Carlos Reyes
Dos comedias que han sido éxito de taquilla en otras latitudes se estrenan hoy, agitando un poco el llamado teatro comercial. En el Notariado, un elenco con caras de la televisión interpreta Taxi, una comedia de enredos que dirige Hugo Blandamuro y protagonizan Maxi de la Cruz, Diego Delgrossi y Daniela Marotta, entre otros.
En la Sala Teatro del MovieCenter, Pequeños crímenes conyugales propone otro tipo de humor, puesto que se trata de una comedia dramática en la que la risa está más jugada al agudo diálogo de una pareja, que en esta oportunidad integran Roberto Jones y Susana Groisman.
Ambas comedias hablan del matrimonio. En Taxi, un episodio callejero pone en descubierto la doble vida de un bígamo (Maxi de la Cruz), quien tiene que hacer lo imposible para que sus dos esposas (Alessandra Moncalvo y Daniela Marotta) no se enteren del asunto. Entran en juego dos inspectores, uno de cada distrito, y un vecino homosexual, completándose así el cuadro de confusiones y entreveros.
"Yo no quise ver la versión argentina -contó Blandamuro a El País-, para que no me condicionara. La obra la trabajé como un vodevil, más volcado al humor de situaciones que al chiste. La versión que hacemos es la latinoamericana, aunque tanto en el modo de hablar como en alguna situación que le agregamos, tomó una cosa más local."
Consultado sobre el trabajo de los actores, el director sostiene: "Este montaje me permite trabajar con la nueva generación de cómicos, porque los viejos capocómicos se van perdiendo y acá van surgiendo los nuevos. Mi gran interés fue que los actores no trabajaran como en la televisión, por lo que, por ejemplo a Maxi de la Cruz le marqué un estilo propio del teatro. Lo mismo con gente del carnaval, como Coco Echagüe. Y por otro lado, también están las mujeres, que además de su profesionalismo aportan su belleza. Porque acá lo que hay que hacer es crear los personajes, porque las situaciones ya están dadas".
Taxi, de Ray Cooney (el mismo de Money, money, money) tuvo una primera versión porteña en 1985, y 20 años después volvió a ser éxito de taquilla en Buenos Aires, interpretada por Carlos Calvo y Andrea Frigerio. Esa segunda versión funcionó mucho mejor que Taxi II, una algo descabellada segunda parte que no tuvo el gancho de la primera.
"Nuestra escenografía -afirma Blandamuro- son los dos apartamentos, armados a través de un único apartamento que con pequeños cambios se convierte en el otro. La idea nuestra es ser naturales, como los argentinos, que más allá del texto que trabajen, tienen una naturalidad brutal".
desmemoriado. "Fue bravo, porque es una pieza muy difícil", afirmó Dumas Lerena, director de Pequeños crímenes conyugales. "La mayor dificultad tiene que ver con el estilo de la pieza, que no es fácil de definir. Porque empieza como una obra policial, tiene luego algo de vodevil y termina como un drama filosófico. Mi principal preocupación con respecto a los actores fue limar esos pasajes, esos saltos en los estados de ánimo de los personajes. Fue arduo pero lindo, hasta que quedó todo integrado".
Esta obra, que Montevideo conoció en su versión porteña interpretada por Mercedes Morán y Jorge Marrale, se las ingenia para que un argumento inverosímil logre convencer a la platea. Víctima (real o fingida) de un accidente, un marido pierde la memoria, y llega a su casa sin reconocer siquiera a su propia mujer.
Comienza ahí un juego de recuerdos, de evocaciones, de mentiras y de trampas, que busca que el pobre hombre recupere su memoria, aunque pronto ese objetivo irá quedando relegado por otro más relevante: que la pareja aprenda a conocerse de cero, reedificando su relación desde una nueva mirada.
"Es extraño -dice Lerena- porque los dos personajes mienten sobre la mentira, provocando un humor especial, que deriva de lo dramático. Es un humor intelectual, no de vodevil, sino que tiene más que ver con una cosa más realista".
La eficacia de los textos de Eric Emmanuel Schmitt ya ha sido probada en la escena local, principalmente a través de El visitante, con Taco Larreta y Eduardo Schinca, y dirección de Bernardo Galli. Además, Lerena ya había dirigido de este autor El libertino, sobre la vida de Denis Diderot.
"El libertino era más intelectual, esta obra es más humana, más íntima, menos filosófica. Confieso que le tengo miedo al horario, porque vamos más temprano que lo habitual".
Un musical con ambiente de cabaret de los años `40
Otro título prometedor sube a escena hoy, en el Carrasco Lawn Tennis a las 21 hs. Es Esta noche... Lola Blau, que Marcelino Duffau dirige sobre texto de George Kreisler, pianista y autor de esta pieza musical que se ambienta en los cabarets de los años `40.
Lucía Sommer y Tito Prieto tienen a cargo representar la existencia de un personaje real, Lola Blau, actriz y cantante que debido a su condición de judía, debió abandonar Europa y radicarse en Estados Unidos en los duros tiempos del ascenso del Hitler.
Con Gustavo Di Landro participando desde el piano, los artistas interpretarán 16 canciones compuestas por el autor, con una música propia de los años `40 que recuerda a Kurt Weill. Escrita con la estructura de una pieza de cabaret, la obra juega a recrear la vida de esta artista por medio de un trabajo en el que las desventuras de la protagonista se confunden los medios expresivos del cabaret berlinés.
Ambientada por Ana Arrospide, la versión busca, según el director, "mostrar la toma de conciencia de una muchacha que vivía dentro de un termo y pensaba que Hitler no iba a hacer nada malo".