Una veintena de artistas en su contexto histórico

GUILLERMO ZAPIOLA

Decir que un libro de Paul Johnson resulta polémico es como afirmar que la lluvia moja. Salió a la venta "Creadores" (editado por Vergara), el último trabajo del historiador británico, y tendría que haber algunas discusiones.

Se trata de la recopilación de una veintena de ensayos no demasiado extensos (entre veinte y treinta páginas) acerca de artistas de diversas épocas, desde la Edad Media al siglo XX. La lista incluye escritores (Chaucer, Shakespeare, Jane Austen, Victor Hugo, Mark Twain, Eliot), músicos (Bach), plásticos (Durero, Turner, Hokusai, Picasso), arquitectos (Pugin, Viollet-le-Duc), vidrieros (Tiffany), modistos (Balenciaga, Dior) y hasta un cineasta (Walt Disney).

Creadores no tiene por cierto la amplitud de enfoque de otros libros de Johnson, y las afirmaciones polémicas asoman de cualquier manera menos que otras veces. No se encuentra aquí el lector con las novecientas y tantas páginas de La historia del cristianismo o La historia de los judíos, de Estados Unidos: la historia o Tiempos modernos, ni con el detallismo que parece agotar un tema de su obra maestra El nacimiento del mundo moderno.

CONTROVERSIAS. El Johnson de Creadores no es tanto el polemista de signo conservador de sus obras más populares, sino sobre todo el aficionado al arte (él mismo es un respetable pintor tradicional, sin pretensiones de vanguardismo) que proporcionó una amena crónica, más breve y notablemente informada, sobre El Renacimiento, donde tampoco faltaba, empero, la polémica: algunas de sus afirmaciones sobre los frescos de la Capilla Sixtina, por ejemplo, han puesto nerviosos a admiradores más acrílicos de Miguel Ángel. Sería deseable que su libro anterior, una muy personal y ambiciosa historia del arte titulada Art: A New History, fuera traducida al castellano. En un jugoso reportaje al autor en El País Cultural hay algunos adelantos del contenido de ese libro que resultan tentadores, aunque uno pueda sospechar que por momentos va a enojarse al leerlo.

Una forma de aproximarse a Creadores es considerarlo como una contracara de otro de los títulos más discutibles y acaso más débiles de Johnson, Intelectuales, cuyo retrato de Jean-Jacques Rousseau justifica, de cualquier modo, su existencia. Intelectuales era una serie de ensayos bastante venenosos sobre gente que a Johnson no le gusta (más bien en el plano humano que en el artístico), desde el ya mencionado Rousseau a Marx, Shelley, Sartre, Brecht y más lateralmente Lillian Hellman, Rainer Werner Fassbinder o Noam Chomsky.

En cambio, y con alguna excepción que sirve para establecer un contraste, Johnson se ocupa en Creadores de autores que lo motivan o atraen: Chaucer como el creador de la lengua inglesa; Shakespeare como "la personalidad más creativa de la historia humana"; Bach como un innovador no solamente en la música sino en la fabricación de instrumentos; el japonés del siglo XVIII Hokusai, con quien establece un interesante paralelo con Durero.

Los ensayos siguen una estructura similar: un resumen biográfico, ubicación del personaje en su contexto histórico, algunas consideraciones sobre las razones de por qué su obra vale. Johnson no teme contradecirse (la presunta importancia del componente genético ilustrada por la familia Bach, que proveyó numerosos músicos, parece negada por la historia de otros artistas), ni contradecir a otros: a su juicio, Mansfield Park es la obra maestra de Jane Austen, pese a que casi todos citen en cambio a Orgullo y prejuicio. Ninguno de los textos incluidos en el libro agota su tema, pero casi todos son una buena introducción al autor examinado.

El capítulo más polémico es seguramente el que contrapone a Pablo Picasso con Walt Disney, otorgándole más importancia en la cultura del siglo XX al segundo que al primero. Pocos intelectuales compartirán el punto de vista del autor, con la probable excepción de Sergei M. Eisenstein, quien consideraba a Disney un genio y una influencia mayor sobre su propia obra.