Últimas peleas de Sly Stallone

Matias Castro

Rocky Balboa es una película honesta, melancólica y sencilla. A priori ninguno de estos adjetivos aparecían asociados con el proyecto de una sexta película del boxeador. Stallone estaba condenado desde hace varios años a hacer películas que en su país pasaban sin pena ni gloria y que a Uruguay llegaban directamente al videoclub. Cabía esperar, entonces, que la idea de retomar a este personaje (y a Rambo, cuya cuarta parte supuestamente está por empezar a filmar), respondía solamente a su intención de volver a buscar protagonismo y hacer un negocio más suculento que los que venía haciendo hasta ahora.

Sin embargo Stallone parece haber aprendido algo. Su personaje hace algunas reflexiones que son las que tal vez él debe haber hecho con el paso del tiempo. Si el actor se identificó en los `80 a través de Rocky y Rambo con cierto imaginario estadounidense (era el tiempo de las películas con tipos musculosos con armas que sin ayuda desfacían entuertos en países más primitivos), ya no lo puede volver a hacer. El personaje, y Stallone, ya probó las mieles del éxito y llevó triunfal la bandera de su país hasta Rusia y Afganistán (Rambo).

Por eso Rocky Balboa es melancólico, sencillo y luego honesto. Es viudo, regentea un restaurante que vive de su viejos triunfos, está distanciado de su hijo y está solo. La película podría haber sido su gran regreso con gloria, pero su pelea final es un gusto, un último desafío, casi como la película que filma Stallone.

Rocky Balboa

Ficha: Estados Unidos. 2006. Dirección: Sylvester Stallone.

Producción: Irwin Winkler, Robert Chartoff. Guión: Sylvester Stallone. Fotografía: J. Clark Mathis. Música: Bill Conti. Intérpretes: Sylvester Stallone, Burt Young, Antonio Tarver.

Atención a...

La pelea final es intensa y Stallone se arriesga a que el asunto, que podría ser el más atractivo para los fans, ocupe menos de la última media hora de película. Y por lo que se puede ver, algunos golpes lucen muy reales.

El estado físico de Stallone a sus sesenta años es admirable. Se podrá decir que es gracias a los esteroides, pero estos no funcionan si no se acompañan con horas de ejercicio diario, cosa meritoria.

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