Una lectura más sobre los gestos solidarios

MATÍAS CASTRO

Alejandro Sanz dijo que la solidaridad de parte de ricos y famosos debería ser obligatoria. No le faltaba razón, especialmente teniendo en cuenta que en las últimas columnas se ha hablado sobre los distintos aspectos de las acciones solidarias de parte de las celebridades hacia los más necesitados. Algunas semanas atrás, por ejemplo, vimos una catarata de figuras estadounidenses trabajando activamente para juntar fondos de ayuda para Haití en una movida que podría considerarse sorprendente. Lo real y efectivo es que se juntó mucho dinero para esa causa, y se lo sigue haciendo.

"Que cada uno lo haga por lo que quiera, me da igual si lo hacen por moda, o lo que sea. Lo importante es que se haga. Ojalá esto sea una moda que dure siempre y que lo más `in` del mundo sea ayudar a los demás. Sea como fuere nos va a tocar hacerlo porque cada vez habrá más desastres y se va a necesitar más de nosotros. Yo lo haría obligatorio y ya. Lo de la solidaridad. El que no fuera solidario una multa inmediatamente", dijo Alejandro Sanz. Sus palabras cayeron en el momento justo, porque ayer se habló en este espacio sobre la polémica en África por las acciones solidarias de Madonna en Malawi.

Cuando Sanz se refirió a las modas como posible motivo para las ayudas a los pobres, mencionó uno de los puntos de la polémica en todo esto. ¿Una donación pierde validez si está motivada por la vanidad de un famoso? Desde el punto de vista práctico no la pierde. Desde el punto de vista ético puede ser cuestionada. En todo caso, y mirando el gesto desde el punto de vista práctico, el gesto ególatra de una celebridad que anuncia donar bondadosamente dinero a una causa social, también tiene el beneficio del ejemplo ante sus colegas. Ese sería, en parte, el razonamiento que hace Sanz con bastante razón. Este tema tiene unas cuantas puntas y puede ser un poco resbaloso aplaudir solamente porque se declaran buenas acciones, pero no hay que despreciarlas (al menos de primera).