BUENOS AIRES | IGNACIO QUARTINO
Después de un año y más de 200 capítulos emitidos, Valientes llegó el miércoles a su fin en Buenos Aires. Así, los hermanos Sosa (Luciano Castro, Mariano Martínez y Gonzalo Heredia) cerraron uno de los ciclos más exitosos de los últimos tiempos en Argentina, con promedios de audiencia impensados para los tiempos que corren en televisión abierta, cada vez más condicionada por el crecimiento de la TV para abonados y otros medios alternativos.
Basta con repasar algunos números que dejó el último capítulo en canal 13: pico de 38 puntos de rating (promedio hogares de Ibope) tras treinta minutos de ficción y tres tandas comerciales en las que cada segundo costó 1.250 dólares (el más alto de la TV argentina). Además, en el promedio general, se convirtió en la novela más vista superando a éxitos de la misma productora como Sos mi vida (2006), Son de Fierro (2007), Por amor a vos (2008) y también de Telefé, como Los exitosos Pells (2008) y la recordadísima Montecristo (2006).
Por todo esto, a Adrián Suar, productor y padre de Valientes, poco le importó estirar el desenlace de esta historia, cuyas últimas entregas fueron fragmentos de los dos capítulos finales. No es para menos. Según textuales palabras del productor, se trata del "éxito más importante" de su carrera, no sólo por lo que dicen los números sino también por lo arriesgado de su apuesta. Esto se debe a que los protagonistas no estaban considerados en lo previo como "grandes figuras" de la talla de Pablo Echarri o Facundo Arana, cuyos cachets suelen superar ampliamente a los 18 mil dólares de promedio que percibieron Castro, Martínez y el ascendente Heredia. Por eso, Valientes marca un punto de inflexión en sus carreras y el inicio de una nueva generación de galanes.
Si el proyecto tuvo final feliz para los protagonistas en la vida real, ni que decirlo en la ficción. El desenlace, que en Uruguay se verá el lunes por Teledoce, tanto Leo (Castro) como sus hermanos Segundo (Martínez) y Enzo (Heredia), pueden decir que hasta el momento en que la gente los dejó de ver, se hicieron un excelente banquete de perdices.
Valientes no sólo es un éxito de audiencia. En enero, los tres galanes se instalaron en Mar del Plata, donde todavía permanecen para protagonizar la obra que lleva el mismo nombre de la ficción. Cada función suele estar colmada por 900 personas (mujeres en su totalidad) que pagan 500 pesos uruguayos para dar gritos de admiración.
ADVERTENCIA. Quienes no quieran saber más detalles del final de la tira, se aconseja no leer las líneas que siguen. A los que son un poco más ansiosos, lo más importante es que el más grande de los hermanos Sosa (Leo) deja a Juana (Eleonora Wexler) que se suicida y contrae enlace con Alma (Julieta Díaz). Para ellos queda reservada la última escena, en la que se los ve en una sala de parto, dándole la bienvenida a Roque, primer hijo de la pareja y cuyo nombre recuerda al del abuelo paterno, cuya vida fue arruinada por el villano Laureano Gómez Acuña (Arnaldo André) que termina preso de por vida.
Segundo, casado con Isabel (Marcela Klosterboer) desde hace un par de capítulos compran una casa en la playa, mientras que Enzo, después de su travesía en moto llega a la boda de Leo para reencontrarse con Andy (Eugenia Tobal) con la que coloca un taller de pintura junto a la madre de los Sosa (Thelma Viral). Lo que se dice, un final feliz.