El villano mayor de The Bourne Ultimatum es el venezolano Edgar Ramírez, lo que no deja de ser una de esas ironías típicas de Hollywood.
Graduado en Comunicación Social y con especialización en Ciencias Políticas, Ramírez se desmarca de los actores latinoamericanos en Hollywood por su pasión por la política, un aspecto siempre escondido entre los aspirantes a la fama en Estados Unidos y por darse el lujo de apostar al cine latino desde Caracas, donde actuó bajo las órdenes del uruguayo José Novoa en El Don.
Quizás su paso por la universidad y su compromiso en organizaciones para impulsar el voto en procesos electorales influyan en la forma en que Ramírez asume los papeles `hollywoodenses`: aunque de buenas a primeras parezca un matón, él construye el personaje como personas siempre confrontadas a `una ambigüedad, a una doble moral, algo humano que nos pasa a todos`, apunta.
El director Paul Greengrass comparte el punto: "La esencia de la fuerza de Edgar como actor es que es moralmente ambiguo. Puede hacer de un tipo bueno, puede hacer de un tipo malo; podría ser un tipo bueno que hace cosas malas o un tipo malo que hace cosas buenas", asegura. Para 2008, el actor que rechazó un papel en la exitosa Amores Perros`, volverá a la gran pantalla con Vantage Point`, enfrentando a Forest Whitaker y Dennis Quaid bajo la dirección de Pete Travis
Pero Ramírez no quiere quedarse en Hollywood. Próximamente debutará como productor de una película venezolana en la que también actúa titulada Cyrano Fernández. Será dirigida por Alberto Arvelo e inspirada en el Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand aunque ambientada en un barrio caraqueño y con un justiciero popular.