Jim Caviezel ha tenido un ascenso lento pero continuo desde su posición de aspirante a actor que servía pescado en un restaurante de playa en California, a estrella de cine, lanzando muy alto su carrera al protagonizar "La pasión de Cristo" en 2004.
A raíz del estreno de esa película, la carrera de Caviezel no despegó en la forma que podría esperarse del protagonista de una película que recaudó 350 millones de dólares sólo en Estados Unidos. Ha dicho que Hollywood le dio la espalda y no le ofreció papeles principales. Las películas que le siguieron, como Unknown (2006), Deja Vu (2006) y Outlander (2009), pasaron relativamente desapercibidas. La pasión de Cristo que presenta las últimas doce horas de la vida de Jesús y culmina con su crucifixión, fue criticada por su violencia gráfica y condenada en algunas círculos por antisemita.
"Yo no me di cuenta de que la película iba a suscitar tanta controversia, a decir verdad", asegura Caviezel en una entrevista telefónica. "Yo veo la historia de la crucifixión como una muestra de amor, del sacrificio máximo. Nunca como algo que habría de dividir. Más bien algo para reunir."
Siete años después, Caviezel está muy ocupado trabajando en una serie de televisión. Como estrella de la serie de suspenso de CBS "Person of Interest", él está grabando día y noche por todo Nueva York. Es duro para el cuerpo, nos dice, aunque no tan terrible como la hipotermia, la neumonía doble y la dislocación de hombro que sufrió al representar a Jesucristo. Pero de todos modos, muy duro.
"Estoy agotado", revela el actor de 42 años. "El 80 por ciento de los episodios se rueda en exteriores, así que dependemos de tener la luz adecuada. Ayer trabajamos hasta las 5 de la madrugada y me desplomé. Me acabo de despertar."
Seguramente eso es cierto. Son las 2 de la tarde y Caviezel tiene voz somnolienta.
Person of Interest presenta al protagonista, de 1.88 metros de altura, como el exagente de la CIA John Reese, que dejó atrás su oscuro pasado para convertirse en un justiciero que lucha por impedir asesinatos antes de que ocurran. Su compañero en esta cruzada es Finch (Michael Emerson) un acaudalado y excéntrico genio de la computación que ha perfeccionado un programa que permite identificar a los individuos que están a punto de involucrarse en delitos violentos.
Armado con esta tecnología de punta, Reese espía a las posibles víctimas y delincuentes por igual, interviniendo teléfonos celulares, rastreando con GPS a gente que no se sabe vigilada y siguiendo cada uno de sus movimientos con cámaras inalámbricas.
Si algunas de las personas que se ven en la pantalla no parecen actores, eso es comprensible: en muchas escenas, en lugar de contratar extras para poblar el fondo, el programa muestra a neoyorquinos de verdad dedicados a sus asuntos en las atiborradas calles de Manhattan.
"No tienen ni idea de que una cámara los va siguiendo", dice Caviezel con una voz traviesa.
A veces los peatones se meten a escena. En una ocasión, durante el rodaje del episodio piloto de la serie, en el que Reese va encubierto, Caviezel tenía un complicado maquillaje como un vagabundo barbudo y desaliñado.
"Andaba caminando por ahí pidiéndole a la gente algunas monedas... y un par de neoyorquinos se me fue encima", recuerda riendo. "Los asistentes de producción tuvieron que correr para decirles que estábamos filmando".
"Pero me volví un poco paranoico", agrega Caviezel, "pues en esta ciudad algunos tipos son, bueno, excelentes boxeadores, y no querría recibir un golpe atrás de la cabeza".
De ascendencia eslovaca e irlandesa, Caviezel creció en Mount Vernon, Washington, soñando con ser jugador de fútbol americano. Sin embargo, cuando estaba en la universidad, una lesión en el pie frustró esa ambición y entonces se dirigió a la actuación. A los 22 años, después de haber obtenido un papel como agente de una aerolínea en Mi mundo privado (1991), fue a Los Angeles, donde trabajó de mesero mientras hacía papeles pequeños en series de televisión, como Los años dorados (1992) y Reportera del crimen (1995).
El papel que le abrió las puertas fue el de un soldado pacifista en La delgada línea roja (1998), de Terence Malick. De ahí, Caviezel pasó a papeles protagónicos en Frequency (2000), Angel Eyes (2001), High Crimes (2002), El conde de Monte Cristo (2002) y Bobby Jones (2004), entre otros.
Veremos a Caviezel en Transit película de suspenso que está por estrenarse, y en Savannah, un drama basado en la vida real. Pero si a Person of Interest le va bien con el público, podrían pasar años para que regresara a la pantalla grande en algo que no fuera un trabajo ocasional.
¿Por qué atarse de manos en esta etapa de una carrera en el cine que ha estado avanzando tan bien? "Uno va por el mejor material", responde Caviezel. "La pregunta a la que tuve que responder era más bien: `¿Cómo dejaría de hacerlo?` Era uno de los mejores libretos que he leído". Lo que es más, a pesar del mortal calendario de producción, disfruta estar en la Gran Manzana. "Tiene una energía como ninguna otra ciudad en el mundo. La primera vez que vine aquí, hace años, quedé impresionado emocionalmente. Podía caminar 40 kilómetros al día y me sentía sensacional... después me subía a un taxi, me regresaba al hotel y cenaba un filete".
Estreno: El primer capítulo se verá por el canal Warner a las cero horas del miércoles.
"Fuimos más populares que los Beatles"
Caviezel, que está casado con una maestra y tiene dos hijos jóvenes, es un católico conservador que a veces habla en iglesias y conferencias religiosas. Hace cinco años, en oposición a una propuesta de reforma constitucional en Missouri, él se presentó en un anuncio de televisión para hablar en contra de las investigaciones con células madre tomadas de embriones. En general, sin embargo, él prefiere no abundar en sus creencias religiosas, sobre todo en una entrevista cuando acaba de levantarse de la cama.
"Las cosas pueden malinterpretarse fácilmente", advierte Caviezel. "Después tendría que volver a explicar lo que dije. Y mientras más hago comentarios al respecto, más me abro a eso. Algún día nos tomaremos un trago y hablaremos de eso", agrega con una risita.
El actor también tendría que volver a explicar algunos de sus comentarios anteriores sobre la reacción a La pasión de Cristo, en los que negó que implicaran que lo habían puesto en la lista negra.
"Lo que yo dije fue que la vida es difícil y no podemos quedarnos sentados, quejándonos de eso", explica Caviezel.
"La vida es lo que nosotros hacemos de ella. Eso es lo que es la fe. La gente ve la vida como lo que es justo y lo que es injusto, pero eso está fuera de nuestro control. Lo que está en nuestro control es la forma en que manejamos la situación y mantenemos una buena perspectiva de ella. "Si alguien se nos acerca en la calle y aúlla amarguras y maldiciones en contra nuestra, nosotros no tenemos que rebajarnos a su nivel", afirma. "Simplemente seguimos adelante"
Él puede al menos consolarse con el impresionante éxito de La pasión de Cristo. Con sus diálogos enteramente en arameo y latín, desdeñada por Hollywood, que la consideró un trabajo de vanidad de parte de Mel Gibson, la película terminó por recaudar más de seiscientos millones de dólares en todo el mundo, según la página web boxofficemojo.com, referencia de datos de taquilla de las películas de Estados Unidos.
"Por un momento, creo que fuimos más populares que los Beatles", bromea el actor sobre el asunto.
Opinión: "Yo veo la historia de la crucifixión como una muestra del sacrificio máximo".