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La idea rondaba en la cabeza de Malcolm Alexander desde noviembre del año pasado. Trabajaba en el área de la comunicación, en la que los períodos postelectorales se caracterizan por un parate a la espera de lo que vendrá. Y enseguida venía el verano.

“Estoy separado y estas vacaciones a mis hijos les tocaba estar con la madre. Eran 17 días en los que iba a estar solo. Entonces dije ‘me voy de viaje a Europa’, ya que tengo una cantidad de amigos en varios países. Elegí España, Milán, Italia, Inglaterra, Polonia… y empecé a moverme. Me propuse filmar en cada lugar y después venir y editar ese material para ver qué pasaba”, contó el viajero.

El objetivo era crear un canal de YouTube siguiendo una recomendación de su hijo mayor, de 12 años. “Él siempre me hablaba de los viajes y de los youtubers. Cuando me puse a mirar lo que hacían, pensé ‘esto lo puedo hacer y lo puedo hacer bastante bien’. Vi cosas que podía encarar de manera distinta, con más historia y otro formato. No tengo 25 años, tengo 46 y le puedo dar un toque diferente”, consideró.

En su mochila cargaba años de viajar tanto por razones laborales y personales. Dentro de las primeras estaban sus tiempos de empleado de Johnson & Johnson y de American Airlines, otros como dueño de una agencia de comunicación y también su labor en una empresa americana de estética que lo hizo recorrer toda Latinoamérica y muchas veces EE.UU.

Por placer, en tanto, las razones viajeras pasaron por su amor por la música –fue DJ–, que lo llevó a concurrir a recitales de U2, Rolling Stones y otras bandas; su gusto por la aviación y una ascendencia escocesa que lo ha hecho interesarse mucho por la historia. “Mi viejo era escocés y sabía mucho de historia. Nació en 1934, tenía mucho bagaje cultural y yo aprendí mucho de eso”, señaló.

Pocos días después de retornar a Montevideo se declaró la emergencia sanitaria por coronavirus. “Por abril-mayo, que no se sabía hasta cuándo iba a durar, empecé a editar. Edité un video de Milán, lo subí y a la gente le gustó”, contó.

Fue la respuesta que necesitaba para lanzarse a hacer más videos. Estos no superan los 12 minutos y ofrecen piques interesantes tanto de lugares conocidos como poco visitados, todo eso con predominio de información histórica, musical y de cómo viajar en avión.

“Estoy sorprendido por las repercusiones, por la cantidad de gente que mira los videos. Me escriben de otros países, de Perú, de Colombia. Comparten los videos, se los recomiendan unos a otros, se suscriben al canal”, contó Malcolm con entusiasmo a El País.

Lo curioso es que la pandemia de la COVID-19 inauguró un tiempo de “no viajes”, por lo que imaginar que un emprendimiento de este tipo no podría prosperar hoy en día, tenía cierta lógica. Pero el efecto fue el contrario. “Es justo un momento muy ambiguo porque la gente quiere viajar y no puede. Pero me empezaron a escribir diciendo ‘viajamos a través de ti’ o ‘me contaste cosas que no sabía’”, destacó Malcolm.

Los videos se convirtieron tanto en un entretenimiento ideal para el confinamiento, como también en un insumo de información que la gente va guardando para futuros viajes.

“Tengo unos 15 videos pendientes que son 15 semanas, más o menos cuatro meses; estoy más o menos cubierto. Me están quedando ocho semanas y capaz que ahí se terminó la emergencia, así que me puedo tomar un avión e irme dos semanas a filmar algo”, añadió.

Le interesaría hacer una ronda más por Europa, donde le gustaría seguir con el tema de la Segunda Guerra Mundial que abordó al visitar Auschwitz. Ese destino lo marcó mucho. Su idea es ir a la capital alemana, visitar el campo de concentración de Bergen-Belsen, en el que murió Ana Frank, y el Museo del Holocausto, además de contar la historia del Muro de Berlín.

“Hay alguna capital más de Europa a la que quiero ir o a lugares que convencionalmente no se visitan como, por ejemplo, Islandia. Y al estar muy vinculado al tema del whisky y de todo lo que tiene que ver con Escocia por tradición familiar, quiero hacer un video de Las Rutas del Whisky. Es un muy lindo viaje”, apuntó.

El hecho de que se trate de videos de pocos minutos y, muchos de ellos, basados en visitas de pocas horas, caso de Copenhague en seis horas, habilita a que se puedan hacer segundas –o más– partes.

La producción y realización corre toda por cuenta de Malcolm, que edita, coloca subtítulos, musicaliza y busca información. “Lo hago todo solo”, dijo y eso tiene que ver también con el viaje en sí, lo realiza en solitario.

Las visitas que recibe su canal de YouTube lo hacen soñar con llegar al plan de monetización que este medio exige para ayudarlo sumando publicidad. Para ello debe contar con un mínimo de mil suscriptores y que lo vean cuatro mil horas en un año.

Mientras trabaja para alcanzar el objetivo que le permitiría seguir recorriendo el mundo, continúa recibiendo mensajes y visitas (views) de varios lugares y personas de procedencia y en cantidades que nunca imaginó. Como tampoco imaginó que se transformaría en un youtuber de viajes. "Lo más lindo de esto es encontrarte con la respuesta de la gente y con los comentarios; eso te motiva a hacer más. Para mí lo más importante de todo esto es que tenga cierta repercusión y que a la gente le guste”, concluyó prometiendo no detenerse.