Un padre preocupado (tarde) por sus hijos

MATÍAS CASTRO

Charlie Sheen entró al estudio agotado. Enfrentó a las cámaras por enésima vez, se sentó en el lugar de los entrevistados y puso su mejor sonrisa para responder. "Les dije a mis hijos: `los quiero. No me digan adiós, sino hasta ahora`. Y espero que sea rápido", contó emocionado en esta entrevista con la cadena NBC. La policía de Los Angeles le había retirado la custodia de sus gemelos de dos años.

Por alguna razón necesitó decirles que los quería cuando un policía se los llevaba, pero no cuando él se internaba en hoteles y en su propia casa para hacer fiestas interminables con actrices porno. En sus tiempos de fiesta apenas podía cumplir con sus obligaciones laborales, la diversión era mucha para compartir el tiempo. En todos estos años, además, sus relaciones de pareja siempre han terminado en peleas escandalosas, amenazas fuertísimas y divorcios aguerridos. Sus hijos apenas aparecían en su vida, al menos según lo que se veían en público, así que esa despedida de los niños parece más hecha ahora como para reivindicar su demacrada imagen que como una honesta confesión de padre arrepentido.

Es difícil saber, en función de lo que ha dicho y hecho, dónde guarda el vínculo con sus hijos.

"En el momento en que les hablo, no sé dónde están mis hijos, pero estoy en calma. No es una cuestión de emoción o de ego… La cuestión es concentrarme y saber qué debo hacer para lograr volver a tener a esos dos maravillosos niños en la casa donde merecen ser criados", dijo en el programa. Ante los hechos de que todo el planeta sabe del descontrol de su vida, que su trabajo en televisión está suspendido y que su reputación está en decadencia, solo le queda una solución: actuar como víctima. Y siempre aparecerá alguien que sienta empatía por las víctimas.

Es probable que ni siquiera sea una estrategia planificada y concienzuda, sino más bien la reacción de un tipo que luego de sobrevivir dos décadas o más con este comportamiento, se ha chocado consigo mismo.