el Hospital Pereira Rossel tuvo otro hito: nacieron cuatrillizos después de una gestación de 32 semanas. Son tres mujeres y un varón, y nacieron con pesos que oscilaron entre 1.100 y 1.700 gramos. “Se encuentran en buen estado de salud, atendidos por el personal del CTI del nosocomio”, se informó en un comunicado de ASSE. Daniel Borbonet, director de neonatología del hospital, dijo a El País que se encuentran estables. En rueda de prensa, Victoria Lafluf, directora del Hospital Pereira Rossell, dijo que los niños son hijos de una pareja conformada por dos mujeres. Respecto a llevar adelante este nacimiento en medio de la emergencia sanitaria, Lafluf manifestó que “en este contexto sin dudas nos desafía más”. Además, la familia necesita colaboración. Las donaciones se recibirán en el hospital.

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