Una historia de timadores listos con un buen elenco

Engaño. Adrien Brody, Mark Ruffalo y Rachel Weisz dan vida a "Los estafadores"

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GUILLERMO ZAPIOLA

Un elenco llamativo puede ser uno de los atractivos `a priori` de "Los estafadores", comedia dirigida por Rian Johnson y protagonizada por Adrien Brody que se conocerá desde mañana en carteleras montevideanas.

El film, en el que también actúan Rachel Weisz, Mark Ruffalo, Robbie Coltrane y el veteranísimo Maximilian Schell, ha podido ser descrito realmente como "una combinación de `film noir`, aventuras, drama, comedia y romance, donde nada es lo que parece". El asunto tiene que ver con dos hermanos (Brody, Ruffalo), huérfanos cuya rebeldía los obligó a cambiar permanentemente de padres adoptivos y que finalmente, por rencor hacia los niños "burgueses" que no querían jugar con ellos en el parque, se les ocurrió un ambicioso plan en quince partes para despojarlos de algunas de sus riquezas. El plan en cuestión fracasa, pero es apenas el comienzo de una vocación.

También comienzan los dolores de cabeza, porque en la vida de los hermanos interferirán diversos personajes, desde integrantes de la mafia rusa hasta una millonaria aventurera (Rachel Weisz) de quien uno de ellos habrá de enamorarse como corresponde. El director Rian Johnson recibió elogios por su película anterior, Brick (2005), con la que debutó en el largo y de la que, al igual que en su corto inicial Evil demon golfball from Hell! (1996) y en este nuevo film, también se desempeñó como libretista.

Típica película independiente, Brick obtuvo en su momento un premio especial del jurado en el festival Sundance, un galardón a director revelación en Sitges y distinciones de las asociaciones de críticos de Austin, Ohio Central y Chicago. Mezcla de film de adolescentes e intriga policial, Joseph Gordon-Levitt (el actor de 500 días con ella) interpretaba en él a un estudiante que investigaba un asesinato en su `high school`. Ha podido señalarse que en ese antecedente Johnson se vio constreñido por un presupuesto modesto, y que ha logrado librarse de esas limitaciones en este segundo largo en el que dispuso de menores restricciones en cuanto a diseño de producción, efectos especiales, intérpretes más notorios y escenarios más caros.

La crítica internacional ha observado también que el director emplea esos recursos para homenajear conscientemente al cine que prefiere, sobre todo el europeo de los años sesenta. Algunas referencias son incluso más antiguas: cuando el personaje de Weisz intenta introducirse en un castillo para obtener un incunable, Johnson la viste como una heroína de Louis Feuillade, el cineasta francés de "serials" del período mudo (Los vampiros, Fantomas), y toda la situación deriva en farsa a lo Blake Edwards (La pantera rosa). Una larga discusión de los personajes principales en un yate proviene aparentemente de La dama de Shanghai de Orson Welles. Un personaje lateral (el Bang Bang interpretado por Rinko Kikuchi) ha sido definido también como un Harpo Marx pirómano.

Una de las ventajas de disponer de un presupuesto desahogado es que la acción puede saltar de un lado a otro. Los personajes perpetran sus estafas a nivel global, mientras el libreto los conduce de Estados Unidos a Rusia, de Praga a Tokyo y a Tampico. El rodaje se llevó a cabo en lugares como Serbia, Rumania y Montenegro, aunque algunas de las locaciones rumanas suponen ser rusas. Ello habilita también para una reiterada broma: por razones que nunca se aclaran del todo, el personaje de Weisz parece conocer todos los idiomas del mundo, y siempre está allí para traducirle a los personajes masculinos cualquier cosa que alguien diga en francés, checo o ruso.

No es seguramente casual que Johnson haya reclutado al ilusionista Rick Jay, veterano de algunos films de David Mamet (un especialista en engaños) como narrador. Puede ser su manera de decir que no hay que creer realmente muchas de las cosas que se dicen o se ven en esta historia acerca de timadores listos.

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