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Gonzalo Cammarota : "Me doy cuenta que en la calle la gente me mira más que antes"

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Gonzalo Cammarota conducirá la versión local de "PH". Foto: Difusión

ENTREVISTA

Antes del estreno de la segunda temporada de "PH: Uruguay" por Canal 4, su conductor habló con El País e hizo un balance sobre la adaptación del formato televisivo

Desde que la adaptación uruguaya del formato PH: Podemos hablar llegó al Canal 4 en setiembre del año pasado, Gonzalo Cammarota notó una serie de cambios en su vida cotidiana. “Yo soy mucho de andar por la calle y me doy cuenta de que la gente me mira más que antes”, le dice a El País desde el otro lado de la línea telefónica.

Y ejemplos le sobran. “Llegás a la feria y pasás por al lado de alguien y ves que te quedan mirando y se arma un grupito en el que uno le dice al otro quien soy”, dice, entre risas. Pero también están los otros, que el conductor de PH: Uruguay define como “rebeldes”. “Justo estás pasando y se escucha a uno decir: ‘Yo no sé quién es y no me importa porque no miro televisión’”, describe con una carcajada. “La televisión abierta tiene un elemento único en cuanto a la masividad”, resume.

Para el histórico conductor de Justicia Infinita (Urbana FM), su vuelta a la televisión en horario de prime time tras su paso por otros canales  lo acerca a un público mucho más heterogéneo del que suele escucharlo en la radio o ver sus vivos en Instagram bajo su popular álter ego de DJ Sanata.

Pero Cammarota no solo lo nota cuando pisa la feria. “Durante el verano me fui al este y después a Salto, y tuve la oportunidad de que mucha gente me dijera que estaba copada con el programa. Ahí te das cuenta de que tenés otro alcance”, agrega.

Tras una primera temporada de 13 episodios, PH: Uruguay está listo para su regreso al Canal 4. Y esta noche, a partir de las 21.30, Cammarota volverá a vestir su traje de conductor para un programa que tendrá como invitados a la modelo Victoria Saravia, el virólogo Gonzalo Moratorio, la conductora María Gomensoro y el periodista Martín Sarthou.

Antes de la vuelta del programa, el comunicador habló con El País para hacer un balance de uno de los éxitos televisivos del 2020.

Esta noche se estrena la segunda temporada de PH: Uruguay. ¿Sentís que lograron dejar de lado el prejuicio que generó la propuesta de adaptar un formato internacional, y pudieron mostrar otra cara de la gente que vemos en los medios?

—Creo que quedó demostrado. El formato es muy respetuoso y nosotros queremos conocer más de nuestros invitados. Es importantísimo que no sientan que los obligamos a hablar de algo que no querían; queremos que pasen bien. Y contar algo que te angustia también es pasarlo bien porque te permite poner en palabras algo que te pasó. Ya sea en Argentina o Chile, todos somos personas que tienen una vida, y creo que si hacemos el programa con seis anónimos, también va a haber historias importantísimas.

—Lo más enriquecedor del formato se da cuando se generan charlas entre dos personajes que parecen tener muy poco en común, como pasó con Carlitos Páez Vilaró y Peke 77. ¿Recordás algún ejemplo que te haya sorprendido?

—El espacio del “Punto de encuentro” busca mostrar que a una persona como Carlitos Páez Vilaró, que anda en los 60 años y tiene una historia y un origen social determinado, le pueden pasar cosas similares a las de Peke 77. Me acuerdo que en el primer programa quedé sorprendido cuando dije: “Avancen al punto de encuentro todos los que tienen problemas para dormir”, y pasaron todos. Después se empezaron a pasar recetas, y tuve que decir: “Ojo, hay que consultar a un médico”. (risas). Me parece que el programa deja un mensaje que está bueno porque te deja ver que hay un montón de cosas que nos pasan a todos. En estos tiempos en los que estamos todos tan sensibles, fragmentados y con problemas para entender al otro, este es un programa para entender que todos tenemos muchas cosas en común.

—“El punto de encuentro” y el momento dedicado a lavarse las manos son dos de los espacios donde más se logra humanizar a los invitados. Ahí queda de lado el personaje que se muestra en los medios y se da espacio a los momentos difíciles de su vida. ¿Lo notás?

—Sí, y quedé tremendamente agradecido con la generosidad de los invitados de animarse a contar sus historias de vida. En muchos casos son muy traumáticos y angustiantes, pero no los buscamos por morbo, sino porque del otro lado hay un montón de gente que le está pasando lo mismo. Y es importante que sientan que no están solos. Lo digo porque a veces uno siente que es la persona más desgraciada de la faz de la tierra, pero está buenísimo que te den un par de cachetazos para entender que hay un montón de gente que pasó eso. De cierta manera, es una invitación a salir del dolor. Está bien sufrir, angustiarte y atravesar el duelo, pero también hay que volver a caminar. Está bueno saber que otros pasaron por momentos muy difíciles, pero que igual pudieron desarrollar una carrera y les fue bien.

—¿Se genera un clima diferente en el estudio cuando los invitados se abren de verdad?

—Sí. Estamos juntos mucho rato, y se va generando como una suerte de grupo y de vínculo lindo. Parece que cuando termina el programa es casi como que termina un viaje. Es como si nos hubiéramos ido de campamento juntos. Se genera una cosa muy linda y por eso queremos generar el ambiente para que los invitados se sientan cómodos. Queremos que sea especial venir al programa y que no lo vean como una carga.

—¿Cómo analizás el crecimiento de tu rol en la conducción de PH: Uruguay?

—Para el conductor es un programa muy exigente porque son muchos programas a la vez. A veces tirás una consigna, se va metiendo otro invitados y otras veces hablás con cada uno. Mis años como líder de campamento y mi manejo de asambleas en la FEUU me sirvieron muchísimo a la hora de ir viendo cuándo hablar y dejar hablar al otro. Eso te ayudar a ordenarte en tu cabeza porque cada programa es diferente. PH Uruguay es un desafío grande, pero siento que me he ido acomodando y que saca lo mejor de mí. Es muy importante no ponerse ansioso para escuchar realmente lo que te están diciendo. Muchas veces en televisión o en radio el tiempo es muy corto y querés que cuenten lo que querés escuchar, y si no pasa te termina viniendo la ansiedad. Lo importante no es solo hablar, sino también escucharse.

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